Romanos #12: La provisión universal de la justicia

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Introducción

Job formuló la pregunta más importante que se puede hacer: ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios? (Job 9:2) y dijo a continuación:
Job 9:3–20 RVR60
Si quisiere contender con él, No le podrá responder a una cosa entre mil. El es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿Quién se endureció contra él, y le fue bien? El arranca los montes con su furor, Y no saben quién los trastornó; El remueve la tierra de su lugar, Y hace temblar sus columnas; El manda al sol, y no sale; Y sella las estrellas; El solo extendió los cielos, Y anda sobre las olas del mar; El hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, Y los lugares secretos del sur; El hace cosas grandes e incomprensibles, Y maravillosas, sin número. He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Pasará, y no lo entenderé. He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá: ¿Qué haces? Dios no volverá atrás su ira, Y debajo de él se abaten los que ayudan a los soberbios. ¿Cuánto menos le responderé yo, Y hablaré con él palabras escogidas? Aunque fuese yo justo, no respondería; Antes habría de rogar a mi juez. Si yo le invocara, y él me respondiese, Aún no creeré que haya escuchado mi voz. Porque me ha quebrantado con tempestad, Y ha aumentado mis heridas sin causa. No me ha concedido que tome aliento, Sino que me ha llenado de amarguras. Si habláremos de su potencia, por cierto es fuerte; Si de juicio, ¿quién me emplazará? Si yo me justificare, me condenaría mi boca; Si me dijere perfecto, esto me haría inicuo.
Puesto que Dios es la clase de Dios que es, Job se preguntaba cómo era posible que una persona pudiera guardar la esperanza mas remota de acercarse a El, mucho menos de ser justo y aceptable delante de El. ¿Acaso un simple ser humano puede establecer una relación correcta con un Dios que es perfectamente santo, infinito y poderoso? Bildad hizo eco de la pregunta de Job diciendo: “Cómo, pues, se justificara el hombre para con Dios?” (Job 25:4).
Tras escuchar las temibles advertencias de Juan el Bautista acerca del juicio de Dios: “la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?” (Lc. 3:10). La multitud a la que Jesús había alimentado milagrosamente el día anterior también le preguntó: “¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?” (Jn. 6:27-28). El joven rico le preguntó a Jesús: “Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?” (Mt. 19:16), Después de escuchar el mensaje urgente de Pedro en el Pentecostés, algunos de los oyentes “dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?” (Hch. 2:37). Al quedar ciego y tendido en el camino a Damasco, Saulo le preguntó a Jesús: “Qué haré, Señor?” (Hch. 22:10). El carcelero filipense preguntó a Pablo y Silas: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” (Hch. 16:30).
Cita bíblica: Romanos 3:21-26
Romanos 3:21–26 RVR60
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

I. Justicia sin ley (21)

La noticia universalmente mala es que todos los seres humanos son culpables, nadie puede acudir a la ley y por sí solo ser salvo. Por eso Pablo inicia “aparte de la ley”.
Manifestación de justicia
La ley fue dada, pero el cumplimiento de la ley nunca fue eficaz en ningún ser humano, de ahí que Pablo enfatice que “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado” (Ro. 3:20). La justificación por las obras resulta únicamente en condenación y más conocimiento de pecado.
El medio aparte de la ley es la justicia de Dios. Esta justicia no es condenatoria, sino que es salvífica. Aquí ocurre la interrupción en la ley. El ser humano ya está condenado y enjuiciado con trece cargos delante de Dios, la ley está haciendo su trabajo, pero llega Dios y aparte de la ley presenta una justicia muy diferente a la que la ley ha ejecutado.
La ley establece aquello que se demanda al hombre, la justicia de Dios descansa en la gracia que perdona al pecador.
Testigos de la justicia
El testimonio que legalmente debía ser tenido en cuenta como válido para acusar o justificar a alguien debía ser, por lo menos de dos testigos. Aquí Dios utiliza el mismo elemento con una doble dirección: 1) Atestiguar que la justicia de Dios está presenta por la ley y los profetas, y 2) que estos son testigos, en caso de una respuesta negativa a la justicia de Dios, a una condenación evidente.
Es el momento de abandonar una supuesta idea de recompensa del cielo mediante las obras, sino que es momento de adoptar un correcto pensamiento de que la salvación es obtenida recibiendo la justicia de Dios.

II. Justicia aprobada por la fe (22-23)

Naturaleza de la justicia
La obtención de la justicia mediante la ley es por el cumplimiento de las obras, dado el caso de que ahora la justicia ya no viene por la ley sino directamente de Dios, es lógico inferir que también la obtención cambia, siendo ahora, ya no el cumplimiento de la ley, sino la fe. Solo la fe abre al hombre el acceso a la justicia de Dios (Ef. 2:8-9; cmp. Gá. 2:16; Fil 3:9).
Cristo es el autor y consumador de nuestra fe. Esta justicia llega gracias a Cristo y las obras que él realizó, nada es nuestro todo es suyo, ahora nosotros también debemos ser suyo.
Receptores de la justicia
La salvación está abierta para todos, no hay acepción de personas. Es por medio de la fe para todos los que creen en él. Cristo murió. No hay forma alguna de que alguien pueda decir que Cristo no murió por sus pecados (Jn 3:16).
Razón de la justicia
Así como mediante la ley todos pasaron a estar condenados, mediante justicia de Dios todos pasan a ser salvos por medio de la fe en Cristo Jesús.
La razón de la manifestación de la justicia es la universalidad del pecado. “Todos pecaron” Y de esto ya no debe haber duda alguna luego del testimonio presentado por Pablo.
Las consecuencias de estar bajo pecado es una separación (Sal 24:3-4). Absolutamente todos estamos imposibilitados de estar en la presencia de Dios.

En el AT la palabra hebrea más común para «gloria» (kbd) era originalmente un término comercial (el cual se refería a un par de básculas) que significaba «ser pesado». Lo que era pesado era valioso o tenía valor intrínseco. Con frecuencia el concepto de brillo o resplandor era agregado a la palabra para expresar la majestad de Dios

Entonces, la justicia que se ofrece es una la justicia de Dios no la de la ley por las obras. Esta justicia se obtiene mediante la fe en Cristo. Distíngase la fe de la confianza, dado que la fe es un hecho en concreto y la confianza una actividad cotidiana. Por fe creemos en lo que Cristo ya hizo en la cruz por nuestra salvación, y esto nos lleva a una confianza en lo que él hará más allá por nosotros. La manifestación de la justicia de Dios por la fe surge debido a la universalidad pecaminosa del hombre.

III. Justicia consumada por el sacrificio de Cristo (24-26)

La Carta a los Romanos: El Evangelio Según Pablo: Romanos (ESTUDIO DE FRASES Y PALABRAS)
En los versículos 24–25 hay tres metáforas usadas para describir la salvación:
(1) «justificados» era un término legal que significaba «sin castigo» o declarar a alguien inocente;
(2) «redención», término que era tomado del mercado de esclavos para decir que era «comprado de vuelta» o «puesto en libertad»;
(3) «propiciación» término tomado del sistema de sacrificios y que designaba el lugar del sacrificio. Se refería a la tapa del arca del pacto donde la sangre sacrificada de los animales era vertida en el Día de la Expiación (ver Lv 16; Hch 9:5).
La justificación en el ser humano ser hace eficaz cuando, reconociendo su necesidad y entendiendo que no tiene nada para ofrecer, acude a él en arrepentimiento por fe en la obra de redención en Cristo Jesús.
Cuando dice “pasar por alto los pecados” no está mencionando que los pecados fueron ignorados, sino que fueron redimidos.

Aplicación

Aquí está la buena noticia, que entendiendo que nadie puede ser salvo por sus méritos, Cristo vino a dar su vida en rescate por muchos, para que todo aquel que en él cree no se pierda sino que tenga vida eterna, habiendo entendido esto, que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, el justo por los injustos, para nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Pon tu fe en él, no confíes en tu moralidad, la justicia de Cristo te salvará de una condenación eterna.