LA GLORIOSA GRACIA DE DIOS

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INTRODUCCIÓN

RECONOCER ES EL PRIMER PASO
El primer paso para dejar un vicio o mal hábito, siempre es admitir que tenemos problema o adicción que no podemos controlar. Si usted lee los 12 Pasos de la organización Alcohólicos Anónimos, encontrará que el primer de ellos es precisamente reconocer el problema:
Paso 1: “Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
Esto es algo que parece sencillo desde afuera, pero cuando es la propia persona que lucha contra la adicción, reconocerlo muchas veces es casi imposible. Desde afuera pensamos: “es evidente que tiene un problema, ¿cómo no lo ve?.
Y cuando esto ocurre, se dice que la persona está en un estado de negación, que no es más que el rechazo de la evidencia. La persona niega que existe un problema o minimiza su importancia y sus consecuencias. Es como aquel hombre que se decía a sí mismo: “yo no soy alcohólico, solo bebo para olvidar que estoy borracho”.
Pero la negación, amados hermanos, es uno de los estados más peligrosos en los que puede estar el ser humano. Negar que se tiene un problema cuando este problema es real, no permitirá a la persona buscar ayuda, y probablemente la conducirá a un estado miserable, y en muchas ocasiones, incluso hasta la muerte.
LA NEGACIÓN DEL PECADO
Este hecho siempre me ha llevado a pensar en la humanidad en general. Porque, si bien es cierto que no todos tenemos un problema con la bebida, ni luchamos con una adicción a las drogas, lo cierto es que todo ser humano tiene un problema con su pecado. Un problema que la gran mayoría niega que existe, o simplemente minimiza su importancia y consecuencias.
El ser humano vive en un estado de negación.
Bien podríamos decir junto con los alcohólicos anónimos:
Paso 1: “Admitimos que somos impotentes ante nuestro pecado, que nuestras vidas están gobernadas por nuestros deseos.
Sin embargo, hacemos todo lo contrario. El ser humano minimiza la gravedad de su problema, o busca justificarse de una u otra manera.
Pero, amados hermanos, y amigos que nos visitan, el pecado es el problema común que todo ser humano tiene, y es el problema más grave y que peores consecuencias tendrá al final del camino. Y puede que vivamos en negación, pero desde afuera hay uno que dice: “es evidente que tienen un problema, “¿cómo es que no lo ven?
LA LEY NOS AYUDA
Pero Dios, por su gloriosa gracia, nos ha dado un medio, un instrumento, que nos ayuda a reconocer la gravedad de nuestro estado actual. Dios ha dado a la humanidad su ley. Por medio de la ley de Dios, el hombre es confrontado con la gravedad el problema que tiene, su pecado. Y no solo con la gravedad del asunto, sino que es advertido de las consecuencias últimas de su problema.
Hace un par de domingos hablamos acerca de la Bondad de la Ley, y vimos cómo habían falsos maestros en Éfeso que usaban la ley de una manera incorrecta, porque en vez de usarla para mostrar el pecado y guiar a las personas al evangelio, éstos la usaban para justificarse a sí mismos. Como el alcohólico que ve en su borrachera algo de lo alardear.
Pero la bondad de la ley es que nos ayuda a ver nuestra condición. Nos confronta con nuestra incapacidad para ser buenos según el estándar de Dios. La ley de Dios evita que vivamos en negación. Sin embargo, la ley es inútil para salvarnos.
Dios no confronta al hombre para dejarlo en un estado de desesperación al ver su grave condición, sino que éste es el primer paso. Después de confrontarnos con su ley, Dios nos salva con su gracia. Nos muestra su misericordia.
Y esto es lo que Pablo quería reforzar en su carta a Timoteo. Por esto, mi argumento de esta tarde es:
Argumento: “Dios es digno de gloria por la gracia y misericordia que ha mostrado al pecador.”
Y veremos esto en la vida misma del apóstol Pablo a través de:
La gratitud expresada.
La gracia recibida.
La gloria merecida.
Así que te invito a que abras tu Biblia en 1 Timoteo 1, y vamos a leer nuevamente desde el inicio hasta el versículo 17.
Lectura: 1 Timoteo 1:1-17
1 Timoteo 1:1–17 NBLA
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios nuestro Salvador, y de Cristo Jesús nuestra esperanza, a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor. Tal como te rogué al salir para Macedonia que te quedaras en Éfeso para que instruyeras a algunos que no enseñaran doctrinas extrañas, ni prestaran atención a mitos y genealogías interminables, lo que da lugar a discusiones inútiles en vez de hacer avanzar el plan de Dios que es por fe, así te encargo ahora. Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera. Pues algunos, desviándose de estas cosas, se han apartado hacia una vana palabrería. Quieren ser maestros de la ley, aunque no saben lo que dicen ni entienden las cosas acerca de las cuales hacen declaraciones categóricas. Pero nosotros sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente. Reconozcamos esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los que matan a sus padres o a sus madres, para los asesinos, para los inmorales, homosexuales, secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado. Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante, con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero. Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda Su paciencia como un ejemplo para los que habrían de creer en Él para vida eterna. Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Oración

I. LA GRATITUD EXPRESADA (1 Timoteo 1:12)

CONTEXTO
Recordemos que la iglesia en Éfeso estaba teniendo problemas internos, ya que algunos de los maestros y líderes se estaban apartando del evangelio y estaban enseñando una doctrina extraña. Pablo había profetizado que esto pasaría en Hechos 20:28-32:
Hechos de los Apóstoles 20:28–32 NBLA
»Tengan cuidado de sí mismos y de toda la congregación, en medio de la cual el Espíritu Santo les ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con Su propia sangre. »Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre ustedes que no perdonarán el rebaño. »También de entre ustedes mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos. »Por tanto, estén alerta, recordando que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas. »Ahora los encomiendo a Dios y a la palabra de Su gracia, que es poderosa para edificarlos y darles la herencia entre todos los santificados.
Estos falsos maestros se habían levantado y estaba desviando a la congregación, por eso Pablo encarga a Timoteo que se quede en Éfeso para corregir y exhortar que no se ensañaran falsas doctrinas.
Después de exponer la motivación errada y el uso ilegítimo de la ley que los falsos maestros hacían en su enseñanza, Pablo cambia el enfoque en los falsos maestros, y lo pone ahora en sí mismo. Hace esto para usarse como ejemplo, no como un ejemplo de justicia, sino como un ejemplo de alguien que a pesar de ser tan malo, ha sido objeto de la gracia y misericordia de Dios.
LA GRATITUD DE PABLO
Pablo comienza agradeciendo a Cristo. 1 Timoteo 1:12Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio.
Esta gratitud es el producto de comparar su pecado con la benevolencia que Cristo tuvo con él.
Jesús lo había fortalecido, lo había llenado con poder para proclamar el evangelio. Lo encomendó y lo empoderó, teniéndolo por fiel para el ministerio, a pesar de que este mismo hombre se oponía al ministerio apostólico y la proclamación del evangelio. Humanamente hablando, Pablo era el que menos papeletas tenía para estar en el ministerio. Pablo era el equivalente de los terroristas musulmanes que atacan a la iglesia del Señor en los países árabes. Alguien que asesina, incendia, viola y tortura a cristianos únicamente por su fe, muy probablemente no se convertirá en predicador del evangelio.
Esto fue lo que pasó con Pablo.
Por esto, agradece a Cristo. La fortaleza y la confianza de Pablo no estaban en sí mismo, no estaban en su interpretación de la ley, sino en Cristo como su fuente. Mientras otros buscaban validarse a sí mismos por medio de la ley, Pablo reconoce que su validación viene únicamente por Cristo. La validación de Pablo no es interna sino externa. No es en sí mismo, sino en Cristo.
Pablo agradece que el Señor es quien:
Lo ha fortalecido.
Lo ha tenido por fiel.
Lo ha puesto en el ministerio.
En otras palabras, el ministerio mismo es una muestra de la gracia de Dios. Como si la salvación fuera poco, que no lo es, Pablo está maravillado y agradecido de que Dios además de salvarlo, lo haya encomendado con la tarea más importante, la proclamación del evangelio.

II. LA GRACIA RECIBIDA (1 Timoteo 1:13-16)

La gratitud expresada por Pablo es la consecuencia de la gracia recibida. Es la condición previa a ser salvo lo que lleva a Pablo al asombro por la gracia que Cristo le mostró.
El apóstol, lejos de vivir en negación de su pecado, rápidamente admite cuál era su problema. Pablo confiesa su blasfemia y su violencia antes de conocer al Señor. De hecho, los términos que usa son estos:
Blasfemo: Esto nos habla de pecados de la lengua. Pablo hablaba maldades contra Cristo, no entendía que Cristo era en efecto Dios. Negaba su deidad blasfemando su nombre.
Perseguidor y agresor: Esto nos muestra los pecados contra el prójimo, juzgándolos injustamente, asesinando y maltratando al pueblo de Dios.
De hecho, estas dos descripciones de sí mimo encierran toda la ley. Al ser blasfemo incumple la primera parte de los 10 Mandamientos que regulan nuestra reverencia y relación con Dios. Al negar la deidad de Cristo, está blasfemando en contra de Dios. Y con su violencia, Pablo incumplía la segunda parte de los 10 Mandamientos, que regulan nuestra relación con nuestro prójimo.
Pablo ve su pasado a la luz de la ley, y lejos de alardear se describe como un completo pecador. Pablo entendió la gravedad de su condición, al considerarse a sí mismo como aquel que no cumplía ninguna parte de la ley.
Cuando Pablo menciona a los destinatarios de la ley en 1 Timoteo 1:9–10Reconozcamos esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los que matan a sus padres o a sus madres, para los asesinos, para los inmorales, homosexuales, secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina”, se está viendo a sí mismo en esa descripción.
La ley fue dada para que Pablo entendiera su pecado.
Romanos 7:7–11¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡De ningún modo! Al contrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la ley. Porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia, si la ley no hubiera dicho: «No codiciaras». Pero el pecado, aprovechándose del mandamiento, produjo en mí toda clase de codicia. Porque aparte de la ley el pecado está muerto. En un tiempo yo vivía sin la ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí; y este mandamiento, que era para vida, a mí me resultó para muerte; porque el pecado, aprovechándose del mandamiento, me engañó, y por medio de él me mató.
EL PECADO IMPERDONABLE
Pero, no termina ahí, lejos de quedarse en la desesperación por su incapacidad para cumplir la ley, Pablo recuerda la misericordia que el Señor le mostró.
1 Timoteo 1:13… Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad.
Algo importante que debemos entender es que la ignorancia y la incredulidad son condiciones que todo ser humano comparte. Cualquier pecado hecho en un estado de incredulidad e ignorancia es perdonado. Pero hay un pecado que no puede ser perdonado.
El Señor Jesús habló acerca de esto en Mateo 12:31–33»Por eso les digo, que todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. »Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero..….
Muchas personas piensan que este texto se refiere a no permitir sanaciones o no hablar en lenguas en la iglesia. Nada más lejos de la realidad. La blasfemia contra el Espíritu Santo es el rechazar la verdad que el Espíritu de Dios nos revela acerca de Cristo. Es entender completamente la verdad que el Espíritu de Dios nos muestra, y aún así, rechazarla.
El mismo Señor dijo en Juan 15:26Cuando venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de Mí”. Rechazar este testimonio es la blasfemia contra el Espíritu de Dios, es negar la verdad del evangelio habiéndola entendido en verdad.
El autor de Hebreos dice esto mismo cuando se refiere a aquellos para quienes ya no hay esperanza en Hebreos 6:4–6Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, pero después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y lo exponen a la ignominia pública.
Hebreos 10:29¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merecerá el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?
Una persona que entiende el evangelio, cuyo entendimiento ha sido iluminado por el Espíritu de Dios, y ha recibido el testimonio acerca de Cristo, pero luego niega el evangelio, es una persona que no peca por ignorancia sino que peca con pleno entendimiento de la verdad. Este es el pecado de la apostasía, el pecado imperdonable al rechazar el testimonio del Espíritu Santo acerca de Cristo.
Pero este no era el caso de Pablo. El apóstol no era como los fariseos en el tiempo de Jesús que resistían y blasfemaban contra el Espíritu.
Pablo no está buscando excusarse, ni mucho menos decir que no era culpable porque era ignorante, no lo que está haciendo es decir que su pecado era producto de no entender el evangelio. Esto no hace que el pecado sea menos pecado, pero sí hace posible el arrepentimiento. Quien ha entendido el evangelio, y aún así lo ha negado, ya no se le puede llamar al arrepentimiento, porque no hay nada fuera del evangelio a lo que podamos apelar. Si ya Cristo ha sido presentado delante de ellos, y aún así, lo niegan, entonces no hay ninguna otra opción más que el castigo eterno como nos dicen los dos pasajes en Hebreos que acabamos de leer.
Una persona ignorante y sin entendimiento confía en la ley o en sí mismo, como era el caso de los falsos maestros, se puede arrepentir. Y esto es lo que Pablo anhelaba para aquellos que enseñaban una doctrina extraña en Éfeso. Por esta razón, el encargo de Timoteo no era condenar a los falsos maestros, al menos no al principio, sino a que los corrigiera y los llamara al arrepentimiento. Más adelante en la carta vamos a ver que al no haber arrepentimiento, sí se procede a denunciar a los falsos maestros públicamente.
Por eso, Pablo dice que Cristo mostró su misericordia, porque él no había negado la verdad, sino que era un ignorante. De nuevo, esto no excusa ni exime de culpabilidad a ningún pecador, sino que hace posible su arrepentimiento como en el caso de Pablo.
GRACIAS SOBREABUNDANTE
De hecho, Pablo describe su pecado como abundante, habla de la grandeza de su pecado, y luego afirma que la gracia fue sobreabundante. Es decir, a pesar de que su pecado fue mucho, la gracia fue mucho más. 1 Timoteo 1:14Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante, con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús.
Esta gracia recibida por Pablo fue sobreabundante.
La grandeza el pecado humano es inmensa. Si nosotros pudiéramos ver con claridad la gravedad de cada pecado que se comete cada día por cada ser humano, sería abrumador. La cantidad de maldad sería insoportable ante nuestros ojos. Hay personas que incluso evitan las noticias para no tener que escuchar tanta maldad día tras día, tanta corrupción, tanta violencia, tanta inmoralidad, tanta impunidad.
Sin embargo, por grande que sea la maldad del ser humano, mayor es la gracia de nuestro Señor.
En Romanos 5:20–21La ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia, para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor.
Es un poco frustrante predicar acerca de esto, porque amados, no hay ilustración ni ejemplo que yo pueda usar para ayudarnos a comprender cuán grave, grotesco y asqueroso es nuestro pecado.
Pero la Biblia da testimonio, de que aunque es muy grande, la gracia de Cristo es infinitamente mayor. Y esto amados es el evangelio del que Pablo habla en 1 Timoteo 1:11según el glorioso evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado.
PALABRA FIEL Y DIGNA
Pablo enfatiza esto, en el siguiente versículo usará una expresión que aparecerá cada vez que el autor quiere afirmar con total convicción la veracidad de lo que va a decir.
1 Timoteo 1:15Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos…
Es un dicho que refleja la importancia de lo que se dirá a continuación, como cuando Jesús decía “de cierto, de cierto os digo
En contraste con las vanas palabrerías e inútiles discusiones, lo que Pablo va a decir debe ser aceptado por todos. En otras palabras, es completamente confiable, ¿qué es lo que lo hace tan confiable? Ciertamente no es que Pablo lo diga, sino el contenido mismo de las palabras.
Conexión con el evangelio
1 Timoteo 1:15Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero.
Volviendo a la ilustración el principio, el primer paso para cambiar es admitir que tenemos un problema. El Señor Jesús dijo en Lucas 5:32No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” Pablo admite que él es el primero de los pecadores, el más grande de todos. La pregunta es, ¿qué haremos nosotros?
Amado amigo, cuando ves tu vida a la luz de la ley de Dios, ¿cómo te declaras? ¿inocente o culpable? Acaso puedes decir que:
Amas a Dios por sobre todas las cosas.
Que no tienes ídolos en tu corazón.
Que no tomas el nombre de Dios en vano.
Que santificas el día del Señor.
Que honras a tu padre y a tu madre en todo.
Que no comentes asesinato ni tienes resentimiento contra nadie.
Que no cometes adulterio ni tienes pensamientos de lujuria.
Que no robas (esto incluye a Dios de su gloria).
Que no has mentido nunca.
Que no codicias ni tienes envidia de nadie
¿Puedes decir que has cumplido todo esto a la perfección todos los días de tu vida en cada segundo de tu existencia?
Amado amigo, si tu respuesta es sí, entonces eres como el borracho que no reconoce su problema, estás en un estado de negación. La ley de Dios es clara, y la evidencia en tu contra también lo es. De la misma forma que Pablo, y espero que también que cada uno de los que somos miembros de esta iglesia, debemos decir “yo soy ese pecador.
De nuevo, el primer paso es reconocerlo. Solo así estaremos dentro del grupo de personas a los que Cristo vino a salvar. Y no es que haya un grupo que no necesite ser salvado, sino que se trata de personas que niegan su problema y creen que no necesitan ser salvados.
La ley no fue dada para el justo, sino para el pecador, para que reconozca su condición, y entonces corra a los brazos de Cristo, quien vino a este mundo a salvar a los pecadores. Es lo que te animo a hacer hoy. Reconoce tu pecado, y pon toda tu confianza en Cristo hoy. Si esto es algo que Dios te está llamando a hacer, me encantaría hablar contigo al final de este sermón.
Y si por el contrario, crees que eres un pecador tan grande que no tiene salvación, solo mira a Pablo, si hubo salvación para él también lo puede haber para todo aquel que por ignorancia e incredulidad no haya recibido ni abrazo en el evangelio.
Algunas veces hay personas que se asombran de que quienes eran criminales ahora han abrazado el evangelio, y dice: “ahora sí, después de todo lo que hizo quiere seguir a Cristo.” Amados, este es el punto, Cristo vino a salvar a los pecadores, a los malvados, no a los justos. Mejor eso a que sigan delinquiendo, ¿no?

III. LA GLORIA MERECIDA (1 Timoteo 1:17)

Hemos visto la gratitud expresada y la gracia recibida en la vida de Pablo. Y finalmente, vemos ahora la gloria merecida.
La detallada explicación que Pablo hace del evangelio tiene como respuesta final una expresión de adoración y alabanza por la gloria de Dios mostrada a través de su misericordia. En este punto, debemos recordar nuestro argumento de hoy.
Argumento: “Dios es digno de gloria por la gracia y misericordia que ha mostrado al pecador.”
Esto es lo que hace Pablo. Ver la abundancia de su pecado, y contrastarla con la sobreabundancia de la gracia de Dios, lo lleva a adorar.
De hecho, esta idea de gloria Pablo la introduce en 1 Timoteo 1:11según el glorioso evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado.” Y luego, en este evangelio glorioso lleva a Pablo a dar gloria y honor a Dios por los siglos de los siglos (1 Timoteo 1:17).
La realidad hermanos, es que el evangelio es glorioso porque muestra la gloriosa gracia de Dios. Por eso he llamado así este sermón, porque es el glorioso evangelio dela gloriosa gracia de Dios lo que Pablo está enseñando.
No es un casualidad en absoluto que Pablo haya mencionado esto en su carta a los Efesios (Efesios 1:5–6nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad, para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.”)
Cuando un pecador intenta llegar al cielo por sus propios méritos, lo que está buscando es la gloria. Es decir, alcanzo el cielo porque me lo he ganado con mi esfuerzo, soy tan bueno que merezco el cielo. Soy tan bueno que Dios mismo me debería recompensar por la eternidad con gozo y paz eternas. Quien cree en su propia fuerza busca su propia gloria. Yo puedo. Yo soy bueno.
Por eso, solo el evangelio da gloria a Dios, porque se hace evidente que es imposible para el ser humano. Pero, a pesar de la maldad, Dios muestra su bondad al darnos lo que no merecemos. Dios muestra su misericordia y su gracia. Y quizás sea bueno en este punto
Misericordia es no darnos lo que merecemos, es decir el castigo eterno.
Gracia es darnos lo que no merecemos, es decir la vida eterna.
Por eso el versículo 17 comienza con la frase “por tanto”, porque después de explicar el evangelio en detalle, Pablo dice: “por esta razón, por causa del evangelio y de la misericordia y de la gracia que Dios nos ha dado, por esta razón, sea Dios exaltado y digno de gloria y honor por los siglos de los siglos.
Aplicación:
Y amados hermanos, esta verdad del evangelio debe afectar nuestra vida de tres formas:
Impacta cómo evangelizamos (usando la ley para persuadir y buscando la salvación de los demás como Pablo hizo con los falsos maestros).
Impacta nuestro orgullo (ninguno de nosotros mira su pasado y se enorgullece, sino que recordamos lo grande de la misericordia y la gracia de Dios).
Nos lleva a maravillarnos cada día por el evangelio (Pablo, aún después de tantos años, siguió dando gracias a Dios por el evangelio, y adorando a Dios por el evangelio. Si no tuvieras más bendiciones que el evangelio solo, ¿sería esos suficiente para producir en ti la misma adoración que produjo en el corazón y los labios de Pablo?).
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