Viernes de Crucifixión

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ÉL Escogió la Cruz

Actualmente podemos romantizar cualquier cosa, por eso no es de asombrarnos que lo mismo se ha hecho con la cruz. La cruz no fue símbolo del cristianismo los 300 años después que Jesús murió en una cruz. Era contra las reglas presentar, dibujar o mezclar arte y una cruz. Los padres de la iglesia dijeron eso, porque ellos vieron el uso de la cruz, vieron a Jesús morir en la cruz y no era nada artístico ni romántico, ni espiritual, porque era un instrumento de tortura y ejecución.
Como instrumento de tortura, era algo que no querías ver, no querías que nadie de tu familia lo viera porque era un símbolo de horror, vergüenza, emblema de angustia y dolor. Era ver la degradación humana en su máxima expresión.
Alejandro el Grande lo usó como método de ejecución y se expandió por todo el imperio romano. Las crucifixiones no se hacían en lo oculto, se hacía en lugares públicos, afuera del mercado, en los caminos, porque Roma quería que fuera ejemplo para quienes se querían rebelar contra ellos.
Además era una forma de sembrar terror y demostrar el poderío romano; era prohibido que un ciudadano romano fuera crucificado, era sólo para esclavos y enemigos de Roma o quienes se rebelaban contra el emperador.
Así que la cruz que actualmente exhibimos no tiene nada qué ver con la cruz de esa época. Pero eso lo arreglaremos hoy para tener claro el contexto. No es para que las elimines, sino para que sepas qué representa en realidad.
En la guerra judía del 65 al 70 d. c. fuera de Jerusalén cuando Roma destruyó Jerusalén, en un sólo día crucificaron a 500 judíos, Miles de crucifixiones se dieron desde Alejandro el Grande hasta Constantino. Con todas esas miles de ejecuciones, la razón por la que ahora es un símbolo para nosotros, no es por todas esas, sino por una sola.
Iremos a ese tiempo, para revivir el significado de la cruz, y sea algo intenso, fresco en nuestras mentes, de manera que nuestras emociones se desborden en esa cruz antigua.
Como cristianos es muy fácil decir que nuestro Salvador murió en una cruz, porque nos enfocamos en la parte que nos beneficia: ¡gracias a ese sacrificio nuestros pecados son perdonados! Y no vemos la cruz, sino a nuestros pecados siendo perdonados.
Leeremos la historia en Marcos que nos lleva de la mano, detalle a detalle. Algunos de esos detalles parecen inútiles, como cuando un amigo te narra algo que le pasó y te dice hasta de qué color era la casa, la temperatura de ese día, te dice quienes estaban ahí y son tantos detalles que a veces le pides que repita, porque te perdiste.
Mateo, Lucas, Juan, Marcos, saben que las personas querrán saber todo, es la historia más importante y la llenan de detalles, no tienen qué inventar, fue tan impactante que nunca lo pudieron olvidar.
Empieza la narración del arresto de Jesús, ahí se ponen como en cámara lenta y Marcos va de hora en hora, minuto a minuto en la narración.
Jesús es arrestado en el huerto del Getsemaní, lo llevan a donde están los líderes religiosos, quienes lo quieren matar a cualquier costo. No sólo lo quieren humillar o castigar, lo quieren matar. Pero saben que para ejecutarlo es necesario tener la autorización de Roma y para eso le inventan cargos: que era una amenaza al imperio romano, que era enemigo de César. Si no logran demostrar eso, Pilato dirá que es un asunto interno que lo arreglen entre ellos y ellos no pueden ejecutar a nadie.
Inventan crímenes que sean de interés a Roma. Lo arrestan, lo interrogan, le hacen preguntas, presentan testigos falsos, tan falsos que no se pueden poner de acuerdo entre ellos. Al final de las acusaciones se dan cuenta que no tenían nada para llevarlo ante Pilato. De pronto el sumo sacerdote le hace una pregunta que ya ha hecho en otras ocasiones, pero en esas otras ocasiones Jesús quedó en silencio, ahora, Jesús responde y les da la excusa. Jesús sabe que Su respuesta lo condenará a la muerte y así se cumple que a ÉL nadie le quita la vida, sino que ÉL la daría.
Pero Jesús se mantuvo callado y no contestó. Entonces el sumo sacerdote le preguntó: —¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?” (Marcos 14:61, NTV)
¿Eres tú el Ungido, a quién esperamos? Jesús lo ve a los ojos y responde.
Jesús dijo: —Yo Soy. Y ustedes verán al Hijo del Hombre sentado en el lugar de poder, a la derecha de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.” (Marcos 14:62, NTV)
Eso fue todo lo que quería escuchar, se rasga las vestiduras, lo acusa de blasfemia, de querer tomar el lugar del rey, o sea del César.
Muy temprano por la mañana, los principales sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley religiosa —todo el Concilio Supremo— se reunieron para hablar del próximo paso. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador romano.” (Marcos 15:1, NTV)
Ahora la acusación es del ramo Federal, si Pilato traga el anzuelo, Jesús será condenado a la muerte.
Pilato le preguntó a Jesús: —¿Eres tú el rey de los judíos? —Tú lo has dicho —contestó Jesús. Entonces los principales sacerdotes siguieron acusándolo de muchos delitos, y Pilato le preguntó: «¿No vas a contestarles? ¿Qué me dices de las acusaciones que presentan en tu contra?».” (Marcos 15:2–4, NTV)
Pilato no entiende el silencio de Jesús ¿por qué no se defiende? Pilato sabe qué está en juego. Jesús también lo sabe, los líderes lo saben. Si es declarado culpable, será condenado a morir en la cruz, si acepta ser rey de los judíos ¡será crucificado! Pilato no comprende ¡por qué no se defiende!
Entonces, para sorpresa de Pilato, Jesús no dijo nada.” (Marcos 15:5, NTV)
¡No lo puede creer! Pilato ha realizado muchos juicios y este es el momento que los acusados se tiran al piso, lloran, imploran, ruegan por su vida y decían lo que fuera con tal de no morir, pedían ser vendidos como esclavos, ser golpeados, encarcelados, pero no morir en esa cruz tan cruel.
Este es el momento que se dan cuenta que Pilato tiene en su mano el poder para darles la vida o la muerte. En otro evangelio narra que Pilato dice: ¿no te das cuenta que tengo el poder de darte la vida o mandarte a la cruz? ¡defiéndete! Pero Jesús no responde, porque ÉL ya ha decidido entregar Su vida y lo hace en sus términos al reconocer ser quién siempre dijo que era.
La historia nos dice que Pilato no quería ejecutar a Jesús ¡quería salvarlo! y diseña un plan: era el tiempo de la Pascua y para ganarse el favor del pueblo, solía liberar a un preso. Piensa que esa es la forma de salvar a Jesús, manda a llamar a un rebelde, acusado de asesinato, no era popular entre la gente. Lo presenta y dice a la multitud ¡no al sanedrín! ¿A quién quieren que libere? Esto es temprano por la mañana del día viernes.
Ahora bien, era costumbre del gobernador cada año, durante la celebración de la Pascua, poner en libertad a un preso, el que la gente pidiera. Uno de los presos en ese tiempo era Barrabás, un revolucionario que había cometido un asesinato durante un levantamiento. La multitud acudió a Pilato y le pidió que soltara a un preso como era la costumbre.” (Marcos 15:6–8, NTV)
¿Barrabas o Jesús? Pensó que la gente diría ¡Jesús! Porque era popular y muchos lo querían, así le diría a los líderes religiosos “Vox Populi, Vox Dei”. Sería un insulto para esos líderes, porque verían que la gente quiere más a Jesús que a ellos.
Además, Pilato sabe que los líderes religiosos le tienen envidia y celos a Jesús. Al hacerlo así Pilato no sería culpable de la sangre inocente y los líderes religiosos serían evidenciados y humillados frente la multitud.
«¿Quieren que les deje en libertad a este “rey de los judíos”?», preguntó Pilato.” (Marcos 15:9, NTV)
Sin embargo, en ese momento, los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que exigiera la libertad de Barrabás en lugar de la de Jesús.” (Marcos 15:11, NTV)
Tienen tantos años en el poder, que han repartido dinero y favores, que líderes del pueblo les deben. Incitan a toda su gente y gritan más fuerte. ¡Esto es mucha envidia, muchos celos! Pero recordemos que Jesús está ahí por que ÉL lo decidió, ÉL entrega Su vida ¡nadie se la quita!
Pilato les preguntó: —Entonces, ¿qué hago con este hombre al que ustedes llaman rey de los judíos? —¡Crucifícalo! —le contestaron a gritos.” (Marcos 15:12–13, NTV)
¡No es amigo de Roma ni de César! Merece morir.
—¿Por qué? —insistió Pilato—. ¿Qué crimen ha cometido? Pero la turba rugió aún más fuerte: —¡Crucifícalo!” (Marcos 15:14, NTV)
Pilato no encuentra una acusación real para crucificar a Jesús, pero la gente gritó más fuerte ¡crucifícalo! No queremos que lo castigues, lo queremos ver humillado públicamente, lo queremos ¡muerto! Para evitar un alzamiento popular, Pilato hace lo siguiente:
Entonces Pilato, para calmar a la multitud, dejó a Barrabás en libertad. Y mandó azotar a Jesús con un látigo que tenía puntas de plomo, y después lo entregó a los soldados romanos para que lo crucificaran.” (Marcos 15:15, NTV)
Por otro evangelio sabemos que lo quería soltar, quizá por eso lo mandó azotar, de manera que al verlo sangrando, la multitud y los líderes religiosos se compadecieran de ÉL, lo liberaran y no tuviera que matar a un inocente.
Muchos que era azotados ¡morían durante los azotes! Algunos inmediatamente, otros en las horas siguientes. Los soldados romanos usaban un látigo con largas tiras de cuero que se dividían en varias más, en cada punta un pico de hierro, piedras afiladas o vidrios que al ser lanzadas a la espalda se clavaban en la piel desgarrándole el músculo. A veces se acercaba tanto el soldado que el látigo rodeaba el cuerpo y se clavaba en el abdomen, en hombros, brazos, quitando la piel capa por capa. Siempre había un responsable que procuraba que el acusado no muriera en los azotes por la pérdida de tanta sangre, no siempre tenía éxito.
Quizá Pilato quiso mover a compasión. Después de ser azotado, lo traen de regreso y quiere soltarlo, pero la gente sigue diciendo ¡Crucifícalo! no es suficiente, lo queremos muerto, queremos que muera, llévalo a la cruz.
Los soldados llevaron a Jesús al patio del cuartel general del gobernador (llamado pretorio) y llamaron a todo el regimiento.” (Marcos 15:16, NTV)
Vamos a escuchar un canto, interpretado por nuestro hermano Alejandro Santaella y continuamos el tema.
Los soldados llevaron a Jesús al patio del cuartel general del gobernador (llamado pretorio) y llamaron a todo el regimiento.” (Marcos 15:16, NTV)
Quienes escuchan la narración conocen el palacio, saben dónde está el Pretorio.
Lo vistieron con un manto púrpura y armaron una corona con ramas de espinos y se la pusieron en la cabeza. Entonces lo saludaban y se mofaban: «¡Viva el rey de los judíos!».” (Marcos 15:17–18, NTV)
¡Debiste quedarte callado como otras ocasiones! Era mejor no decir nada.
Y lo golpeaban en la cabeza con una caña de junco, le escupían y se ponían de rodillas para adorarlo burlonamente.” (Marcos 15:19, NTV)
En esta escena que antecede la cruz no hay nada romántico, nada que querías oír o ver.
Cuando al fin se cansaron de hacerle burla, le quitaron el manto púrpura y volvieron a ponerle su propia ropa. Luego lo llevaron para crucificarlo.” (Marcos 15:20, NTV)
Lo escupen, se burlan de ÉL, lo golpean, le ponen la ropa sobre la piel desgarrada y vienen más detalles:
Un hombre (QUIERES SABER SU NOMBRE?) lamado Simón, que pasaba por allí (TE PREGUNTAS DE DÓNDE ERA?) pero era de Cirene, venía del campo justo en ese momento, y los soldados lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. )TE PREGUNTAS SI ESE SIMÓN TENÍA HIJOS?) (Simón era el padre de Alejandro y de Rufo).” (Marcos 15:21, NTV)
¿Por qué son importantes los detalles? Porque son personas que vivían cuando Marcos escribe la narración; esto es historia, no es leyenda, invento, no esfolklore, no han pasado ni 40 años de la ejecución cuando esto se escribe; y con los detalles está diciendo: si quieres, puedes ir y buscar a ese Simón, si él ya murió pregunta por sus hijos, ahí están los datos para que los encuentren.
Y llevaron a Jesús a un lugar llamado Gólgota (que significa «Lugar de la Calavera»). Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él lo rechazó.” (Marcos 15:22–23, NTV)
El lugar se llama Gólgota, si no eres de aquí te digo que eso significa “Calavera”. El vino mezclado con mirra era como un narcótico, para anestesiar, para no sentir dolor, pero ÉL lo rechazó.
Después Marcos llega a lo más importante de la historia, lo que la gente querría saber, pero de pronto los detalles terminan, ya no hay descripción minuciosa y a nosotros nos deja con más preguntas. Es el evento más importante, el que hace la diferencia y se queda sin detalles. Marcos sólo da una línea:
Y lo crucificaron. Repartieron su ropa, echando suertes para ver qué le tocaría a cada uno.” (Marcos 15:24, NVI)
¡No hay detalles de la crucifixión! Y la razón es porque quienes leen y oyen a Marcos ¡saben cómo es una crucifixión! Lo han visto muchas veces ¿para qué oír una más? ¿quién quiere recordar cómo es? además que por muy detallado que seas, no hay descripción que pueda hacer honor a lo que pasó Jesús.
No hay descripción porque para esos lectores, no hay misterio, no tienen qué preguntar ¿cómo es una ejecución? Para nosotros sí hay misterio, porque nunca escuchamos los gritos desgarradores, los llantos, no oímos el sonido de los clavos penetrando la carne, no olimos el olor de sangre, no fuimos salpicados, nunca tuvimos que voltear el rostro para no ver el horror, para nosotros la cruz es un ícono, algo que se hace arte, aretes, pulseras, stickers.
Ver a Jesús en la cruz, sobre el madero, ver a los soldados insertar esos picos entre los huesos de la muñeca, las manos crispadas, los brazos estirados al máximo. Después entre varios soldados levantan el travesaño para ponerlo sobre el palo vertical en tierra, el cuerpo colgado, soportando el peso en las muñecas.
Testimonios de personas que estuvieron en campos de concentración Nazi, dicen que cuando los nazis crucificaban a una persona, lo colgaban de las manos y duraba una hora con vida, porque cuando tu peso descansa en las muñecas, los brazos estirados al máximo, no puedes respirar, porque necesitas el impulso de los músculos de las costillas para exhalar. Cuando a esas personas les ponían peso en los pies, morían en apenas 10 o 15 minutos.
Los romanos saben esto, no quieren que sus víctimas mueran tan rápido, por eso a Jesús le flexionan las rodillas para colocar un trozo de madera dónde clavar sus pies. Así se puede impulsar para exhalar y prolongar su agonía.
Ahí está Jesús, colgado de la cruz por 6 horas, empujándose con la espalda herida, en ese madero rasposo, que, cómo carpintero, tantas veces trabajó.
Lo crucificaron a las 9 am y exhala su último aliento a las 3 pm. En la cruz dice 7 frases, todas cortas. En la última frase parece como que si se rindiera, como si de hecho diera Su vida, y dice:
“Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu”. Pero, nadie me quita la vida ¡YO…decido…darla! Morir en la cruz fue forzado en miles de personas, pero fue escogido, elegido sólo por una.
Los esclavos y disidentes, eran crucificados por su rebelión contra los romanos, Jesús es crucificado por tu rebelión y mi rebelión contra Dios.
No hay nada artístico, romántico, espiritual en la cruz. C. S. Lewis dice “Los crucifijos no se incluyeron en las artes, hasta que los últimos que fueron testigos de una crucifixión hubieron muerto”.
En el NT quienes vivieron en el 1er siglo, dicen que Jesús murió por nuestros pecados, fue el precio de nuestros pecados, los tuyos y los míos, y no fue cualquier muerte, sino una muerte que ni siquiera podemos imaginar. El apóstol Pablo dice:
Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!” (Filipenses 2:8, NVI)
Después de leer la historia y saber qué sucedió, el texto nos hace unas preguntas: ¿Qué haces con esta parte de la historia? Y, eso nos está diciendo el texto ¿qué vas a hacer? Es verdad que no podemos imaginar, describir el horror de la cruz. Aún así, es importante entender el significado y así entender el libro de los Hechos, que narra lo que hicieron sus discípulos.
Explica el entusiasmo y pasión de los discípulos por la que fueron por todo el mundo, cumpliendo su misión. Porque vieron el precio máximo pagado por Jesús, entregó SU vida, y no lo hizo en lo secreto, en lo oculto. Desde una noche antes, sabía qué levsucedería y lo hizo de todos modos. No por su rebelión, sino por tu rebelión y mi rebelión.
Mi respuesta cada vez que escucho esta parte es ¡Dios, quiero ser más obediente! Ayúdame a recordar cada día que el máximo sacrificio fue por mi pecado y se pagó en esa cruz.
Quizá desde que tienes memoria ves la cruz y no sabes porqué está en muchas iglesias, tu casa, en pulseras, cadenas, tatuajes. Quizá has estado alejado de quién ha pagado el máximo sacrificio por amor a ti y al escuchar esta historia, una vez más, algo ha tocado tu corazón. Es Dios quién te ama tanto, porque en esa cruz antigua de sufrimiento, dolor, vergüenza, es también la invitación que te dice: “He pagado el precio, no tienes que huir de mí, ¡no corras más!”.
Este es el día para que regreses, este es el día para que te rindas o te comprometas una vez más a ese primer amor. Ahora has recordado, o aprendido por primera vez que Jesús fue a la cruz por ti, hoy tú puedes responder a ese sacrificio diciendo: “Jesús, quiero que seas mi Salvador”. Gracias por morir en la cruz para Salvarme.
No se cuál será tu respuesta ¡pero debe haber una respuesta! Porque esa cruz está en medio de la historia como un recordatorio del amor de Dios, de nuestra rebelión y de nuestro perdón.
Toma unos minutos para reflexionar y responder como Dios te guíe a responder.
Si quieres orar para re comprometerte con Dios este es el momento, si lo quieres aceptar como Salvador este es el momento. Levanta tu mano.
Palabra de Dios
Oremos
Así de pies, vamos a recibir los elementos de la comunión. Cuando todos estén listos. QUE PASE MOISÉS.
Santa Cena.
Ofrenda
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