Desechando la hipocresía

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La sinceridad de las obras producen fruto de bendición para el cristiano.

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Desechando la hipocresía

Mateo 6:1–4
1Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
2Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 3Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Introducción

La vida de la sociedad en Israel en los tiempos de Jesús estaba cargada de religiosidad.
En el pasado habían sufrido el castigo de Dios por desviarse de su ley, adorando a dioses paganos.
Habían aprendido su lección y ahora procuraban mantener una vida religiosa centrada en Dios y su ley.
Los fariseos fueron un pilar importante para este logro en Israel, enseñaban al pueblo la ley de Dios y las costumbres religiosas.
Sin embargo, le dieron más importancia a los ritos, tradiciones y costumbres religiosas, que olvidaron la sinceridad del corazón, el amor y temor a Dios.
Existía entre ellos una especie de competencia para mostrar quien era el más piadoso y religioso, buscaban la gloria personal y no la de Dios.

Dar limosna

La limosna es hacer caridad y proveer para las necesidades del menesteroso (necesitado). Es una práctica que debe hacerse con consideración y compasión, recordando que el necesitado es nuestro semejante, nuestro prójimo.
Es una práctica que Dios exige para el cristiano: Hechos 20:35En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
Los judíos ya eran muy dadivosos, por eso el Señor les enseña las intenciones correctas para dar.
Ellos procuraban la alabanza de los hombres al dar, no ayudaban por amor o compasión.
Cuando la viuda dio su ofrenda al templo, El Señor la alabó porque conocía la sinceridad de su corazón, aunque la cantidad era mínima. Marcos 12:41–44Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.
Si las intenciones son ser visto por los hombres, entonces ya tenemos nuestra recompensa... ser elogiados por los hombres. Esa es una recompensa vacía que sacia el ego solo por un momento.
No conviene publicar o hacer alarde de nuestras buenas obras, seremos elogiado por algunos y criticado por otros, pero no obtendrá ninguna aprobación de Dios.
Mateo 6:3–43Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Jesús no está diciendo que con ser dadivosos en secreto automáticamente produce la bendición de Dios. Lo que está diciendo es que, si somos movidos por el amor y la compasión sin esperar nada a cambio, entonces seremos aprobados y recompensados por Dios.
Proverbios 19:17A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.
Pero no debe ser la recompensa la que nos mueva a dar.

Orar

Mateo 6:5Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Los judíos del tiempo de Jesús eran personas de oración, acostumbraban orar tres veces al día. (algo deseable para la iglesia de hoy en día).
Nuevamente, el problema no es orar en público, sino la sinceridad y las intenciones del corazón.
La palabra griega hypokritai significa “actor”. Alguien que toma el papel de una persona que no es.
Para las personas que escuchaban a Jesús la palabra hipócrita no sonaba ofensiva, aunque para nosotros suena bastante brusca, pero expresa adecuadamente la intención con la que actuaban los religiosos.
Fingían ser espirituales, pretendían ser una persona que no eran.
Sus oraciones públicas eran un show (demostración) de piedad para ser alabados por los hombres.
La oración es el medio para comunicarnos con Dios y alcanzar su favor y misericordia, pero las oraciones falsas de estos religiosos alcanzaban únicamente el efímero aplauso de la gente.
Sus oraciones no eran respondidas por Dios porque buscaban solamente saciar sus deleites carnales.
Santiago 4:2–32Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 4Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
Mateo 6:6Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
El Señor pide tiempo de oración íntima en lo secreto. Que la demostración de oración pública sea un reflejo de nuestro tiempo de oración secreta.
Porque ahí donde nadie nos ve, es donde somos sinceros.
Si no oramos en lo secreto, tampoco lo haremos en público, aunque pareciera que lo hacemos.

Dios conoce tu necesidad

Mateo 6:77Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
Los gentiles son los no judíos, este era sinónimo de paganos. Ellos oraban a sus dioses con palabrerío repetitivo por que creían que de esta manera escuchaban sus dioses.
Las oraciones nuestras deben ser una conversación con Dios, deben ser fluidas, concisas y con entendimiento.
1 Corintios 14:15¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.
Cuando no oramos con entendimiento es cuando caemos en las vanas repeticiones.
Si oramos con entendimiento y sin vanas repeticiones, nuestra oración será más corta, pero si consideramos los mandatos de la Biblia de orar por todos, entonces nos daremos cuenta que tenemos mucho por qué orar.
El Señor usa como MODELO el Padre nuestro, en el que se presenta:
Reconocimiento de Dios como Padre: 9...Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre...
Su Señorío: 10Venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra.
Peticiones de provisión: 11El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12Y perdona nuestra deudas...
Promesas o compromisos que hacemos a Dios: … como también perdonamos a nuestros deudores.
Petición de fortaleza espiritual: 13Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal...
Alabanza: ...Porque tuyo es el reino y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
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Mateo 6:8No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Respecto a las peticiones, Dios enfatiza pedir por nuestras NECESIDADES. Dios no es un genio que concede los deseos y tampoco aprueba el desperdicio.
Debemos meditar en las cosas que pedimos para que no pidamos en cosas innecesarias: Santiago 4:3Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
Dios conoce nuestras necesidades antes que le pidamos… ¿Entonces por qué pedimos?… aunque Dios las conoce, no puede darnos sino pedimos y reconocemos que dependemos de Él.
Teniendo claro que debemos pedir por nuestras necesidades, entonces veremos que tiene sentido este texto.
Mateo 7:7–8Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

Conclusión

En nuestra oración debemos rendir nuestra voluntad, deseos y planes a Dios: Mateo 6:10Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Esto fue lo que Jesús oró: Mateo 26:39Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Jesús como hombre no quería sufrir la cruz, pero rinde su voluntad a la del Padre.
Así nosotros, tenemos deseos, anhelos, planes y metas. Ríndelas a Dios y pide que sea su voluntad. Santiago 4:15En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.
De esta manera no sufrirás frustración y decepción en tus peticiones.
La hipocresía es uno de los pecados que Dios más aborrece, a Dios no podemos engañarlo con falsas mascaras de piedad pues Él conoce las más profundas intenciones de nuestro corazón.
Por lo tanto, prestemos atención a la Palabra de Dios, seamos obedientes y pidamos nos ayude a ser sinceros en nuestras buenas obras y oraciones.
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