¡Sigue Viviendo!

Nadie te Ama como Dios  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 3 views
Notes
Transcript

¡Sigue Viviendo!

Estamos en el mes de febrero, también conocido como el mes del: Amor; y de eso se trata el tema de hoy, no es un cuento de hadas, aunque tiene su dosis de drama y de tragedia. Es una escena en que vemos demostrado el amor de Dios, pero no lo presenta de manera rosa, sino de forma cruda.
La historia está en el libro de Ezequiel, narra el nacimiento de la nación de Israel; que empieza a formarse en el desierto, después que son liberados de la esclavitud en Egipto por 400 años, llegan a la tierra prometida, la disfrutan y se olvidan de Dios, las consecuencias son que una vez más son llevados cautivos a otras naciones. Y como hacemos la mayoría de nosotros al sufrir las consecuencias de nuestras decisiones ¡culpamos a Dios!
Ezequiel dice que por esa época la presencia de Jehová ha salido del templo. En ese tiempo el lugar donde Dios se mostraba era en el templo y ahora ¡ya no está más! Esto sería trágico si no supiéramos el contexto, en realidad esto es bondad, porque el pueblo de Israel ha sido llevado cautivo ¿qué caso tenía Su presencia en el templo, cuando el pueblo ha sido llevado cautivo?
Es como Dios diciéndoles: “caminaré con ustedes,seré su Dios en el camino, en el desierto, incluso en el cautiverio”.
El pueblo de Israel se queja de su situación, culpando a Dios y es cuando Ezequiel narra la historia de cómo Israel nace como nación, el tiempo que pasan en el desierto y cómo se van formando como nación; pero Ezequiel hace la historia más interesante, al comparar a Israel con una niña, una bebé que al nacer es abandonada en el desierto.
El día en que naciste, nadie se preocupó por ti. No te cortaron el cordón umbilical...” (Ezequiel 16:4, NTV)
Ah, caramba, esto de entrada nos impacta, aunque no seamos médicos, creo que el sentido común nos dice que si al bebé no se le corta el cordón umbilical, no es bueno, lo sabemos, porque hemos oído que lo primero que le hacen a un bebé al nacer ¡es cortar el cordón umbilical!
Yo entré al nacimiento de Belén para hacer eso ¡por eso yo lo sé! y casi lo hago, pero el doctor no quiso esperar a que despertara. A esta bebé ¡nadie le corta el cordón, nadie se lo amarra!
“...ni te lavaron...” (Ezequiel 16:4, NTV)
Después de cortar el cordón, limpian al bebé, lo bañan, le aspiran lo que pueda tener en la nariz, garganta, lo hacen para que el bebé no se ahogue. A esta niña ¡tampoco la limpian! no lo procuran cuidados, y por si eso no fuera suficiente tragedia:
“...ni te frotaron con sal ni te envolvieron en pañales.” (Ezequiel 16:4, NTV)
Nadie la frotó con sal, esto nos suena raro, la deben cuidar no aderezar, pero en esa época la sal era usada para cicatrizar, mantener limpias las heridas y otros cuidados de la pie.
Ahora para sanar algunos tipos de heridas a la sal le agregan mezcal y limón, pero son otras heridas.
Nadie puso el más mínimo interés en ti; nadie tuvo compasión de ti ni te cuidó. El día de tu nacimiento, no fuiste deseada; te arrojaron en el campo y te abandonaron para que murieras.” (Ezequiel 16:5, NTV)
La falta de cuidados y el texto nos dicen que esta niña ¡no era deseada! no era amada. Ella nació, qué se yo, porque quiso el destino porque quiso Dios, yo no se, esa niña, no conoce el amor.
No la reconocen como miembro legítimo del clan, no le muestran compasión, bueno, casi nadie, porque este nacimiento, ningún nacimiento pasa desapercibido para Dios, quién lleno de amor, compasión y misericordia la ve y se asegura que ella cumpla su propósito.
En la vida, muchas veces nos sentimos así como esta niña, la vida, las dificultades, las malas decisiones nos hacen sentir que estamos abandonados, aislados, que no somos aceptados. Hoy Ezequiel nos dice que Dios de los Cielos, te ve, se acerca, te toca, te muestra SU Amor.
Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me mantendrá cerca.” (Salmo 27:10, NTV)
¡Enemigos míos, no se regodeen de mí! Pues aunque caiga, me levantaré otra vez. Aunque esté en oscuridad, el Señor será mi luz.” (Miqueas 7:8, NTV)
Hay un Amor perfecto que nos busca, pero que como todo caballero, mantiene su distancia, cuando ve que buscas validación, aceptación, por otros lados. Esperando recibir de esos lugares lo que ÉL tiene en abundancia. En esa búsqueda de Amor, aceptación, a veces quedamos como esa niña y Dios se acuerda de nosotros.
Ser cristiano no es fácil, muchas veces es ¡difícil! Vemos el jardín del vecino más verde que el nuestro y ese vecino es un desgraciado. Y nosotros que le amamos, le honramos, no nos llega el agua. Claro que sabemos que ÉL no prometió una vida libre de aflicciones, crisis; pero en ocasiones sentimos que el desierto se ha prolongado por demasiado tiempo.
Este pasaje nos recuerda que aunque estemos en el desierto, Dios prometió caminar con nosotros, ser tu compañero del Camino llamado Vida, es tu amigo fiel, tu escudo, tu buen pastor, quien te lleva cómo en alas de águila. Su presencia es todo lo que necesitamos. Si te tengo a ti lo tengo todo. ¡Su mirada está sobre ti!
El Señor es mi luz y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer? El Señor es mi fortaleza y me protege del peligro, entonces ¿por qué habría de temblar? Cuando los malvados vengan a devorarme, cuando mis enemigos y adversarios me ataquen, tropezarán y caerán.” (Salmo 27:1–2, NTV)
En este mes del amor, fijemos nuestra vida, nuestra confianza, en Dios, no busques afirmación, seguridad en nadie más que en ÉL. Hoy sabes que hay algo mejor, el Amor verdadero, Amor que sacia toda necesidad.
» ”Pasé junto a ti, y te vi revolcándote en tu propia sangre y te dije: ¡Sigue viviendo;” (Ezequiel 16:6, NVI)
Tienes heridas en el corazón, buscas una relación que te llene. A veces te sientes solo o sola aún en medio de la gente, estás cansado, cansada de ese matrimonio que parece que no avanza ¡no hay salida! las finanzas no están como esperas, te quieres dar por vencido. Recuerda que Dios prometió estar contigo todos los días de tu vida; no te ha desamparado, ÉL es fiel y verdadero.
Cuando lleguen esos pensamientos, o esa realidad te golpeé, cuando estés a punto de desmayar, de tirar la toalla, ÉL te dice ¡sigue viviendo!
Quizá eres una nación esclavizada, pero mañana serás ¡luz a las naciones! ¡sigue viviendo! No te quedes en el suelo, eres amado, eres amada. Tu situación actual no determina lo que eres, sólo quién te creó determina quién eres en realidad, y ÉL te dice ¡sigue viviendo! Y hay más, porque ¿acaso te dirá que vivas para que sigas desnudo en el desierto? ¿en tu situación actual?
y te ayudé a florecer como una planta del campo. Creciste y te convertiste en una joya preciosa. Te crecieron los pechos y te salió el vello, pero seguías desnuda. Cuando volví a pasar, vi que ya tenías edad para el amor. Entonces te envolví con mi manto para cubrir tu desnudez y te pronuncié mis votos matrimoniales. Hice un pacto contigo, dice el Señor Soberano, y pasaste a ser mía.” (Ezequiel 16:7–8, NTV)
Dios no quiere una relación pasajera contigo, no quiere una relación de conveniencia, sino de pacto para toda la vida. ÉL quiere cumplir Su promesa.
Hay un cambio notorio en este pasaje, menciona que le crecieron los pechos, la niña que estaba a punto de morir de hambre, ahora es fuente de alimento. Muchas naciones se beneficiaron de Israel, y en la actualidad sigue siendo así. Muchos de los avances tecnológicos, agrícolas, se han desarrollado en esa nación, que empezó siendo una niña desnuda en el desierto.
»”Luego te bañé, te limpié la sangre y te froté la piel con aceites fragantes. Te vestí con ropas costosas de lino fino y de seda con bordados hermosos, y te calcé con sandalias de cuero de cabra de la mejor calidad.” (Ezequiel 16:9–10, NTV)
Te limpia, te sana, te hacer lucir y te viste con su manto. Cuando aceptas a Jesús como tu Salvador, te viste con SU Santidad, pagó el perdón de tus pecados a precio de sangre por medio de Su Hijo, de tal forma que cuando te ve, no ve las llagas del pasado, no ve las heridas de antes, sino que ve la santidad de la que Jesús te ha revestido.
Te di joyas preciosas, pulseras y hermosos collares, un anillo para la nariz, aretes para las orejas y una hermosa corona para la cabeza. Así quedaste adornada con oro y plata. Tus ropas eran de lino fino con bordados hermosos. Comiste los mejores alimentos —harina selecta, miel y aceite de oliva— y te pusiste más hermosa que nunca. Parecías una reina ¡y lo eras!” (Ezequiel 16:11–13, NTV)
Te cubre con SU gloria y Amor. No sólo vistió a la niña, la llevó a cartier, la hizo lucir hermosa. La muchacha creció, ya no está desnuda, Dios la alimentó con un Maná del cielo. Para desarrollarse ¡tuvo que comer bien! quién no se alimenta adecuadamente no crece, no se desarrolla, tanto en lo físico como en lo espiritual.
Cuando el pueblo de Israel crecía en el desierto, las tribus nómadas del desierto se sorprendían al ver que sus ropas no se desgastaban, sus sandalias crecían al ritmo que crecía su pie, comían todos los días. Esas tribus que pasaron años en el desierto, tuvieron más dificultades que el pueblo de Israel en el desierto.
Al ver esto, los pueblos temen al Dios de los israelitas. Han visto que este grupo caminando por el desierto se va convirtiendo en una gran nación. ¿Dónde quedó la niña del desierto? ¿la maltratada de Egipto? ¡mira cómo creció! Aun donde no hay agua ¡reciben agua de la misma roca! asombroso. En el desierto, lo único que esperaban era que Israel muriera y es precisamente en el desierto donde crece y se desarrolla.
Por eso dile a quien está a tu lado ¡no morirás en el desierto! ¡sigue viviendo! Si te dicen que este año será complicado ¡tú crecerás! que te quedaste sin trabajo, que parece que las puertas se cierran ¡crecerás, vivirás! TU familia no morirá en en desierto, en la crisis, porque tu Dios te muestra SU Amor.
En esa época la gloria de la mujer estaba en tener el cabello largo; a la niña le creció el cabello. Cuando la gente le decía ¡nunca tendrás gloria, nunca prosperarás! Dios le dijo ¡sigue viviendo! Y su gloria empezó a crecer.
Este año la Gloria del Señor se mostrará en tu vida, este año producirás, prosperarás espiritualmente y en todas las áreas.
Cuando volví a pasar, vi que ya tenías edad para el amor...” (Ezequiel 16:8, NTV)
Tiempo de cercanía, de intimidad, de multiplicación. Consolidar, Unir, Crecer. Imagina a la niña que aparece en la historia ensangrentada, desangrándose, nadie le prestó atención. Pero Dios se acercó a ella, la limpió, la vistió y ella creció y estaba en edad para el amor. Es la búsqueda constante del ser humano ¡ser amado!
Tu Dios te busca celosamente, te anhela, nuestra respuesta es confiar en ÉL y deja que te alimente SU Espíritu Santo, y crecerás; si antes no producías, si antes te daba temor empezar algo nuevo ¡alégrate! porque llega el tiempo de dar testimonio y decir:
Sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría.” (Salmo 126:3, NVI)
Quizá en el pasado alguien te defraudó, pasaron cosas en tu vida que te desanimaron, algunos te despreciaron, las oportunidades se escaparon, pero no contaban que la Palabra de Dios cambiaría tu condición.
Este mes que se celebra el amor, nosotros celebramos a quien es Amor. Reconocemos que somos amados por Dios, y es ÉL quién ha hecho el cambio radical en nuestras vidas.
Podemos entender cuando alguien se enamora de quién se ve bien, es hermosa, guapa; eso me sucedió a mí, al ver a Almita. Este próximo 15 de Febrero es nuestro aniversario de bodas 27. ¡Cómo no enamorarme de esa belleza! Eso lo podemos entender. Buscamos con los ojos quién llene nuestro corazón.
Pero nuestro Dios de Amor, hace lo que nadie más hace; vio a una niña despreciada, sangrando, sucia, sin cuidados y ÉL decide amarla y es SU Amor lo que hermosea a la niña y la transforma.
Dios sigue haciendo milagros, porque estando muerto en mis delitos y pecados Dios me visitó, limpió mi inmundicia y me dijo: la gente no ve potencial en ti, pero yo te llamo ¡mi siervo! Te llaman fracasado, que desperdicias tu vida, yo te llamo ¡ministro del Altísimo! La gente dice que tú nunca vas a cambiar, que nadie te creerá ¡yo te llamo bálsamo para tu familia y para la sociedad! Esto es sólo posible porque su Amor es verdad.
Por eso estamos aquí, porque aunque estemos sólo, al tener a Dios lo tenemos todo. La Palabra dice que este día te levantes ¡sigue viviendo! ¡Dios quiere llevarte al mejor lugar, a la mejor época de tu vida! Dios puede y desea hacerlo. Seamos como está niña que se abandona a su Dios.
Dios nos vio y dijo, esta criatura, medio despeinada pero hay algo en ella, algo en él que tiene potencial y ese algo es el aliento de vida que ÉL mismo puso en ti y en mi.
Por eso ¡sigue viviendo! Si preguntas ¿cómo empiezo a experimentar ese Amor? creyendo en quién se manifestó de la forma más grande y maravillosa, acercándose a nosotros en la historia:
»Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16, NVI)
Ser cristiano no es vivir como en cuento de hadas, es enfrentar la realidad, pero con la seguridad que Dios cumple SU promesa. Está contigo cada día, todos los días. Yo decido creerlo para este 2024 ¡viviré para ÉL! ¿lo quieres hacer conmigo aquí en Casa de Fe?
Celebremos este mes que vivir en SU Amor, estar en familia y confiar en ÉL cada día.
Por eso cantamos, por eso alabamos, porque ÉL nos ha amado.
Le pido al grupo de alabanza que pase, vamos a cantar la de ¡Ruido! y alabemos a Dios con todo nuestro corazón, como si no hubiera mañana. La Palabra dice:
Como lo merece tu nombre, oh Dios, serás alabado hasta los extremos de la tierra; tu fuerte mano derecha está llena de victoria.” (Salmo 48:10, NTV)
Dios no necesita nuestra alabanza ¡la merece! Porque nos vio en el desierto de la vida, nos habló, se acercó y Sus Palabras nos dieron vida ¡Sigue viviendo!
Palabra de Dios
¿Qué tan grande es tu Señor? ¿qué tan grande es tu alabanza? Preparémonos para ofrecer a Dios nuestras ofrendas, Diezmos, y si alguien no pudo entregar sus primicias la semana pasada, también esta es la oportunidad.
Oremos, cantemos y así terminamos la celebración de este día.
Related Media
See more
Related Sermons
See more