El Hijo Caracteristicas Hebreos 1:3

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Estudio Biblico, carta a los Hebreos

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Hebreos 1:2–3 RVR60
2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

INTRODUCCIÓN

Hasta ahora hemos aprendido que Dios nos ha hablado. Y que Su palabra definitiva a la humanidad llega encarnada en nuestro Señor Jesucristo, a quien nuestro autor llama el Hijo.
Dios no nos habla ahora por los profetas, sino por su Hijo.
Como sabemos Jesucristo no es sólo el mensaje de Dios encarnado, sino Dios mismo encarnado.
Dios nos habla en Jesucristo, no sólo por medio de sus palabras, sino también a través de su vida, sus actos y supremamente como se enseña en Hebreos a través de su obra propiciatoria.
Con nuestra traducción, «por el Hijo», el texto nos da la impresión de que la comunicación de Dios por medio del Hijo y de los profetas es esencialmente la misma. Pero «en Hijo» nos habla de la encarnación, de la presencia de Dios mismo en Jesucristo, de que Jesucristo no es sólo un canal utilizado por Dios para su comunicación, sino que es Dios mismo manifestado «en forma comunicable», de una manera comprensible para los hombres. Jesucristo no es sólo un hombre inspirado por Dios, sino una persona divina que nos habla
Aquí está el meollo del contraste entre el mensaje de antes y el de ahora. En ambos casos Dios habla. Pero ahora el mensaje no es sólo perfecto por ser definitivo sino por el vehículo de su transmisión. En el Hijo es Dios mismo quien nos habla directamente. Jesucristo no es un portavoz humano que, por recibir un mensaje especialmente significativo o por tener un oído especialmente afinado al mensaje de Dios, merece ser considerado algo más que un profeta. No es un ser humano cualquiera al que por sus méritos y vida santa Dios haya elegido para elevarle a un rango superior al de los profetas. Es Dios mismo en forma humana. Cuando los padres escuchaban a los profetas, estaban en presencia de hombres, hombres pecadores, hombres limitados, aunque utilizados por Dios para transmitirles el mensaje. Cuando nosotros escuchamos a Jesucristo, ciertamente estamos en presencia de un hombre por cuanto Él se hizo verdadero hombre, pero estamos en presencia de algo más: de Dios mismo.
Y éste es el tema que ahora el autor nos explicará más ampliamente en los textos siguientes.
De manera que el autor deja momentáneamente el tema del mensaje de Dios (en el capítulo 2 seguirá con el tema) con el fin de explicarnos la gloria del mensajero.
Así que en este estudio vamos a considerar la gloria y dignidad de nuestro Señor Jesucristo. Hablaremos un poco de la Cristología.

LA SEGUNDA PERSONA DE LA TRINIDAD

Desde los primeros siglos de la Iglesia cristiana, los teólogos ortodoxos siempre han empleado una pequeña fórmula para referirse a la divinidad: un Dios en tres Personas.
No es una frase bíblica, por lo cual no hay obligación de suscribirla como divinamente inspirada.
Pero tampoco debemos desecharla sin haber comprendido por qué llegó a ser formulada, y sin considerar si hace justicia a lo que la Biblia revela en cuanto a la naturaleza de nuestro Dios.
Hebreos 1:2 RVR60
2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
En este pasaje se nos indica que el Hijo es la persona divina que tiene la característica de la comunicación. Por esto Juan le llama el Verbo.
Juan 1:1 RVR60
1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
La palabra Verbo se traduce también en algunos diccionarios del griego Bíblico como mensaje, comunicación o enseñanza.
De manera que Cristo es el Mensajero y ese mensajero era Dios mismo.
Este mensajero tiene la función de dar a conocer a Dios.
Juan 1:18 RVR60
18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Y lo da a conocer, no por ser un mero heraldo que habla en nombre de Dios, sino porque Dios está en Él.
2 Corintios 5:19 RVR60
19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Pero ¿por qué llamar «Hijo» a éste que viene a comunicarnos el mensaje definitivo de Dios?
Alguien diría: «Esto es muy fácil; porque fue engendrado por obra del Espíritu Santo en la virgen María».
Ahora bien, es cierto que Jesucristo empezó a vivir como hombre cuando nació en Belén.
Pero el Hijo, el Verbo, la segunda persona de la Trinidad, no comenzó a existir a partir de Maria. En aquel momento tomó forma humana, pero su existencia es eterna.
Él era «en el principio». Él mismo pudo decir: «Antes que Abraham fuese, yo soy»
Juan 8:58 RVR60
58 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
Todos los textos cristológicos del Nuevo Testamento coinciden en esto.
En Filipenses 2. Pablo nos recuerda que antes de que el Verbo tomara forma humana, estaba en forma de Dios.
Filipenses 2:5–7 RVR60
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
En Colosenses 1. Se nos enseña que el Verbo es la imagen del Dios invisible, el Creador de todas las cosas y aquel que es antes de todas las cosas.
Colosenses 1:15–17 RVR60
15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
Juan 1. Nos dice que el Verbo era en el principio con Dios y que era Dios.
Aquí mismo en Hebreos, se nos dirá en la frase siguiente que fue por el Hijo que Dios hizo el universo, por lo cual el Hijo existía antes de la creación del mundo.
Un hijo humano necesita un padre y una madre. En su humanidad, Jesús también necesitó ser engendrado por el Espíritu Santo en María. Pero no es así en su naturaleza eterna. Él procede del Padre.
Por esa razón, debo decir además que no es correcto que digamos que Maria es la madre de Dios. Ella no pudo otorgar a Jesús una existencia que Él ya tenía desde el principio.
Precisamente con la naturaleza divina del Hijo, María no tiene nada que ver.
Su parte es la de concebir, por obra del Espíritu Santo, aquella naturaleza humana que Él tomó al encarnarse.
En cuanto al Hijo de Dios, María no es su madre.
El Hijo es Hijo de Dios por proceder del Padre.
Juan 7:25–31 RVR60
25 Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es éste a quien buscan para matarle? 26 Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo? 27 Pero éste, sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea. 28 Jesús entonces, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis. 29 Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió. 30 Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora. 31 Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?
Para terminar quiero mencionar otro matiz.
Un hijo humano siempre tiene menos edad que su padre, En el caso de Dios no es así.
El Padre y el Hijo lo son eternamente, «desde el principio».
No ha habido ningún momento en que el Hijo no haya existido.
Desde siempre el Hijo procede del Padre; y desde siempre el Padre engendra al Hijo. Cristo es el Alfa, no la Beta, no la Gamma, no la Iota, no la Kapa, Él es el Alfa y la Omega el principio y el fin.
Él es Dios, de manera que Dios se ha apersonado a la humanidad para hablarnos y darnos Su último mensaje, Su última advertencia. En Estos postreros días Dios mismo en la persona de Cristo es quien habla a los hombres.
Es Dios quien manda a todos los hombres en todo lugar a que se arrepientan.
Por eso Pablo dice a los de corinto, Como si Dios rogase por medio de nosotros os rogamos en nombre de Cristo, reconciliaos con Dios.