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Génesis 4:3–7 NTV
3 Al llegar el tiempo de la cosecha, Caín presentó algunos de sus cultivos como ofrenda para el Señor. 4 Abel también presentó una ofrenda: lo mejor de las primeras crías de los corderos de su rebaño. El Señor aceptó a Abel y a su ofrenda, 5 pero no aceptó a Caín ni a su ofrenda. Esto hizo que Caín se enojara mucho, y se veía decaído. 6 «¿Por qué estás tan enojado? —preguntó el Señor a Caín—. ¿Por qué te ves tan decaído? 7 Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo».
Es interesante la historia de Caín y Abel, los primeros hijos de Adán y Eva.
Recuerden que Adan y Eva tenían vivo en su corazón el recuedo de la perfección del Edén.
Supongo que sería el tema de todos los días. Eso resonaba como un Eco en sus mentes.
Caín y Abel habrán crecido escuchando las historias de sus padres. Como Dios los puso en un lugar perfecto y ellos por escuchar una voz extraña en el huerto optaron por fallarle a Dios.
En Edén habían dos voces que competían dentro de Adán. La voz de Dios y la voz de la serpiente.
Muchos teólogos llegan a la conclusión de que en Edén, Eva representa la mente, la conciencia.
En otras palabras, la serpiente habló a la mente de Adán y le dijo come… Mientras fue un pensamiento no hubo pecado sino una tentación que requería una decisión.
Génesis 3:4–6 NTV
4 —¡No morirán! —respondió la serpiente a la mujer—. 5 Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal. 6 La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió.

De una idea se convirtió en una acción, de la acción se convirtió en desobediencia y de la desobediencia resultó perder el lugar que Dios había reservado para ellos.

Pecar es convertir en acción lo que en nuestra mente sabemos que es desobediencia.

Santiago 4:17 NBLA
17 A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.
Cuando sabes lo que tienes que hacer y haces lo contrario siempre resultará en desobediencia.
Probablemente Adán y Eva le enseñaron a sus hijos la importancia de ser obedientes. Imagínense lo habían vivido en carne propia.
Y le enseñaron a llevar ofrenda a Dios.
Génesis 4:3–7 (NTV)
3 Al llegar el tiempo de la cosecha, Caín presentó algunos de sus cultivos como ofrenda para el Señor.
4 Abel también presentó una ofrenda: lo mejor de las primeras crías de los corderos de su rebaño. El Señor aceptó a Abel y a su ofrenda,
5 pero no aceptó a Caín ni a su ofrenda. Esto hizo que Caín se enojara mucho, y se veía decaído.
6 «¿Por qué estás tan enojado? —preguntó el Señor a Caín—. ¿Por qué te ves tan decaído?
7 Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo».
Aquí lo que había era un problema de actitud y carácter.
Ambos presentaron ofrenda a Jehová, Caín presentó algunos de sus cultivos, pero Abel presentó lo mejor de la primeras crías.
Caín llevó de lo que encontró en el camino y Abel escogió lo mejor.
Esto es un asunto del corazón y de la fe.
Dios no miró la ofrenda sino la intensión, fe y razón por que la daban.
Hebreos 11:4 NTV
4 Fue por la fe que Abel presentó a Dios una ofrenda más aceptable que la que presentó Caín. La ofrenda de Abel demostró que era un hombre justo, y Dios aprobó sus ofrendas. Aunque Abel murió hace mucho tiempo, todavía nos habla por su ejemplo de fe.
Si Abel era un hombre Justo, Caín entonces no lo era.
Caín se enojó ante el rechazo de su ofrenda.
En lugar de analizar su corazón y preguntar por qué había sido rechazado, decidió enojarse y dice que se veía decaído.
Miren lo que Dios le dice:
Génesis 4:6–7 NTV
6 «¿Por qué estás tan enojado? —preguntó el Señor a Caín—. ¿Por qué te ves tan decaído? 7 Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo».
Dios sabía que Caín sabía por que su ofrenda había sido rechazada.

“A veces esperamos lo bueno de Dios haciendo lo malo”

Caín sabía que era lo correcto pero no quiso hacerlo… Por que?

Por que el pecado estaba tocando a su puerta, al acecho y ansioso por controlarlo.

Aquí pecado no es la palabra que se usa en el Nuevo Testamento como errar al blanco. Caín y Abel vivían aun en la gracia de Dios. No había leyes, sino instrucciones.
Aquí pecado significa una acción o sentimiento que transgrede algo prohibido ya sea en pensamiento, sentimiento, discurso o acción.
Había una acción o sentimiento que tocaba la puerta de Caín. y Caín tenía que decidir a quien iba a escuchar.
La instrucción de Dios fue: Domínalo y se su amo!!!
La decisión de Caín fue invitar a su hermano a un café y matarlo.
Génesis 4:8 NTV
8 Cierto día Caín dijo a su hermano: «Salgamos al campo». Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
Caín escuchó la voz equivocada, el resultado?
Génesis 4:11 NTV
11 Ahora eres maldito y serás expulsado de la tierra que se ha tragado la sangre de tu hermano.

Escuchar la voz equivocada termina expulsándote del lugar donde debes permanecer.

En otras palabras, la desobediencia siempre te exilia del lugar donde estás.
Adán y Eva fueron expulsados del Eden, Caín fue expulsado de su tierra!
Si escuchas las voces equivocadas serás exiliado de tu congregación, serás exiliado de tu casa, de tu trabajo y de todo lugar donde Dios te ha puesto para ser de bendición y bendecido.

Caín y Abel representan el fruto del árbol del bien y del mal.

Caín y Abel aún rondan dentro de nosotros.
Uno buscando ser justo y el otro tratando de matarlo.
uno tratando de adorar y el otro interrumpiendo tu adoración
uno llevando una ofrenda agradable al Padre y otro diciéndote recoge y lleva cualquier cosa
uno diciendo da vida y el otro con intensiones de matar.
Romanos 7:15–24 NTV
15 Realmente no me entiendo a mí mismo, porque quiero hacer lo que es correcto pero no lo hago. En cambio, hago lo que odio. 16 Pero si yo sé que lo que hago está mal, eso demuestra que estoy de acuerdo con que la ley es buena. 17 Entonces no soy yo el que hace lo que está mal, sino el pecado que vive en mí. 18 Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa no existe nada bueno. Quiero hacer lo que es correcto, pero no puedo. 19 Quiero hacer lo que es bueno, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero igual lo hago. 20 Ahora, si hago lo que no quiero hacer, realmente no soy yo el que hace lo que está mal, sino el pecado que vive en mí. 21 He descubierto el siguiente principio de vida: que cuando quiero hacer lo que es correcto, no puedo evitar hacer lo que está mal. 22 Amo la ley de Dios con todo mi corazón, 23 pero hay otro poder dentro de mí que está en guerra con mi mente. Ese poder me esclaviza al pecado que todavía está dentro de mí. 24 ¡Soy un pobre desgraciado! ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el pecado y la muerte?
Romanos 7:25 NTV
25 ¡Gracias a Dios! La respuesta está en Jesucristo nuestro Señor. Así que ya ven: en mi mente de verdad quiero obedecer la ley de Dios, pero a causa de mi naturaleza pecaminosa, soy esclavo del pecado.
Romanos 7:3–9 NTV
3 Así que mientras su marido viva, ella cometería adulterio si se casara con otro hombre; pero si el esposo muere, ella queda libre de esa ley y no comete adulterio cuando se casa de nuevo. 4 Por lo tanto, mis amados hermanos, la cuestión es la siguiente: ustedes murieron al poder de la ley cuando murieron con Cristo y ahora están unidos a aquel que fue levantado de los muertos. Como resultado, podemos producir una cosecha de buenas acciones para Dios. 5 Cuando vivíamos controlados por nuestra vieja naturaleza, los deseos pecaminosos actuaban dentro de nosotros y la ley despertaba esos malos deseos que producían una cosecha de acciones pecaminosas, las cuales nos llevaban a la muerte. 6 Pero ahora fuimos liberados de la ley, porque morimos a ella y ya no estamos presos de su poder. Ahora podemos servir a Dios, no según el antiguo modo —que consistía en obedecer la letra de la ley— sino mediante uno nuevo, el de vivir en el Espíritu. 7 Ahora bien, ¿acaso sugiero que la ley de Dios es pecaminosa? ¡De ninguna manera! De hecho, fue la ley la que me mostró mi pecado. Yo nunca hubiera sabido que codiciar es malo si la ley no dijera: «No codicies». 8 ¡Pero el pecado usó ese mandamiento para despertar toda clase de deseos codiciosos dentro de mí! Si no existiera la ley, el pecado no tendría ese poder. 9 Hubo un tiempo en que viví sin entender la ley. Sin embargo, cuando aprendí, por ejemplo, el mandamiento de no codiciar, el poder del pecado cobró vida
Hay una vida que es mas poderosa que el pecado que intenta dominarnos!!! Es la Vida en el Espiritu!!!
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