Marcos 8

Marcos 1.1-13  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Jesús sana en día de descanso

En este capítulo vemos a Jesús sanando a un hombre que tenía una mano encogida por parálisis. Está atareado en la sinagoga, después va a la orilla del mar.
El evento de hoy sucede en la sinagoga y también es día de reposo. Una persona lo busca para sanar y también los maestros de la ley lo buscan para acusarlo y sobran razones para acusarlo, ahora quieren ver si sana a este hombre en día sábado.
Según la tradición rabínica, no era permitido curar en ese día, a menos que la persona estuviera en peligro de muerte, y este hombre no está en peligro de muerte. Pudo esperar a otro día. Estos no tienen ningún interés en el bienestar del pobre hombre, sólo quieren impedir las actividades de Jesús.
El “pleito” no empieza aquí, sino en los capítulos anteriores, cuando Jesús desafía a los fariseos y como interpretan la ley. De ahí lo siguen, lo observan, con el propósito de encontrar la ocasión para acusarlo de quebrar la ley de Moisés. Que de ser cierto, se penalizaba con la muerte.
Tienen seis días en la semana para hacer su trabajo habitual, pero el séptimo día será un día de descanso absoluto, un día santo, dedicado al Señor. Cualquiera que trabaje el día de descanso será ejecutado.” (Éxodo 31:15, NTV)
Jesús dijo que el día de reposo fue hecho para el hombre y no el hombre para el día. O sea, Dios no se enoja cuando una necesidad lleva al ser humano a violar un aspecto ceremonial del AT. Las personas son más importantes que los ritos.
Jesús entró de nuevo en la sinagoga y vio a un hombre que tenía una mano deforme.” (Marcos 3:1, NTV)
Una versión dice una mano deforme, otra mano seca, lo que está claro que es su condición no le permitía trabajar y ganarse el sustento. Podemos ver cuánta necesidad tenía de ser ayudado. Otra versión apócrifa dice que era albañil y se lastimó gravemente la mano.
Ese hombre, con esa necesidad, pero está en la sinagoga en ese día, que luego sería un día memorable para él.
La mano, cómo símbolo refleja habilidad, poder, utilidad. Para peor, era la mano derecha eso dice Lucas 6.6. Quizá un tipo de parálisis. Lucas usa una palabra que puede dar la idea de que no rea algo congénito, sino el resultado de algun accidente o enfermedad.
Puede ser una figura del cristiano que no es eficaz en su servicio a Dios porque sus “manos” están secas, por falta de uso o de ejercicio espiritual.
El alimento sólido es para los que son maduros, los que a fuerza de práctica están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo.” (Hebreos 5:14, NTV)
Esos cristianos, como este hombre necesitan la intervención del Señor. Así hay quienes tienen ideas rectas, pero sin poder llevarlas a cabo.
No se conocía cura para esa parálisis o daño a los nervios causados por el accidente.
Están en la sinagoga, donde Jesús va regularmente y participa activamente en la adoración. Es inevitable no ver a este hombre.
Como era el día de descanso, los enemigos de Jesús lo vigilaban de cerca. Si sanaba la mano del hombre, tenían pensado acusarlo por trabajar en el día de descanso.” (Marcos 3:2, NTV)
Los espectadores se portan mal tanto con Jesús como con el enfermo. En lugar de animarlo a interceder, hacen lo que pueden para impedir que sea sanado.
El propósito malvado de los fariseos, es que llegan para acechar, espiar con la intención de hacer caer en una trampa al Señor.
Han visto a Jesús en otros días y saben de su compasión por las personas, así que esta situación es importante, seguro al verlo, se va a conmover, solo basta esperar qué hará.
Si Jesús lo sana en día de reposo, era trabajo no permitido, sólo se podía ayudar a quienes estaba en riesgo su vida. Observan a Jesús, lo que dice y lo que hace.
Es un cuadro triste: un hombre con una necesidad, Jesús que lo puede sanar y desea hacerlo, los religiosos, legalistas que sólo miran para encontrar faltas, insensibles al sufrimiento humano.
Vigilan a Jesús, lo quieren atrapar. En días pasados, lo atraparon cortando espigas en los sembrados, quizá son los mismos de esa historia.
Los fariseos han escuchado lo que Jesús ha dicho, y no están de acuerdo. Dijo que el día fue hecho para las personas y no las personas para el día, ahora quieren saber si lo hará así.
Después Jesús les dijo: —El día de descanso se hizo para satisfacer las necesidades de la gente, y no para que la gente satisfaga los requisitos del día de descanso.” (Marcos 2:27, NTV)
En el talmud no se permitían curaciones menores, pero sí salvar la vida. La regla se aplicaba a los médicos, no a milagros, pero los fariseos discutían si se podía orar por los enfermos el día de reposo. Los religiosos estiran las reglas judías con tal de condenarlo.
Están en la sinagoga, día de reposo, pero aún a la hora de adorar estos traman maldad contra Jesús. Los mismos hombres que fingen ser estrictos y santos en cosas pequeñas, están llenos de maldad y pensamientos rencorosos en medio de la congregación.
EL CRISTIANOS, siempre es observado, nos examinan con detenimiento y envidia. Hasta nuestros intentos de ayudar a otros, se toma como algo negativo.
Observan como nos vestimos, conducta, todo y si en algún momento se cae en el error, los ingratos se alegran.
Así como nuestro Maestro fue vigilado, así con nosotros. Debemos ser pacientes y cuidar como respondemos, nuestro Dios sabe compadecerse de su pueblo y nos dará gracia.
El sanedrín está en la sinagoga, estaban en los primeros lugares, en el sitio de honor. Su deber era detener a cualquiera que quisiera descarriar al pueblo del camino correcto. Eso creían que Jesús está haciendo. Aunque toda la evidencia da prueba que es El Mesías, ellos lo quieren eliminar.
EL SABADO no s podía curar a nadie; se podía ayudar a una mujer en parto, tratar una infección de gargarnta, si se caía un muro encima se le podía descubrir lo suficiente para ver si estaba vivo, si así era, se sacaba, pero si ya estaba muerto, se dejaba para el día siguiente. No se podía entablillar una fractura, no se podía echar agua fresca a una mano o pie dañado. Se podía vendar una cortada pero no poner ungüento.
Incluso algunos eran tan estrictos que no se defendían si eran atacados en sábado. El general romano Pompeyo construía la rampa para asaltar Jerusalén en sábado y no hacían nada para impedir la construcción.
Por eso vigilan a Jesús, a ellos no les interesa el enfermo, querían agarrar a Jesús en una falta técnica para desacreditarlo y rechazarlo.
Jesús le dijo al hombre con la mano deforme: «Ven y ponte de pie frente a todos». Luego se dirigió a sus acusadores y les preguntó: «¿Permite la ley hacer buenas acciones en el día de descanso o es un día para hacer el mal? ¿Es un día para salvar la vida o para destruirla?». Pero ellos no quisieron contestarle.” (Marcos 3:3–4, NTV)
Antes de hacer algo, le pide que pase frente a todos, incluye a quienes lo vigilan para acusarlo, para ver si es posible que no lo hagan. Es como que los quiere convencer que están en un error. Quizá al verle en esa condición, también eran movidos a compasión.
Y lanza la pregunta ¿es permitido hacer el bien o el mal, salvar o destruir? Apela a su conciencia ¡qué pregunta comprometedora! Ellos saben que si responden de forma correcta, eso los va a comprometer y prefieren callar.
Con esa pregunta hizo que los fariseos se quitaran su máscara de hipocresía.
El hombre está en medio frente a todos, los acusadores no pueden responder, la gente ahora no sabe qué sucederá. Y saber qué se debe hacer en esos casos. Tiene razón Jesús o los fariseos.
Sin responder, están diciendo que es incorrecto que lo sane, porque es sábado, y eso no se puede hacer, pero conspirar para destruirlo ¡eso no es malo! Ese día Jesús quería restaurar la utilidad de la mano de ese hombre y ellos deseaban la muerte de Jesús.
Nosotros también estamos en esa historia, por medio de Santiago:
Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo.” (Santiago 4:17, NTV)
Si no estamos salvando vidas las estamos matando con nuestra indiferencia.
Con razón ellos no responden, hacerlo se estarían incriminando a sí mismos.
No quisieron contestarle. Es un silencio incómodo. Jesús lo dijo claro, este día se puede sanar, dar vida o matar. Los está denunciando públicamente, porque sabe que eso es lo que ellos planean.
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Jesús le dice al hombre que pase al frente, toma la iniciativa en este duelo. Se enfrenta con decisión a todas las maquinaciones secretas y los desafía. Quizá quería llevarlos a compasión.
Jesús conoce los pensamientos de los fariseos y les hace la pregunta. Es una manera de provocarlos, que se descaren, fuera máscaras.
La ley decía claramente que se puede ayudar cuando la vida corre peligro, este no es el caso. Jesús quiere enseñar algo más.
Estos hombre quedan callados. Si responden que si se puede, parecerá que están relajando las reglas, si dicen que no estarán afirmando que es lícito hacer mal y quitar la vida. Quedar callados no fue fácil, porque en esa época y cultura quedar callado era una humillación. Esa pregunta es un reto.
La pregunta es ¿es mejor dejar a este hombre sufriendo o sanarla? ¿es peor sanar a una persona el día de reposo o tramar un asesinato y alimentar el odio hacia un inocente? ¿son ustedes menos culpables por su deseo de matar? Claro que quedan callados. Los ha descubierto.
En contexto ¡Claro que no hago mal al quedarme en casa un domingo si estoy enfermo! O si voy a ayudar a alguien. Pero si eso de ayudar es algo que surge cada domingo y es ayudarlo a encender el carbón para las carnitas. Cuidado.
Con la pregunta Jesús pone el dedo en la llaga. El está haciendo lo posible por salvar la vida de ese hombr, ellos quieren acabar con ÉL.
Por donde le veas, es mejor ayudar a ese hombre que pensar en matar a uno. La pregunta de Jesús revela el problema de la prioridad dentro de la tradición, por un lado eran muy cuidadosos, pero pasaban por encima de las necesidades humanas, esa es la realidad de los legalistas.
Como dato interesante, este es el único momento en Marcos que Jesús inicia una sanidad sin que se le pida o alguien se le acerque. Esto confirma que Jesús está enfrentando con intención a la hipocresía de los fariseos.
Si es impropio planear el mal cualquier día, no lo es también hacerlo el día dedicado para honrar a Dios. Pero estos están ahí, precisamente para eso.
Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban, profundamente entristecido por la dureza de su corazón. Entonces le dijo al hombre: «Extiende la mano». Así que el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada!” (Marcos 3:5, NTV)
Jesús hace una obra enorme de misericordia, que debió llevar a estos hombres a reconocerlo, amarlo, llevado a poner su fe en ÉL, pero en lugar de eso, se van contra ÉL.
Su enojo es por la hipocresía e indiferencia ante la necesidad de ese hombre. Se reveló en cómo los vio y Pedro se dio cuenta. Pero no perdió los estribos, fue ira controlada.
Esto no se parece a nuestro enojo que suele ser descontrolado, personal, mal encaminado.
Se entristece profundamente por la dureza de su corazón, en contraste con la ternura del suyo. El corazón de ellos es duro, insensibles al dolor que se resiste a la verdad. NO tienen compasión ni preocupación por otros.
Extiende la mano, el hombre tuvo que poner en práctica su fe para hacerlo. Porque él sabe que ¡no lo puede hacer!
La fe se demuestra en la obediencia, nuestras responsabilidad es obedecer y Dios suplirá el poder para hacerlo.
ENOJO, triste, muestran las características emocionales que Jesús experimentó y expresó sin caer en pecado.
Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados,” (Efesios 4:26, NTV)
¡Extendió su mano! Da la espalda a sus críticos, se dirige al hombre y da una orden. La voluntad del hombre con el poder de Cristo, resultó que lo imposible se hizo realidad y la mano fue restaurada.
Los miró así un momento y luego con su poder le dice al hombre que extienda la mano, éste lo hace y una nueva vida fluyó en su mano.
Y Jesús quebrantó la ley del sábado sin quebrantarlo, porque no lo curó por medio de un remedio, no lo tocó, ni hizo nada, tan sólo con el poder de Su Palabra.
ENOJO, los ojos de Jesús barren el lugar, ve a cada maestro hipócrita y estos se sintieron heridos por aquella mirada. Ellos querían matar a Jesús y ÉL lo sabe. Después se entristece por la dureza de sus corazones.
La palabra que usa para decir endurecida es “porosis” como calsificación, en esa época se usaba para describir una clase de mármol y el callo que se forma en los huesos fracturados.
Marcos da énfasis a lo que hace Jesús, de modo que la sanidad queda como algo periférico, no es sorpresa que Jesús puede sanar, ahora la narrativa se centra en el conflicto con los fariseos.
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Causa tristeza al Señor ver a los pecadores inclinados a lo que los va a arruinar, pues ÉL no quiere que nadie perezca. La dureza de nuestro corazón nos debe llevar a entristecernos.
Jesús se atrevió a ofender a los escribas, a los religiosos.
Jesús cura nuestras almas, mediante Su gracia. Aunque nuestras manos estén secas, débiles, basta una orden de SU boca, para alzarlas en oración, para tomarnos de Cristo. Con SU voz viene SU poder y la salud del alma. Si no extendemos las manos, la culpa será nuestra.
ENOJO. Nuestro Señor demostró emociones, conoció sentimientos del hombre. Ese enojo es más bien indignación.
SU enojo no es como el nuestro. Nuestro enojo rara vez es para la gloria de Dios.
Para los fariseos la religión eran rituales, obedecer a ciegas las reglas y normas. Jesús quebranta esa ley. Es como creer que religión es ir a la iglesia, leer la Biblia, orar, hacer actos externos que se consideran religiosos y no obedecer, no mostrar compasión.
Para Jesús es amar a Dios y a las personas, el ritual es irrelevante comparado con el amor en acción.
Los líderes religosos se auto justifican y creen que son superiores moralmente a Jesús.
La mano quedó restaurada, da la idea que no era una enfermedad congénita, sino que algo sucedió que se le atrofió.
Por otro lado, estos hombres buscando atrapar a Jesús en una sanidad, reconocen que realiza milagros. ¿Qué debió decirles esto de su identidad? Más irónico aún es que estén planeando en contra de Jesús, con maldad.
Ellos quieren matar a Jesús y Jesús quiere sanar ¿quién está violando el sábado?
La mano seca del hombre se llena de vida y los corazones de los fariseos, un órgano que irriga vida, está duro, insensible a la necesidad del hombre y al mensaje de Jesús.
Los fariseos salieron enseguida y se reunieron con los partidarios de Herodes para tramar cómo matar a Jesús.” (Marcos 3:6, NTV)
Es tanto el odio, que los lleva a unir fuerzas con sus enemigos, y así seguirían unidos en su misión de llevar a la cruz a Jesús.
Los que presumían de ser justos, de no juntarse con personas no correctas, se unen con los herodianos, que eran los que estaban a favor de Roma. Los conservadores fariseos, eran nacionalistas y en otra circunstancia nunca se habrían aliado con los herodianos, que apoyaban el reinado de Herodes y la ocupación romana.
La oposición a Jesús iba en aumento por parte de los líderes religiosos, conforma demostraba SU autoridad divina, condenaba la hipocresía de ellos y despertaba su envidia al ganar seguidores.
Con esa acción demostraron que creía que sí era correcto matar, pero no sanar a un enfermo en sábado.
No pudieron contradecirlo, pero se fueron a tramar cómo destruirlo.
El hecho de ver al hombre totalmente sanado, liberado de su impedimento no les afectó en lo mínimo. No se alegraron o no los detuvo a meditar sobre ¿quién es Jesús? Les molesto que su tradicionalismo hubieran sido humillados ante la gente.
Muy diferente al enojo de Cristo.
En seguida, sin perder tiempo, empiezan sus intrigas con los herodianos. La vida y enseñanza de Jesús era una denuncia velada de la mundanalidad de los herodianos, que querían mantener el status quo, por lo que no veían con buenos ojos que multitudes siguieran a Jesus, porque podría ser la semilla de la rebelión y revolución política.
Si hubieran puesto atención, sabrían que Jesús no buscaba eso.
Los herodianos eran aristócratas pro romanos. Los fariseos eran anti romanos y buscaban un Mesías de la linea de David para derrocarlos. Jesús era amenaza a su influencia política y religiosa esa fue lo que los unió.
La idea de asesinar a Jesús, empezó a tramarse en la sinagoga.
CONCLUSIÓN
Jesús sanó a muchos, pero no a quienes no desearon ser sanados. El relato empieza con un enfermo que al final es sanado y termina con la revelación d la enfermedad de los fariseos y herodianos quienes no desearon ser sanados.
Palabra de Dios
Oremos
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