Marcos 9

Marcos 4.35-41  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Calma la Tormenta

En el capítulo anterior, Jesús llama a sus discípulos. Repasen los nombres. Su familia lo busca. Ahora veremos
Vemos en esta escena algo que sólo se atribuye a la gloria de Dios: el control sobre el clima.
Hasta ahora el poder de Jesús se ha mostrado en exorcismos, sanidades y dan evidencia del poder de Dios para establecer Su reino. El relato de hoy, nos da una nueva muestra de su poder.
Les dice que vayan al otro lado. Hasta el capítulo 5 se nos dice que era la región de Gadara, tierra de no judíos, gentiles.
Marcos 4:35–41 (NTV)
35 Al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos al otro lado del lago».
36 Así que dejaron a las multitudes y salieron con Jesús en la barca (aunque otras barcas los siguieron).
37 Pronto se desató una tormenta feroz y olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua.
38 Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?», gritaron.
39 Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma.
40 Luego él les preguntó: «¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?».
41 Los discípulos estaban completamente aterrados. «¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!».
Al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos al otro lado del lago».” (Marcos 4:35, NTV)
Marcos tiene un sentido de urgencia, rapidez, así que desde que Jesús apareció ha estado en constante trabajo, cumpliendo su llamado y ministerio. Así que ahora Jesús les dice que vayan a un lugar apartado. Cuando se los dice, ya es tarde, el sol está por meterse. ÉL sabe que al otro lado del lago, hay una comunidad no judía, son gadarenos, y ahí hay alguien que ya lo está esperando.
Pero también en su lado humano, está cansado.
Jesús también sabe que antes de llegar allá tendrán que enfrentar una tormenta. Hay urgencia por llegar al otro lado, que no puede esperar al día siguiente.
ÉL sabe lo que sus amigos enfrentarán, como sabe lo que tu enfrentarás cada día, cada etapa de tu vida, y ahí verás SUS milagros, y cada milagro es para confirmar tu fe, y esa fe te impulse a llevar Su mensaje.
Así que dejaron a las multitudes y salieron con Jesús en la barca (aunque otras barcas los siguieron).” (Marcos 4:36, NTV)
Dejan a la multitud, pero hay quienes tienen barcas y deciden seguirlo. Las barcas no se menciona en el resto de la historia, quizá es para dejar la referencia que la gente lo seguía a todos lados.
Unos escritores sugieren que Jesús ha estado predicando desde la barca, así que no se baja y da la instrucción enseguida.
Pronto se desató una tormenta feroz y olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua.” (Marcos 4:37, NTV)
Las tormentas son comunes en ese lago, por estar rodeado de montañas y estar en una zona baja. Los barcos eran de unos 8 metros de largo, 2 de ancho y 1.30 de alto. Eran vulnerables a las altas olas provocadas por la tempestad.
Marcos dice que era una tormenta feroz, olas violentas, se llenan de agua. Pedro, que es dado al drama, transmitió esas emociones a Marcos, que las pone en su evangelio.
Otras versiones dicen que fue un tornado, otras que un maremoto. Lo que sí sabemos que fue espantoso, de modo que pescadores experimentados, temen por sus vidas.
Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?», gritaron.” (Marcos 4:38, NTV)
En este verso vemos un dato bien interesante que se conoce como “Unión hipostática”, que es considerar algo abstracto como una realidad. Y es que vemos a Jesús en toda su humanidad; está cansado, agotado de todos los días de intenso trabajo de largas jornadas. Y en el siguiente verso, lo vemos en su deidad, al ordenar al viento y al mar que se calmen y ¡lo obedecen! Lo vemos en su divinidad, en plena confianza que contrasta con el temor y falta de fe de los discípulos.
Por su parte Jesús está en completa paz, aún en medio de la tormenta. Sabe que está cumpliendo la voluntad de Su Padre y nada escapa de SU Soberanía. SU Padre lo cuidará ¡así que tomó una siesta! Está cumpliendo la voluntad de Su Padre y sabe que aún no ha terminado lo que le encomendó.
Los discípulos están aterrados (van los 12, las barcas eran para 15 personas). Al ver a Jesús bien dormido, y al ver las altas olas, creen que van a morir, que su primer pensamiento es que ¡Jesús no se preocupa de ellos! Lo despiertan y se lo dicen ¿no te importa que nos ahoguemos?
Su situación los lleva a dudar de la bondad y del poder de su Maestro. ¿Te puedes identificar?
Quizá es el mismo Pedro quién dice esas palabras, parecen palabras duras, de reproche. Estos hombres, muchos de ellos son pescadores experimentados, así que la situación es de peligro real.
¿Pensaron que si ellos morían, también Jesús moriría? A quién están identificando como el Mesías ¡morirá! Gritan desesperados, pero pensándolo bien, en ese grito hay un grado de confianza. Ellos son los marineros y no se iban a dirigir a Jesús si creyeran que es sólo un carpintero. Es verdad que les falta fe, pero la poca fe que tienen la emplean buscando a Jesús.
Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma.” (Marcos 4:39, NTV)
Una vez más, con sólo Sus palabras de autoridad da la orden al viento y a las olas ¡silencio! ¡cálmense!
En el judaísmo tienen claro que es Dios quien tiene el poder sobre la naturaleza.
¡Oh Señor Dios de los Ejércitos Celestiales! ¿Dónde hay alguien tan poderoso como tú, Señor? Eres completamente fiel. Gobiernas los océanos; dominas las olas embravecidas por la tormenta.” (Salmo 89:8–9, NTV)
Ahora ven a este “hombre” ejercer esa misma autoridad, el veredicto es claro ¡deben identificarlo con Dios mismo!
En este momento Jesús mostró su humanidad al dormir y su deidad cuando el viento y el mar le obedecen. Una vez más Marcos usa una de sus palabras favoritas: ¡de repente! súbitamente, todo está en calma. Al instante el viento se detuvo y las olas no siguieron moviéndose por la inercia, sino contrario a lo natural, se detuvieron. Marcos dice que si la tormenta era violenta, la calma que llegó fue grande.
Luego él les preguntó: «¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?».” (Marcos 4:40, NTV)
Después de calmar el mar, los calma a ellos, porque el peligro más grande no estaba en las olas o el viento, sino en la incredulidad de los corazones de sus discípulos.
¿Por qué tienen miedo? Primero ¡YO estoy con ustedes! Y eso les debe bastar a pesar de las tormentas que amenazas sus vidas. ¿No tienen fe? ya deberían estar convencidos!
Dios quiere que la fe actúe por encima de las emociones.La fe que espera Jesús es que sus discípulos lo imiten. Que tengan esa confianza en Dios que es capaz de dar tranquilidad y confianza en cualquier tormenta de la vida. Estos hombres pondrán los cimientos de la iglesia cristiana.
Vivimos en época de ansiedad y preocupaciones y esos no son enemigos fáciles de vencer. El antídoto al temor no es la valentía, sino la Fe.
Pero cuando tenga miedo, en ti pondré mi confianza.” (Salmo 56:3, NTV)
Jesús se levanta, reprende la tormenta y es después que llegó la calma que habla con ellos. En medio del peligro, los discípulos no hubieran escuchado.
Es Cristo quién nos salva en las tormentas de la vida.
Los discípulos estaban completamente aterrados. «¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!».” (Marcos 4:41, NTV)
Antes tuvieron miedo de la tormenta por falta de fe. Ahora que han visto el dominio de Jesús sobre la naturaleza, empiezan a temer a Jesús. Es más que un hombre, es Soberano, es Rey, no hay nada imposible para ÉL.
Aún no comprenden quién realmente es Jesús. Están espantados de ese poder, aterrados. El Reino de Dios que Jesús proclama se está mostrando con Poder. A pesar de todo lo que han visto se preguntan ¿quién es?
En capítulos anteriores vemos la incredulidad de la familia, de los líderes religiosos y de lo discípulos. La familia y los discípulos están en crecimiento espiritual, son incrédulos por ignorancia; pero los líderes eran incrédulos porque querían; Jesús ha dado señal tras señal, no solo se niegan a creer sino que atribuyen a satanás sus obras y enseñanzas.
Estos discípulos se convencerán plenamente hasta el momento de la cruz y la resurrección.
Conclusión. Los milagros ofenden a muchos o se niegan a creer que existan, es así porque sólo cuando se acepta el mayor de los milagros: ¡la encarnación! los demás milagros están en sintonía.
En este milagro es el mismo Jesús quién los envía a la tormenta al pedirles ir al otro lado. Hay trabajo qué hacer al otro lado y no habrá obstáculo que le impida seguir su obra.
En la prueba su fe resultó débil, pero sus oraciones fuertes, que despertaron a Jesús. Cuando parece dormido en medio de la tempestad, es despertado por las oraciones de los suyos.
En medio de cualquier tormenta que estés pasando, escucha la voz de Jesús que le dice a eso que te preocupa ¡calla! ¡enmudece! Ninguna tempestad por salvaje que sea, puede desobedecer Su orden.
El servicio a Cristo no libra a sus siervos de las tormentas. Por medio de ellas, nos enseña lecciones importantes que no aprenderíamos de otra manera.
Seguir a Jesús nos lleva a enfrentar tormentas en la oscuridad de la noche. Al vivir bajo Su Autoridad y dirección, aunque estemos en la peor tormenta, la autoridad y poder de Jesús se manifiesta para salvarnos y después de esto, la única respuesta de nuestra parte es confiar en Dios y poner nuestra Fe en ÉL.
Termino con estas preguntas
¿Cómo reaccionas con Jesús cuando parece que está dormido en tu vida?
¿Cuál es tu peor tormenta personal que has o estás enfrentando? ¿cómo te ayudó Jesús?
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