¿Qué es la apologética cristiana?

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Desde luego la apologética no es el evangelio, pero puede preparar el terreno para la predicación del mismo. Muchos creyentes se sienten inseguros cuando están en presencia de personas escépticas. Solamente están a gusto entre cristianos que profesan su misma fe y valores.

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1 Pedro 3:14–18 RVR60
14 Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, 15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; 16 teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. 17 Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. 18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;

INTRODUCCIÓN

En esta tarde quiero compartir este mensaje, en el cual hablaremos sobre un tema de mucho o de superlativo interés pues es de muchísimo valor para el avance del evangelio en una generación que demanda razones.
Desde luego la apologética no es el evangelio, pero puede preparar el terreno para la predicación del mismo. La apologética como defensa de la fe cristiana constituye una suerte de disciplina pre-evangelizadora capaz de alisar el camino hacia la creencia en Jesús como Hijo de Dios y Salvador del mundo.
Muchos creyentes se sienten inseguros cuando están en presencia de personas escépticas. Solamente están a gusto entre cristianos que profesan su misma fe y valores. Esto por supuesto se debe, en parte, a su poca preparación doctrinal o teológica. Tienen fe, pero no saben dar razones de la misma porque carecen de argumentos lógicos y de la capacidad de expresarlos claramente.
Esta deficiencia es la que viene a suplir la apologética.
En las sociedades modernas que hay en el mundo donde vivimos, abundan los mitos y las suposiciones falsas acerca de la Biblia y el cristianismo.
Algunos creen que Jesús nunca existió. Otros piensan que la idea de Dios es irracional y que los milagros no pueden darse en un universo sometido a las leyes inquebrantables como las de la física y la química.
Los hay también que opinan que no existen evidencias en favor de la resurrección de Cristo; que la Biblia no es fiable puesto que supuestamente fue escrita cientos de años después de que muriera el Maestro.
Otros dicen que los libros apócrifos (aquellos no incluidos en el canon Bíblico) tienen la misma relevancia que los demás. Otros señalan que todas las religiones, en el fondo, vienen a decir lo mismo. Algunos señalan al cristianismo como algo irracional y en fin que si Dios realmente existiera no habría maldad en el mundo.
Ante todo esto que acabo de mencionar, la apologética ofrece respuestas coherentes a todas estas posiciones erróneas que muchos de nosotros hemos oído y hasta creído como si fueran una verdad absoluta.
Antes de entrar en materia me gustaría explicar el origen de la palabra apologética.

ORIGEN DE LA PALABRA

La palabra griega apología, de donde proviene apologética, aparece unas 17 veces en el Nuevo Testamento y siempre suele traducirse como defensa de la fe cristiana.
Esta idea de defender razonadamente la fe resulta evidente en pasajes como:
Filipenses 1:7 RVR60
7 como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia.
1 Pedro 3:15 RVR60
15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
Aquí el apóstol Pedro exhorta a los creyentes nos solo a adorar a Dios, sino que también nos aconseja de manera imperativa a estar siempre preparados para presentar defensa, aquí la palabra defensa es apología. sin embargo su exhortación incluye que defendamos con mansedumbre y reverencia, lo que sería igual a humildad y respeto ante todo aquel que nos demande razón de la esperanza que hay en nosotros.
Ahora bien Pedro pide a los creyentes que estemos siempre preparados, es decir: listos, con la clase ya vista un par de veces, pero también implica que debemos estar en guardia, como un soldado, debe estar cada día listo con su vestimenta y su fusil en la mano para hacer uso de él en caso de necesitarlo.
Debemos alistarnos cada día con la Palabra de Dios para darle uso en el momento que nuestro deber nos llama y hablar de Dios y de Cristo sin temor.

La apologética cristiana no se refiere a una ciencia propiamente, sino al arte de defender o explicar la fe cristiana al no creyente.

Dicho esto ahora veremos:

LOS GRANDES APOLOGISTAS DEL NUEVO TESTAMENTO

No cabe la menor duda de que el mejor apologista del NT fue el Señor Jesucristo, quien supo defender su identidad y responder con sabiduría a las insinuaciones negativas de sus opositores hebreos.
El evangelista Juan nos narra algunas de estas conversaciones apologéticas. Por ejemplo: a los judíos que procuraban matarle, el Señor Jesucristo les dijo;
Juan 8:41–45 RVR60
41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. 42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. 45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.
Juan 8:46–47 RVR60
46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
Este es uno de mis pasajes favoritos de la Biblia.
El Señor Jesucristo no se doblegó ante el sistema religioso que lo odiaban y perseguían tratando de hacerle callar.
Aquí Él defiende su identidad como Hijo de Dios ante las insinuaciones malévolas de los judíos que creían que su nacimiento había sido ilegítimo, claramente llaman a Cristo nacido de fornicación.
Su argumento apela a la conciencia humana y a la razón.
El Señor les dijo si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que Él me envió.
Luego les da la razón del porqué ellos no podían entender su lenguaje, al señalarles de no escuchar o no querer escuchar su Palabra.
Y de esta misma manera hay personas allá afuera e incluso dentro de las Iglesias que no pueden entender el lenguaje espiritual del Señor porque no escuchan la Palabra de Dios o mejor dicho no quieren escuchar la Palabra de Dios.
Esta gente no podía escuchar no porque no tenían oídos para escuchar o porque tenían algún problema para oír, sino que simplemente no estaban interesados en escuchar al Señor.
Y muchas veces hasta entre los mismos creyentes hay personas que tristemente no tienen ningún interés en escuchar la voz de Dios. Por eso no pasas tiempo en su Palabra, por eso la predicación te es aburrida y hasta te llega a parecer monotoma y tan de poco provecho.
Y esa es la razón del porqué no podemos muchas veces entender Su lenguaje, algunos pareciera que cuando se habla de la Biblia se estuviera hablando de algo inentendible cuando es exactamente lo opuesto.
El mensaje de la Biblia no es un mensaje oculto, difícil de comprender, es un mensaje visible y revelado que requiere de nuestro interés para comprender a Dios.
Dios te ama, eso no es difícil de entender, Dios quiere salvarte, eso no es difícil de entender. Dios no quiere que mueras eso tampoco es difícil de entender. El infierno es real y eso no es difícil de entender. El problema es que no estamos interesados en escuchar a Dios. Al que como el Señor bien les dijo a esta gente que estaba frente a Él. El que vosotros decís que es vuestro Dios.
Si el Dios de la Biblia es realmente tu Dios entonces ¿por qué no lo habéis escuchado?
Si Él es realmente tu Dios entonces ¿por qué no le hemos obedecido?
¿Acaso no es Él el que te llama a que te arrepientas de tus pecados? O todavía no entiendes su lenguaje?
Si eres honesto contigo mismo no se debe a una falta de comprensión sino a una falta de interés.
Pero déjame advertirte de algo que incluso Dios mismo te advierte.
Isaías 13:11 RVR60
11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes.
Obedece a Dios antes que sea demasiado tarde para ti.
En otra ocasión cuando el sacerdote judío Anás interroga a Cristo, el Señor le responde:
Juan 18:19–20 RVR60
19 Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 20 Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.
Juan 18:21–24 RVR60
21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. 22 Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? 24 Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.
El Señor presento defensa antes sus opositores con una extraordinaria mansedumbre.
La mansedumbre nada tiene que ver con ser menso, tiene que ver con ser manso. Tampoco es ser un debilucho, es exactamente lo opuesto. El Señor Jesucristo tenía a su disposición un poder asombroso capaz de levantar a los muertos, secar arboles con su palabra, la lepra se derretía a su lado como mantequilla, los demonios huían de su presencia y le rogaban que no los enviase al infierno todavía.
Tenía a su disposición legiones de ángeles que le servían y estaban listos para venir a socorrerle si Él se los pedía sin embargo no usó esa facultad para defenderse, sino que con una extraordinaria mansedumbre respondió a todos diciendo contundentes verdades que estremecían hasta los posos mas profundos del infierno.
Querido hermano y querida hermana que me escucha, quiero que entendamos algo en esta tarde:
Tu no tienes que volverte un intrépido, o un osado energúmeno cuando tengas que defender ante todo aquel que demande razón de la esperanza que hay en nosotros.
Sino que de la misma manera que nuestro Señor Jesucristo, tranquilo, sosegado, con benignidad debemos hablar sin comprometer la verdad de la Palabra de Dios, sin miedo.

CONCLUSIÓN

De manera que y con esto vamos a concluir en este mensaje.
Adoremos si a Dios y santifiquemos su nombre por todo lo que Él es y hace entre nosotros, pero también estemos SIEMPRE PREPARADOS, para presentar defensa ante todo aquel que nos demande razón de la esperanza que hay en nosotros.
Para eso debes pasar tiempo a solas con Dios. No solo meditando sino estudiando la Palabra de Dios, La persona de Dios, de Cristo del Espíritu Santo. Para hablar del evangelio hay que estudiar el evangelio, la cruz, la justificación la resurrección etc.
Preparémonos para dar razones a esta generación y hablemos de Cristo sin temor.
Pero seamos humildes, seamos mansos, apacibles y amigables sin comprometer la verdad de Dios solamente porque no querer ofender a la gente.
No hagamos potable el evangelio solamente por querer agradar a la gente.
Seamos fieles a Dios siguiendo el ejemplo de Cristo.
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