El engaño del sentimentalismo
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· 42 viewsLas buenas intenciones de Pedro por su aprecio por el Señor, no estaban siendo encausadas por la visión de Cristo sino por sentimentalismos que servían de oposición.
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El engaño del sentimentalismo
El engaño del sentimentalismo
Mateo 16:21–26
21Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. 22Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 23Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
24Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”
Introducción
Introducción
En el v. 16 Pedro confiesa por revelación divina que Jesús es el Cristo, (el ungido, el rey que había de venir).
Pero ahora, ignorante del plan de salvación y guiado por los sentimientos, se opone al plan de Dios, esto es sentimentalismo.
No podía dimensionar el beneficio de los padecimiento de Cristo para la humanidad.
El Señor declara que debe ir a Jerusalén a padecer de mano de los ancianos (lideres del pueblo), principales sacerdotes (lideres religiosos) y de los escribas (catedráticos de la ley). Donde debía morir pero promete resucitar al tercer día.
Superficialmente los discípulos entendían lo que Jesús decía (los padecimientos), pero no comprendían la profundidad de este sacrificio (la salvación). Por eso estaba sorprendidos, incrédulos e indignados de que su maestro hablara así.
Las buenas intenciones de Pedro
Las buenas intenciones de Pedro
Pedo y los discípulos amaban a Jesús, no deseaban que sufriese esta humillación, deseaban verlo triunfante, dominando a sus enemigos y ejecutando justicia sobre los malos (según la creencia judía del Mesías Salvador).
Para llegar a la imagen del rey triunfante y vencedor (según las profecías apocalípticas), Jesús primero presentarse como el siervo sufriente de Isaías 53:3 “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.”
Movido por el sentimentalismo, Pedro olvidó que debía respeto a su maestro y comenzó a regañarlo.
Mateo 16:22 “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.”
Las buenas intenciones de Pedro son nobles, pero contrarias a la voluntad de Dios.
Por mucho que nos parezcan incomprensibles los planes de Dios, es mejor confiar en Él y cumplir su Palabra.
Los sentimientos no deben regir las desiciones porque son engañosas: Jeremías 17:9 “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
Es mejor confiar en El Señor: Proverbios 3:5 “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.”
No sigamos la corriente de este mundo que está siendo guiado por sentimentalismos, opiniones personales, lo cual está llevando a la sociedad al caos y al dolor.
La reprensión de Jesús
La reprensión de Jesús
Mateo 16:23 “Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”
La reprensión de Jesús parece bastante fuerte, y quizá alguien creerá que fue injusta.
Sin embargo, es una corrección y no un insulto.
“...!Quítate de delante de mi, Satanás!...”
Jesús no estaba desechando a Pedro como cuando reprendió a Satanás en la tentación: Mateo 4:10 “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.”
en el griego original “Upage Opiso Mou, Satana” se puede traducir literalmente: “Apártate de mi camino y ponte de tras de mi, porque estás estorbando”
Por otro lado, Satanás es un adjetivo que significa “opositor”. Jesús le decía a Pedro que se estaba oponiendo, no que poseído por el diablo.
Luego dice “… me eres tropiezo…” me estas estorbando, me estas tendiendo una trampa”
Pedro sin saber esta actuando como satanás, como un opositor. .
Cuando alguien se opone a los planes de Dios por sentimentalismo y estorba a alguien a obedecer a Dios, se convierte en un satanás, en un opositor.
Posiblemente sin darse cuenta sea influenciado por el diablo como lo fue Eva, pero eso no significa que esté endemoniado.
Perder para ganar
Perder para ganar
Sabiendo Jesús que los demás discípulos estaban en el mismo sentir de Pedro, les aclara una verdad espiritual muy valiosa: “Es necesario perder en este mundo para ganar en las cosas celestiales.”
Mateo 16:24-26 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”
Jesús les dice que su padecimiento es el medio para coronarse como El Rey y Señor triunfante que ellos esperan.
Para alcanzar la vida eterna es necesario negarnos a nosotros mismos, padecer un poco en la carne para ganar la vida eterna.
Negarse a sí mismo significa rendir tu vida a Cristo, tus planes, tus deseos, proyectos, desiciones, etc.
Que tu vida se enfoque en servirle y agradarle a Él y no a tus deseos.
Cristo dejó su trono de gloria para tomar la cruz por amor a nosotros. Ahora nos invita a renunciar a nosotros mismos tomar nuestra cruz para estar dispuestos a morir por Él.
Porque si queremos salvar la vida, la vamos a perder, pero si estamos dispuestos a perderla por su causa, vamos a ganar la vida eterna.
Termina el Señor mostrando la insignificancia de los tesoros terrenales comparados con la gloria eterna. “¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” No es buen negocio ocuparse de los éxitos de este mundo si se pierde la vida eterna.
“...O qué recompensa dará el hombre por su alma...” ¿Podrá con todos sus éxitos pagar la salvación de su alma?
El Señor no está diciendo que es necesario ser fracasados en este mundo para ser salvos, si debemos atender las cosas terrenales, pero que debemos darle mayor importancia a las cosas espirituales.
Conclusión
Conclusión
En un mundo guiado por los sentimientos y opiniones personales, El Señor nos habla hoy que, es mejor confiar en su Palabra y obedecerla, porque los planes de Dios son perfectos y para nuestro bien.
Tomar tu cruz significa que estás dispuesto a morir por Cristo, así como Él estuvo dispuesto a morir por ti.
No que despreciemos la vida, sino que la amemos, pero que estemos dispuestos a entregarla por Él si es necesario, sabiendo que será una mejor ganancia. Filipenses 1:21 “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.”
Los sentimientos son el peor consejero del hombre, es mejor confiar en Dios y en su Palabra.
No sea que seamos un adversario opositores a los planes de Dios.