Servicio: Excusas y más excusas

Servicio  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 10 views
Notes
Transcript

Introducción

El monte de Horeb, el monte que posteriormente Moisés volvería a subir por 3 veces consecutivas para recibir las tablas de la ley. El monte de Horeb es el monte en el que muchos consideran fue el monte de su conversión, es aquí donde también su crecimiento espiritual se ve. Más allá se encuentra el Monte Pisga, que podría llamarse el monte de la desilusión de Moisés, ya que fue desde allí donde vio la tierra a la que se le había prohibido entrar.
Horeb fue el punto de transformación en la vida de Moisés, desde Horeb nada volvió a ser igual. Es el lugar donde ocurrió esta experiencia radical y transformadora. Aquí surge el nuevo Moisés. Aquí dejaría de cuidar las ovejas de Jetro y comenzaría a cuidar las ovejas de Dios, el rebaño de Dios (Sal 77:20).
El objetivo de este encuentro tan especial es para justamente eso, liberar al pueblo de Israel (Ex. 3:7-9) él sería el enviado. El pueblo necesitaba un pastor. Moisés sale de Egipto a sus 40 años, a sus 80 años mira la zarza que ardía. 40 años pastoreando ovejas que no le pertenecían, esos 40 años fueron de preparación para ahora dedicarse a pastoreas las ovejas de Dios por el resto de su vida (Lc 19:17).
Cita bíblica: Exodo 3:1-10

I. ¿Quién soy yo? No soy nadie (Ex. 3:11)

Éxodo: Los días de nuestra peregrinación 2. Las inseguridades crónicas de Moisés

El hecho es que Moisés estaba permanentemente inseguro de sí mismo y necesitaba recobrar esa confianza. Aquel episodio en Egipto hacía ya tantos años (2:11–15) le había dejado traumatizado. Toda aquella vitalidad de antaño había desaparecido; ya no era el príncipe de Egipto, sino un pastor de Madián que necesitaba recobrar la confianza en sí mismo, ser tratado con mucho amor y cariño y tener una mano a la que agarrarse.

Antes de responder a estas preguntas debemos pensar en Moisés como aquel que había sido criado en el palacio de Egipto. No era cualquier persona delante de los egipcios. Es probable que él haya sido del tipo de persona que creía resolver todo con su sola presencia hasta el día en que tuvo su fracaso (Ex. 2:11-15). Ahora sí, ahora ya no era el tipo de persona que él era o creía ser. Ahora tuvo que pasar por un desierto de 40 años donde aprendería algo nuevo para su vida, ser lo que Dios quería que sea, no lo que él creía que era.
Al parecer había perdido su identidad, pero había encontrado otra. Ya no era el príncipe ahora era el pastor. Se consideró a sí mismo: inserguro, vacilante, inepto, indigno y todos los adjetivos negativos que podamos imaginar.
Debemos pensar en 2 Corintios 4:7 donde Pablo reflexiona de que nosotros solo somos una fuente de algo valioso. Somo el contenedor de un tesoro.
Moisés pensó de sí mismo como alguien inepto e insuficiente. es decir, que no era apto para ese trabajo. Dios no negó su insuficiencia, sino que en su insuficiencia le mostró que él es suficiente (Ex- 3:12).

II. ¿Qué les responderé? No conozco nada (Ex. 3:13)

No solo se consideró inepto, sino también falto de conocimiento. Esto es conocimiento acerca de Dios. La pregunta ¿Cuál es su nombre? indicaba “¿Cuál es su historia?” Moisés debía probar que conocía a Dios, que sabía la historia de Dios.
Hasta ese momento el pueblo de Israel no había escuchado nunca ese nombre. No le estaban preguntando por los títulos de Dios, sino por el nombre de Dios, y lo que Moisés recibe de Dios es el gran “YO SOY EL QUE SOY” el Dios siempre presente, siempre activo e interviniendo para bien.
Con este nombre no solo presenta la omnipotencia de Dios, sino que donde no pueda llegar Moisés llegará la suficiencia de Del Dios vivo y donde Moisés sea débil, su inmenso poder entrará en acción.
Moisés no tenía el conocimiento total, pero sí el suficiente brindado por Dios. Dios lo capacitó para hacer lo que le pedía hacer.

III. ¿Y si no me creen? No se hacer nada (Ex. 4:1)

Esta es la tercera objeción de Moisés. Él pensaba que nadie le creería. Nuevamente, no le creerían por lo que él haría, pero al respuesta de Dios es: Claro que no te creerán, por eso convertirás la vara en una serpiente, harás que tu mano se vuelva leprosa y convertirás el agua del Nilo en sangre.
Nunca creerían a la palabra de un hombre, pero sí al obrar de Dios. Debía obedecer a Dios. Alzar la serpiente por la cola era algo que es muy probable que aterraría a Moisés, de por sí mirarla ya le causaba mucho temor.

IV. “Nunca he sido hombre elocuente” No sé hablar (Ex. 4:10)

La paciencia del Señor es sorprendente, ya había dado respuesta a su tercera objeción y Moisés sale con otra más. Este es uno de los últimos intentos de Moisés de evitar la misión que Dios le estaba asignando. “No tengo el don necesario” y es que el servicio al Señor no se trata de los dones que uno posea, sino de lo que Dios hace con nosotros.
La respuesta es sorprendente, Dios le presenta su hegemonía sobre sobre cualquier falta de capacidad. El verso 11 es un golpe a la objeción de Moisés. La obra del Señor no va con la incompetencia de uno o la competencia de otros

V. Por favor, envía a otro. No puedo (Ex. 4:13)

Esta es la gota que rebalsó el vaso. Esta era la negativa rotunda de Moisés. Algunos comentaristas expresan que Moisés estaría expresando lo siguiente: ¡Está bien, lo hacemos a tu manera! o ¡Haz lo que tú quieras!
Moisés ha sido vencido, le toca obedecer, pero le cuesta el enojo de Dios.
Éxodo: Los días de nuestra peregrinación a. La persistencia de una paciencia bondadosa

No cambió la visión que Moisés tenía de sí para que se “sintiera” competente, ni se comprometió a cambiar las circunstancias, ni sugirió que la tarea fuese más fácil de lo que parecía. Ni siquiera garantizó un éxito inmediato o instó a Moisés a “pensar positivamente” y no ser un derrotista. No, no ofreció nada más que a Él mismo como el Señor que acompaña a su pueblo (3:12), que se revela a sí mismo (3:13–15), que hace promesas (3:16–17), que es victorioso (3:18–20), que transforma (3:21–22), que es superior a cualquier enemigo o factor contrario (4:1–9), que crea (4:10–11) y provee (4:14–16). El “llamamiento” consiste, en realidad, en nada más que el Señor preguntando a Moisés: “¿Confías en mí? ¿Continuarás confiando plenamente en mí?”. Y, naturalmente, la prueba de esa confianza será la obediencia, la obediencia que surge y descansa en la fe.

Aplicación

“Dios usa a hombres y mujeres que son lo suficientemente débiles y frágiles como para apoyarse en Él.” Hudson Taylor
“Dios no llama a los calificados, califica a los llamados.” A. W. Tozer
“Hudson Taylor, al entrevistar a una persona que sólo tenía una pierna, le preguntó, por qué, teniendo esa discapacidad, quería ser misionero en China. Respondiendo, dijo: ¡Porque los que tienen dos pies no van!... Fue aceptado y enviado.”
“La voluntad de Dios nunca te llevará a donde su gracia no te pueda sostener.” Jim Elliot
300 citas para predicadores ¿Entregarte Al Señor, Pero No a La Iglesia?

Yo sé que hay algunos que dicen: “Me he entregado al Señor, pero no pretendo entregarme a ninguna iglesia”. Y, ¿por qué no? “Porque yo puedo ser cristiano sin ella”. ¿Estás bien seguro de eso? ¿Puedes ser un buen cristiano tanto si desobedeces los mandatos del Señor como si los obedeces? Supongamos que todos los demás hicieran eso mismo. Supongamos que todos los cristianos del mundo dijeran: “No voy a unirme a ninguna iglesia”. Entonces, la iglesia visible no existiría y no habría ordenanzas. Eso sería algo muy malo, pero aun así, ¿por qué no habríamos de hacerlo todos? ¿Crees tú que si hicieras algo que tiende a destruir la iglesia visible de Dios serías tan buen cristiano como si hicieras todo lo que puedes para edificarla? ¡Yo no lo creo, amigo!, ni tú tampoco. Tú no crees semejante cosa, se trata sólo de una excusa para ocultar algo.

¡He ahí un ladrillo! ¿Para qué fue fabricado? Para servir de ayuda en la construcción de una casa. Es inútil que ese ladrillo te diga que es tan buen ladrillo tirado en el suelo como cuando esté en la casa. El ladrillo no sirve para nada mientras no sea colocado en la pared. De igual manera, yo no creo que ustedes, cristianos vagabundos, estén cumpliendo su propósito, están viviendo de manera contraria a la vida que Cristo quiere que vivan, y han de ser culpados en gran manera por el daño que hacen.

CHARLES SPURGEON253