EL JUICIO Y LA REDENCIÓN DE DIOS

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INTRODUCCIÓN

El Arca de Noé es una de las narrativas bíblicas más conocidas en todo el mundo. Personas de diferentes generaciones y lenguas han escuchado de la famosa historia de Noé y su arca.
Sin embargo, a pesar de ser tan conocida por muchos, la realidad es que esta historia es al mismo tiempo muy poco creída por la gran mayoría. Si bien es cierto que sería difícil encontrar, personas que jamás hayan escuchado alguna referencia al arca de Noé, es igual de cierto que es difícil encontrar personas que la crean en verdad.
Hay quienes ven en los capítulos del 6 al 10 de Génesis una fábula. Un cuento que pretende enseñarnos una moraleja, pero que no debe, en ningún momento, interpretarse como un evento histórico ni literal. Esta posición, lamentablemente no está lejos de muchas iglesias. Tristemente hay muchos cristianos que ponen en duda la veracidad y literalidad del libro del primer libro de la Biblia.
Por si esto fuera poco, algunos en la comunidad científica niegan el testimonio de la Escritura sobre un diluvio global en su intento por desprestigiar la Palabra de Dios.
La pregunta es, ¿por qué es esto importante para la iglesia? ¿Qué posición debemos tener sobre esta porción de la Escritura? ¿Por qué debemos entender cuál es su mensaje e implicación para nosotros?
La respuesta es sencilla. El libro de Génesis en general, y la historia del diluvio en particular, son fundamentales para entender el evangelio.
La narrativa del diluvio de manera clara nos muestran la gravedad del pecado del hombre, la perfección de la justicia y santidad de Dios, así como su misericordia aplicada a los escogidos por medio de la fe.
Hay muchas maneras en las que podrías abordar y refutar las objeciones que existen en contra de la veracidad del relato bíblico sobre el diluvio, podríamos desde el punto de vista geológico mencionar todas las evidencias científicas que confirman que realmente sí hubo un diluvio global miles de años atrás. Sin embargo, por razones de tiempo, y siguiendo el propósito de la predicación, nos limitaremos a exponer el texto y sus aplicaciones para nuestros días.
Por esta razón, nuestro argumento de hoy es: El Dios de la Biblia juzga y redime al mismo tiempo.
Permítanme orar antes de continuar con nuestro mensaje de hoy.
Oración
Texto: Génesis 7-8.

EL JUICIO DE DIOS (Génesis 7:1-24)

LA MALDAD DE LOS HOMBRES
El relato del diluvio está enmarcado en medio de una declaración que sirve de preámbulo para todo lo demás. Tanto al inicio de la narrativa como al final de ella, se hace referencia al mismo tema: La maldad del ser humano.
En Génesis 6:5 “El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal.” Este versículo sirve como un preámbulo al juicio, nos muestra que Dios ve y observa la maldad de los hombres que es mucha en la tierra.
Esta maldad es explicada en mayor profundidad en los siguientes versículos: Génesis 6:11–12 “Pero la tierra se había corrompido delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Dios miró a la tierra, y vio que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
Al final del relato del diluvio, en medio de la declaración de su pacto, Dios vuelve a hacer referencia al continuo problema del mal en el corazón del hombre: Génesis 8:21El Señor percibió el aroma agradable, y dijo el Señor para sí: «Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud. Nunca más volveré a destruir todo ser viviente como lo he hecho.
Fíjese bien que no dice con la capacidad para hacer lo malo, sino con una inclinación hacer lo malo. Hay una gran diferencia.
Cuando la Biblia afirma que el ser humano nace con la inclinación a hacer lo malo, quiere decir que cada pensamiento, intención y acción tienden a lo malo. Ahora bien, esta no es una postura común en nuestros tiempos, muchos ven al hombre como un ser neutral, quien, afectado por su entorno, es influenciado a hacer lo malo. Otros, piensan que el ser humano es bueno por naturaleza, pero esa naturaleza se va corrompiendo a medida que crecemos.
Sin embargo, amados, lo que en enseña la Palabra de Dios es muy diferente. El ser humano no nace neutral, ni mucho menos, siendo bueno. El mismo rey David en el Salmo 51:5Yo nací en iniquidad, Y en pecado me concibió mi madre.”, haciendo referencia al pecado que habitaba en él desde su nacimiento.
El gran problema con esto, es que la gran mayoría de nosotros tenemos un concepto mucho más alto de nosotros mismos del que realmente deberíamos tener. Cuando pensamos en nosotros mismos, y en nuestra conducta, en nuestras motivaciones, en nuestros deseos, en nuestros pensamiento, tendemos a buscar razones para justificarnos y compararnos con alguien que es mucho peor para aliviar nuestras conciencias. Generalmente, si preguntamos a la mayoría de las personas si creen que son pecadores, responderán diciendo: “yo no robo ni mato”. Tendemos a juzgarnos con mayor clemencia que cuando juzgamos a los demás. Los errores de los demás tienden a ser más graves que los propios.
En las parejas es muy común verlo, cuando hay un problema en el matrimonio, muy rápidamente echamos la culpa a nuestro cónyuge.
Pero la Biblia afirma que nuestro corazón es malo. El mismo Señor Jesús Mateo 15:19–21Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias.
Esta maldad entró en el ser humano como consecuencia del pecado de Adán y Eva en el Edén. Cuando Adán pecó, inmediatamente contaminó su ser de tal manera que afectó a todos sus descendientes. Esto es lo que vemos en Génesis 6. A medida que el hombre se multiplicaba en la tierra, así también se multiplicaba su maldad. La humanidad crecía en número, y por tanto, también lo hacía su manifestación de la maldad. La Biblia nos dice que esa maldad se manifestó en violencia.
LA SANTIDAD DE DIOS
Este relato no solo nos muestra la gravedad del pecado humano, sino que nos muestra la santidad y bondad de Dios, un Dios que no tolera la maldad y que hace justicia. Salmo 11:5El Señor prueba al justo y al impío, Y Su alma aborrece al que ama la violencia.
Ante la Santidad y bondad de Dios, un Dios que da vida, un Dios que preserva, que provee que bendice, los violentos y malvados son un motivo de indignación divina. De ahí que la respuesta de Dios sea tan contundente Génesis 6:13Entonces Dios dijo a Noé: «He decidido poner fin a toda carne, porque la tierra está llena de violencia por causa de ellos; por eso voy a destruirlos junto con la tierra.
EL JUICIO DE DIOS EJECUTADO
Todo este preámbulo nos prepara para lo que viene en los siguientes capítulos. Génesis 7 es el cumplimiento del juicio que Dios había proferido sobre la tierra, y que ahora vemos consumado.
Dios dice a Noé que deben entrar en el arca él, su familia y todos los animales de la tierra, ya que el diluvio es inminente. Génesis 7:4Porque dentro de siete días Yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches, y borraré de la superficie de la tierra a todo ser viviente que he creado
Vemos a Dios no creando, sino destruyendo lo que había creado. El paralelismo entre el capítulo 1 y el 7 de Génesis es claro. Dios había formado de la nada el universo, un universo que estaba en caos y lleno de agua; y ahora Dios, llevaría a la creación a ese mismo estado. En Génesis 1:6-9, Dios no solo crea el firmamento que separa las aguas debajo de las expansión, sino que además junta todas las aguas para que se viera la tierra seca. En este momento, la tierra tenía un solo continente.
Dios había llevado a la creación del caos al orden, pero como juicio por el pecado, llevaría a la tierra del orden al caos. Esta vez no se juntarían las aguas para descubrir lo seco, sino que por el contrario todo lo seco sería nuevamente cubierto por el agua.
Y así fue, Génesis 7:17-24. El diluvio es descrito como un cataclismo global. En años recientes, algunos creyentes erróneamente argumentan que se trató de una inundación local, pero no hay evidencias en el texto que apoyen esta postura. Y, de hecho, no tendría mucho sentido que fuese local, porque entonces, Noé en vez de construir un arca, pudo haber escapado el juicio con solo ir a otro lugar. Lo mismo que todos los impíos.
El diluvio fue una catástrofe mundial que alteró aún la geología de nuestro planeta. Científicos cristianos afirman que la gran cantidad de fósiles que encontramos en la actualidad son producto de la rápida y continua sedimentación producida por el diluvio.
Y así fue, las aguas cubrieron todo el planeta hasta que finalmente ninguna persona ni animal fuera del arca quedó con vida. Todos, absolutamente todos fueron exterminados por la justicia del Dios Santo. Los violentos perecieron violentamente, conforme a sus acciones.
Todo el diluvio encuentra su clímax en Génesis 7:23El Señor exterminó, pues, todo ser viviente que había sobre la superficie de la tierra. Desde el hombre hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo, fueron exterminados de la tierra. Solo quedó Noé y los que estaban con él en el arca.
EL JUICIO FUTURO
Génesis nos ayuda no solo a entender el inicio de los tiempos, sino también la forma en cómo Dios operará en la historia de la humanidad. Este patrón de juicio por la maldad se repite a lo largo de la narrativa bíblica.
Dios juzgó al pueblo en los tiempos de Noé, pero también juzgó a Sodoma y Gomorra, a Egipto a los cananeos e incluso al mismo pueblo de Israel cuando estos se alejaron de Él. Este juicio consumado, nos anticipa al juicio futuro. Dios no ha dejado el pecado impune, y no lo hará jamás.
De hecho, cuando el Nuevo Testamento cita Génesis 6-8, lo hace sobre tres temas principales, uno de ellos es la fe de Noé, en Hebreos 11:5; el segundo, es sobre el tema de la misericordia que Dios mostró a Noé y su familia; sin embargo, el tema predominante que los autores del Nuevo Testamento resaltan de la historia de Noé es el juicio de Dios que tuvo lugar en el mundo antiguo, y que sirve como un anticipo para el juicio venidero que Dios hará al final de los tiempos:
2 Pedro 3:6–7por lo cual el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado por el agua. Pero los cielos y la tierra actuales están reservados por Su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.
Lucas 17:26–27Tal como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre. »Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
2 Pedro 2:4–6 Porque Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio. Tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, un predicador de justicia, con otros siete, cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos. También condenó a la destrucción las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a cenizas, poniéndolas de ejemplo para los que habrían de vivir impíamente después.
De la misma forma que Génesis 7:23 nos dice que “El Señor exterminó… todo ser viviente”, así lo hará también al final de los tiempos. Dios no dejará la maldad impune.
Apocalipsis 20:11–15Vi un gran trono blanco y a Aquel que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. También vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos. Otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. El mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos. Y fueron juzgados, cada uno según sus obras. La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.
Un día, todos compareceremos ante el juez y daremos cuenta de nuestra vida a Él.
Pero, tal como hemos comentado, nuestro argumento de hoy es: El Dios de la Biblia juzga y redime al mismo tiempo.

LA REDENCIÓN DE DIOS (Génesis 8:1-19)

DIOS PROVEYÓ EL ARCA
Dios no acabó con toda la humanidad, sino que se guardó para sí un remanente, una familia con la cual continuaría su propósito de traer al mundo uno que aplastaría la cabeza de la serpiente. Nuevamente, vemos a la simiente de la serpiente siendo juzgada, y a la simiente de la mujer siendo preservada.
Dios es quien en su misericordia advierte a Noé el juicio que iba a traer sobre la tierra, y es quien provee a Noé de un medio para su salvación. Y no solo preserva a Noé y su familia, sino también a los animales. En medio del juicio y la destrucción que está próximo a traer sobre la tierra, Dios se reserva para sí un pequeño grupo con el que iniciaría una nueva creación.
El texto nos dice en Génesis 8:1Entonces Dios se acordó de Noé...” Este término no debe ser entendido como lo usamos en castellano, es decir, Dios no se había olvidado de Noé. Cuando la Biblia dice que Dios se acordó de, se refiere a el hecho de que Dios iba a actuar en consecuencia del pacto que había hecho con Noé.
En medio de un severo juicio, Dios salvó a aquel con quien había hecho un pacto. Y este remanente fue preservado y protegido en medio del juicio severo. Dios había creado, luego destruido y ahora iba a restaurar nuevamente el orden que había deshecho. Dios haría una nueva creación.
LA NUEVA CREACIÓN
Hay una gran similitud entre Génesis 1 y los capítulos 7-8:
De la misma forma que Dios ordenó las aguas en Génesis 1:1-10, así también en Génesis 8:11 Dios usa su aliento para ordenar las aguas del diluvio.
De la misma forma que Dios trajo los animales a Adán para que les pusiera nombre en Génesis 2:19, así también los trajo a Noé, esta vez para que los preservara en Génesis 7:8-14.
Dios estaba deshaciendo la creación por la corrupción humana, pero ése no sería el fin de la historia. Una nueva creación y un nuevo comienzo fue el resultado de la redención que Dios obró en Noé y su familia.
LA REDENCIÓN FUTURA
De esa misma manera, la redención en Noé nos apunta a una redención futura y completa. Una nueva creación futura. Ésta será una redención mucho mejor aún. Cuando Dios juzgó la tierra en los tiempos de Noé, no acabo con el problema del mal. De hecho, de la misma manera que Adán cayó en el Edén en Génesis 3, así también Noé caería en Génesis 9. Vemos como el pecado sigue reinando en el corazón humano, no fue una redención completa, Dios preservó a la simiente de la mujer, pero todo hombre seguía siendo contaminado por el pecado.
El arca no tenía el propósito de cambiar el corazón del hombre, esto solo puede hacerlo Dios mismo. El arca nos sirve como una ilustración de lo que Dios ha hecho solo en Cristo. Solo Jesús puede verdaderamente cambiar el corazón humano.
Esto nos apunta a una redención futura, un día en el que Dios hará habitar a aquellos que ha justificado en una nueva creación no será corruptible por el pecado.
Apocalipsis 21:1–6Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo. Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: «El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. »Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado» El que está sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Y añadió*: «Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas» También me dijo: «Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
Esta nueva creación será el punto final de la historia como la conocemos. Ya no experimentaremos más la amargura ni el dolor que el pecado inflige en el hombre. Ya no habrá más corrupción.
El nuevo mundo en le que Noé habitó, muy rápidamente se volvió a contaminar, pero no será así con nosotros en la redención final.
LA FE NECESARIA PARA LA REDENCIÓN
Ahora bien, creo que a todos nos gustaría experimentar esto. Todos anhelamos habitar en un mundo donde la violencia no es más un realidad, donde no hay más guerras, ni injusticias. Todos queremos esta redención, la pregunta está en cómo podemos obtenerla.
La Biblia nos muestra claramente que es por medio de la fe. Si leemos nuevamente la descripción que este texto nos da de Noé, vemos que resalta su obediencia a Dios y su justicia. Esto no quiere decir que Noé era sin pecado, sino que Noé vivía con un temor reverente a Dios que se traducía en obediencia y confianza.
Lea conmigo los siguientes pasajes:
Génesis 6:22Así lo hizo Noé; conforme a todo lo que Dios le había mandado, así lo hizo.
Génesis 7:5Y Noé hizo conforme a todo lo que el Señor le había mandado.
Génesis 8:16–18Sal del arca tú, y contigo tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos. »Saca contigo todo ser viviente de toda carne que está contigo: aves, ganados y todo reptil que se arrastra sobre la tierra, para que se reproduzcan en abundancia sobre la tierra, y sean fecundos y se multipliquen sobre la tierra. Salió, pues, Noé, y con él sus hijos y su mujer y las mujeres de sus hijos.
Juan Calvino en su comentario sobre este texto resalta la fe y sujeción de Noé a Dios. Éste hombre después de pasar un año en el arca, seguramente querría salir rápido y estar en tierra firme, pero no hasta que Dios se lo ordena que él se atreve a poner un pie fuera del barco.
La obediencia y sujeción de Noé a las instrucciones que Dios le había dado, evidencian una fe y confianza en el Creador.
Hebreos 11:7Por la fe Noé, siendo advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor reverente preparó un arca para la salvación de su casa, por la cual condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe.
El Nuevo Testamento claramente explica que es la fe lo que produjo la obediencia en Noé. Él no obedeció para ser salvo, no, Noé creía en Dios y esa fe fue la que lo llevó a obedecer. Noé era justo, vivía su vida con la firme convicción de que el Creador le observaba, creía que Dios era justo, y vivía con temor reverente.
Conexión con el evangelio: Amado amigo que hoy nos visitas, o quizás tú amigo que has asistido a la iglesia toda tu vida. No estamos hablando de una fábula que intentan mostrarnos alguna moraleja, no se trata de ver qué podemos aprender de la historia para superarnos a nosotros mismos. El diluvio fue un evento literal e histórico en el que Dios juzgó la tierra por la maldad de los hombres.
Esto volverá a ocurrir.
No por agua, como dice el apóstol Pedro sino por fuego.
Muchos piensan que el infierno es una manipulación de la iglesia para controlar a las personas, pero nada está más lejos de la realidad. Nuestro deber es advertir a todo hombre del justo juicio de Dios que tendrá lugar al final de los tiempos, y rogarles que por favor entren en el arca. Nuestro deseo no es la muerte sino la salvación del hombre, esto es lo que Dios quiere. Pero al mismo tiempo, la maldad no puede quedar impune.
Por eso, Dios ha provisto de un medio perfecto para la salvación, y a diferencia de Noé no tenemos que construirlo nosotros, Dios los proveyó en su totalidad. Cristo es esa arca en la cual podremos ser salvos del juicio venidero. De la misma forma que todos aquellos que no estaban dentro con Noé perecieron, así también todo el que no esté en Cristo Jesús, perecerá.
Recuerda las palabras de Jesús, Lucas 17:26–27… en los días de Noé… Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.” Esta es una realidad de la que nadie podrá escapar, así como tampoco escaparon del diluvio.
Pero Dios, que juzga pero al mismo tiempo redime, ha ofrecido a todos por igual una vía de salvación. Amado amigo, ven a Cristo. Ven a Cristo en arrepentimiento y fe. No hay nada que puedas hacer para salvarte, solo Jesús puede librarte del juicio que merecemos.
Solo en Jesús está nuestra redención.

LA GLORIA DE DIOS (Génesis 8:20-22)

Hebreos 11:7 Nos dice que Noé “... llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe.” Y esta es la justicia con la que hemos sido investidos aquellos que pertenecemos a su iglesia.
Y como su iglesia, respondemos de la misma manera que respondió Noé al experimentar esta gran salvación.
Pasado 1 año desde que comenzó el diluvió, Noé, finalmente a salvo puede poner su pie en tierra. Ahora, piense bien si usted estuviese en esa situación, si tuviera que pasar un año en un barco a la deriva sin poder salir de él, ¿qué es lo primero que haría al pisar tierra firme? En las películas estamos acostumbrados a ver que las personas tras un naufragio, llegan a tierra firme y lo primero que hacen es besar la tierra.
¿Qué haría usted? ¿Cuál sería su reacción después de haber sido librado de la muerte?
En el caso de Noé, su primera reacción fue la adoración.
Génesis 8:20Entonces Noé edificó un altar al Señor, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocaustos en el altar.
La reacción de Noé fue adorar a Dios por su salvación. Amados hermanos, una verdad que la iglesia del Señor debe entender es que la adoración no es un medio para hacernos sentir mejor a nosotros mismos. Muchos creyentes van a la iglesia queriendo tener una experiencia emocional por medio de la música como si ése fuera el propósito de la adoración.
Hace un par de años escuché a Victoria Osteen, la esposa del falso maestro Joel Osteen decir que “cuando venimos a la iglesia, y cuando adoramos, no lo hacemos por Dios, sino por nosotros mismos, adoramos porque esto nos hace felices y Dios quiere que seamos felices”. Pero, ¿es eso verdad? ¿Acaso la adoración se trata más de nosotros que de Dios?
La realidad amados, es que la adoración es una respuesta. La adoración y el sacrificio ofrecidos a Dios son una respuesta al carácter y la obra de Dios. Dios no necesita mi adoración, pero la merece. Dios no es como los dioses mitológicos que se debilitan si no son adorados, Él no necesita a nada ni nadie. Sin embargo, la adoración es la respuesta adecuada al contemplar sus atributos y sus obras.
Cuando consideramos lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo Jesús, nuestra respuesta inmediata ha de ser la adoración. Ha de ser el sacrificio agradable a Dios.
El propósito del ser humano salvo es reconocer los gloriosos atributos y la gloriosa obra que Dios ha hecho por Él.
APLICACIÓN
Vivir en adoración a Dios (2 Corintios 5:14-15).
Vivir en obediencia a Dios en medio de una generación corrupta (Romanos 12:1-2).
Vivir en gratitud por la redención recibida ¿Cuánto tiempo pasamos meditando en nuestro corazón lo que Dios ha hecho por nosotros?
Como iglesia, ¿cuánto estamos anunciando el juicio y la redención de Dios?
Que el Señor nos ayude a vivir en adoración y obediencia a Él mientras aguardamos la redención futura.
Oremos,
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