Dios envió a Su Hijo a fin de Redimir

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La Llegada de Cristo al mundo, fue un Acontecimiento sin precedentes, e importantísimo para la Cristiandad, a causa de que fue la promesa cumplida a Adán y Eva de enviar un descendiente que aplaste a la serpiente y conceda Redención a la humanidad.

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Dios envió a Su Hijo a fin de Redimir

Lectura Bíblica:

(En diferente Orden)
Gálatas 3:10–12 NBLA
Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: «Maldito todo el que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas». Y que nadie es justificado ante Dios por la ley es evidente, porque «El justo vivirá por la fe». Sin embargo, la ley no se basa en la fe. Al contrario, «El que las hace, vivirá por ellas».
Gálatas 3:19–21 NBLA
Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador. Ahora bien, un mediador no representa a uno solo, pero Dios es uno solo. ¿Es entonces la ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Porque si se hubiera dado una ley capaz de impartir vida, entonces la justicia ciertamente hubiera dependido de la ley.
Gálatas 3:15–18 NBLA
15 Hermanos, hablo en términos humanos. Un pacto, aunque sea humano, una vez ratificado nadie lo invalida ni le añade condiciones. 16 Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. No dice: «y a las descendencias», como refiriéndose a muchas, sino más bien a una: «y a tu descendencia», es decir, Cristo. 17 Lo que digo es esto: la ley, que vino 430 años más tarde, no invalida un pacto ratificado anteriormente por Dios, como para anular la promesa. 18 Porque si la herencia depende de una ley, ya no depende de una promesa; pero Dios se la concedió a Abraham por medio de una promesa.
Gálatas 3:22–24 NBLA
22 Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a todos los que creen. 23 Antes de venir la fe, estábamos encerrados bajo la ley, confinados para la fe que había de ser revelada. 24 De manera que la ley ha venido a ser nuestro guía para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe.
Gálatas 3:13–14 NBLA
13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: «Maldito todo el que cuelga de un madero», 14 a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe.
Gálatas 3:25–29 NBLA
25 Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo el guía. 26 Pues todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. 27 Porque todos los que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido. 28 No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús. 29 Y si ustedes son de Cristo, entonces son descendencia de Abraham, herederos según la promesa.
En la Carta de Pablo a los Gálatas, menciona la relación que hay entre la Ley de Dios y la humanidad, así como La Fe y la Salvación en Cristo Jesús.

1. La Maldición de la Ley.

Dios creó al mundo, dio instrucciones al hombre y también les dio un solo mandamiento con una consecuencia fatal. El hombre no lo cumplió, por lo cual, fue expulsado de la presencia de Dios.
En ese mismo momento, la consecuencia que Dios les había advertido vino:

a) ¡Dios “maldice” la tierra por la transgresión!

Génesis 3:17–19 NBLA
Entonces el Señor dijo a Adán: «Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: “No comerás de él”, Maldita será la tierra por tu causa; Con trabajo comerás de ella Todos los días de tu vida. »Espinos y cardos te producirá, Y comerás de las plantas del campo. »Con el sudor de tu rostro Comerás el pan Hasta que vuelvas a la tierra, Porque de ella fuiste tomado; Pues polvo eres, Y al polvo volverás».
Las personas se multiplicaron y las naciones se extendieron. Y aunque vivieron sin conocer la existencia de la Ley, Dios puso sus conciencias para acusarles, como anticipo de la Ley escrita en piedra.
Hechos de los Apóstoles 14:16–17 NBLA
16 »En las generaciones pasadas Él permitió que todas las naciones siguieran sus propios caminos; 17 y sin embargo, no dejó de dar testimonio de Él mismo, haciendo bien y dándoles lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando sus corazones de sustento y de alegría»
Hechos de los Apóstoles 17:30 NBLA
30 »Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan.
Mucho tiempo después, el Señor establece Su Ley por medio del pueblo de Israel, y les indica en Dt 27.26
Deuteronomio 27:26 NBLA
26 “Maldito el que no confirme las palabras de esta ley para ponerlas por obra”. Y todo el pueblo dirá: “Amén”.
Este concepto lo toma Pablo en la carta a los Gálatas y menciona:
Gálatas 3:10–12 NBLA
10 Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: «Maldito todo el que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas». 11 Y que nadie es justificado ante Dios por la ley es evidente, porque «El justo vivirá por la fe». 12 Sin embargo, la ley no se basa en la fe. Al contrario, «El que las hace, vivirá por ellas».
La humanidad pecaba, aunque sin ver la realidad de su pecado y su desobediencia. Cuando la Ley viene, es como una luz que alumbra y que le muestra a los hombres sus pecados (como un microscopio que visualiza los lugares “aparentemente limpios.”
Por tanto, la Ley condena a toda la humanidad, porque todos hemos transgredido la Ley y además, nadie puede cumplirla perfectamente.
Santiago 2:10 NBLA
10 Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero falla en un punto, se ha hecho culpable de todos.

b) La Ley maldice al infractor de la Ley.

Romanos 7:10–13 NBLA
10 y este mandamiento, que era para vida, a mí me resultó para muerte; 11 porque el pecado, aprovechándose del mandamiento, me engañó, y por medio de él me mató. 12 Así que la ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno. 13 ¿Entonces lo que es bueno vino a ser causa de muerte para mí? ¡De ningún modo! Al contrario, fue el pecado, a fin de mostrarse que es pecado al producir mi muerte por medio de lo que es bueno, para que por medio del mandamiento el pecado llegue a ser en extremo pecaminoso.

2. Dios da una Promesa

Gálatas 3:19–21 NBLA
19 Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador. 20 Ahora bien, un mediador no representa a uno solo, pero Dios es uno solo. 21 ¿Es entonces la ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Porque si se hubiera dado una ley capaz de impartir vida, entonces la justicia ciertamente hubiera dependido de la ley.
Si Dios maldijo al mundo por causa de la transgresión;
¿Para qué fue dada la Ley entonces?
¿Acaso la ley puede impartir vida a los transgresores?
MacArthur, J. (2010) Gálatas, Efesios. Traducido por J.A. Bernal López. Grand Rapids, MI: Portavoz (Comentario MacArthur del Nuevo Testamento), p. 119.
La respuesta de Pablo es directa y seria: Fue dada a causa de las transgresiones.
Gálatas, Efesios SU PROPÓSITO

El propósito de la ley fue demostrar al hombre su pecaminosidad total, su incapacidad absoluta de agradar a Dios con sus propias obras, y su necesidad incondicional de misericordia y gracia divinas.

La ley … fue añadida para mostrar la profundidad de las transgresiones del hombre en contra de Dios. Fue dada para llevarle a la culpa insoportable y la conciencia ineludible de su necesidad de un Redentor.
Gálatas 3:15–18 NBLA
15 Hermanos, hablo en términos humanos. Un pacto, aunque sea humano, una vez ratificado nadie lo invalida ni le añade condiciones. 16 Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. No dice: «y a las descendencias», como refiriéndose a muchas, sino más bien a una: «y a tu descendencia», es decir, Cristo. 17 Lo que digo es esto: la ley, que vino 430 años más tarde, no invalida un pacto ratificado anteriormente por Dios, como para anular la promesa. 18 Porque si la herencia depende de una ley, ya no depende de una promesa; pero Dios se la concedió a Abraham por medio de una promesa.

a) Promesa a Adán y Eva

Al mismo tiempo en que Dios maldice la tierra, Dios también les da una promesa a Adán y Eva, que de su descendencia, vendrá un Salvador.
Génesis 3:15 NBLA
15 »Pondré enemistad Entre tú y la mujer, Y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, Y tú lo herirás en el talón».

b) Promesa a Abraham

Dios explica en el Pacto con Abraham, que en Su simiente serían benditas todas las naciones de la tierra: Gn 22.18
Génesis 22:18 NBLA
»En tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, porque tú has obedecido Mi voz»
Y Dios declara “justo” a Abraham, pero no por las obras de la Ley, sino por el vivir con fe.
Génesis 15:6 NBLA
Y Abram creyó en el Señor, y Él se lo reconoció por justicia.

c) Propósito de la Ley:

¡Guiarnos al Redentor!
Gálatas 3:22–24 NBLA
22 Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a todos los que creen. 23 Antes de venir la fe, estábamos encerrados bajo la ley, confinados para la fe que había de ser revelada. 24 De manera que la ley ha venido a ser nuestro guía para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe.
El propósito que la Ley cumple es mostrarnos la Necesidad de un Redentor, de un Salvador, y ¡Ansiar Su venida!

3. Dios envió a Su Hijo.

Significado de Adviento

Del latín “Adventus Redemptoris,” que significa «Venida del Redentor».
La llegada del “Salvador” estuvo dicha desde el origen de la humanidad, y se cumplió cuando llegó el tiempo.
Gálatas 4:4 NBLA
4 Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,
Barrios, J. [Artículo en Coalición por el Evangelio] ¿Por qué celebramos el Adviento? 30 NOVIEMBRE, 2021
Así que el Adviento es un tiempo para buscar conocer más profundamente a Jesús a la luz de su encarnación, mientras también nos identificamos con las personas que en el Antiguo Testamento aguardaban la llegada del Mesías prometido, tratando de ponernos en sus zapatos mientras esperamos que llegue el día de celebración de la Navidad. Sin embargo, no somos llamados a mirar únicamente al pasado, sino también al futuro, preparándonos para aquel día en que veremos al Señor regresar para consumar su reinado.
Oramos que puedas crecer más en tu amor por Dios y desear con más fervor el segundo adviento del Rey que nos redimió por su gracia.
Cristo, el Hijo de Dios vino al mundo.
¡Qué noticia! ¡Qué Gran Noticia!
Digna de celebrar por toda la Eternidad.
Cristo, nació como hombre, nacido de mujer, nacido en la misma condición que los hombres, nacido bajo la Ley.

a) Para quitar la maldición de la Ley.

con Adán, con Abraham, con Moisés y con David.
El Señor envió a Su Hijo, El Divino Redentor a quitar la maldición de la Ley.
Gálatas 3:13 NBLA
13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: «Maldito todo el que cuelga de un madero»,
Gálatas 4:5 NBLA
5 a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos.
Veamos la similitud de estos 2 pasajes en esta largo discurso donde Pablo explica la maldición de la Ley y la Salvación por la fe.
El fin de que Dios enviara a Cristo, fue REDIMIR a los que estaban bajo la “maldición de la Ley” “Sin esperanza.”

b) Para darle cumplimiento a la promesa a Abraham

De bendecir a todas las naciones con Su simiente, (Gn. 22.18).
Cristo vino a identificarse con nosotros y a morir por nosotros para adoptarnos como hijos, al igual que Abraham fue justificado por la fe, nosotros somos adoptados somo “hijos de Abraham, o hijos de la fe.”
Gálatas 3:14 NBLA
14 a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe.
Gálatas 3:26–29 NBLA
26 Pues todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. 27 Porque todos los que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido. 28 No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús. 29 Y si ustedes son de Cristo, entonces son descendencia de Abraham, herederos según la promesa.
El Redentor, Cristo Jesús, vino a salvar:
Juan 3:17 NBLA
17 »Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
Romanos 8:3 NBLA
3 Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a Su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne,
1 Juan 4:10 NBLA
10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
Termina este pasaje, con el v. 7
Gálatas 4:7 NBLA
7 Por tanto, ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios.
Por tanto… esto es: El resultado de todo esto es, que ¡Ya no eres siervo!
¡Ya no estás bajo la maldición de la Ley!
Sino que has sido adoptado por Cristo, por Su regalo de Gracia, por medio de la fe.
¡Ahora eres hijo, heredero y amado por Dios, en lugar de ser maldito.
¿Quieres permanecer bajo la maldición de la Ley?
¿Quieres permanecer como esclavo del pecado?
o
¿Quieres ser hijo y libre de la maldición y el castigo?
¡La venida del Salvador lo cambia todo!
De vivir sin esperanza, aplastado bajo el yugo de la esclavitud y la maldición, a ser liberado y amado por Dios y con un futuro seguro en Su Presencia.