¿No te parece injusto?

René D. Quiñones
Pregúntale a Jesús  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Jesús el controversial

Estamos viendo a Jesús tal como aparece en los Evangelios. Usualmente se predica sobre los grandes milagros, o discursos de Jesús. Sin embargo, Jesús era un revolucionario para la época.
Aunque esta historia no lo parezca, mucho de lo que pensamos sobre Jesús hoy en día surge de esta historia.

Marta y María

Luke 10:38 NTV
38 Durante el viaje a Jerusalén, Jesús y sus discípulos llegaron a cierta aldea donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa.
¿Qué le ofrecerías a Jesús si Él te visitara?
Aquí vemos a una mujer que deseaba ver a Jesús. Viendo un poco más allá, el hecho de que ella abriera su casa para recibir visitas significa que ella era la jefa de la casa.
Tengan en mente también que Jesús no andaba solo. Marta tenía que preparar su casa para recibir a más de una docena de hombres que han viajado a pie por muchos días, y que seguramente tienen hambre. Marta al parecer tenía dinero para disponer, y decidió hacer una gran compra en el mercado para recibir a Jesús y sus discípulos.
Marta, sin duda, era una seguidora de Jesús, y ahora la vemos recibiendo a Jesús, a su futuro y eterno salvador en su casa.
Esta imagen debe ser nuestra actitud constante de nuestras vidas ante el Señor. Marta nos enseña a prepararnos desde antes para cuando Jesús nos quiera hablar, lo recibamos.
La segunda persona de la Trinidad decidió pasar por el hambre y la sed que todos experimentamos. Quizás Marta no lo sabía al momento, pero ella estaba recibiendo en su casa a Aquel que creó ese mismo banquete que ella preparó.
La fiesta era su ofrenda.
Luke 10:39 NTV
39 Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas,
Marta tenía una hermana llamada María. Ella no era la jefa de la casa, así que no tenía tantas preocupaciones en el momento. Antes de la comida, Jesús decidió seguir enseñando a sus discípulos.
Si los discípulos habían recibido la mejor enseñanza constante del mejor Maestro de todos, María estaba recibiendo un aperitivo, pero cada enseñanza vale más que todos los libros del mundo.
María no quería perderse ni una sola palabra, así que se sentó a los pies de Jesús. Solo los discípulos de un maestro podían sentarse a sus pies. Solo los hombres podían sentarse en esta posición.
El Evangelio es para todos los que quieran escuchar. Cualquier fragmento de una enseñanza de Jesús vale demasiado.
Luke 10:40 NTV
40 pero Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena. Entonces se acercó a Jesús y le dijo: —Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme.
Históricamente los cristianos han imaginado a Marta limpiando la casa, y cada generación la ha visto de mal en peor. La realidad es que Marta escuchaba a Jesús como todos los presentes igual que su hermana María, pero lo que ocurría en el fondo con los preparativos la estaban distrayendo.
Es más, podemos argumentar que Marta amaba a Jesús más que María si nos adelantamos un poco más en la historia de Jesús.
John 11:20 NTV
20 Cuando Marta se enteró de que Jesús estaba por llegar, salió a su encuentro, pero María se quedó en la casa.
Marta tenía las mejores intenciones del mundo. Quería preparar algo digno para el rey del universo con todo lo que pudo conseguir; pero como siempre, las mejores cosas toman tiempo, y para colmo, se sentía sola.
Según la etiqueta de esta parte del mundo, hace dos mil años y hoy, la visita no debe preocuparse de lo que ocurre en la casa. El anfitrión debe mantener el control, pero claramente no estaba pasando esto aquí.
Hay un paralelo aquí con la parábola del Hijo Pródigo: Marta, la hermana mayor, exige justicia a favor de ella por la “falta cometida” por María, la hermana menor, y Jesús debe ser el juez.
Luke 10:41 RVR60
41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
Culturalmente, cuando repiten un nombre dos veces, significa que la persona ama a la persona que llama. Jesús responde a Marta con amor.
“Estás preocupada por el regalo que me quieres dar, pero se te olvida que yo quiero darte algo.”

Qué es lo que más quiere Jesús (Lucas 10:42)

Luke 10:42 NTV
42 Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará.
¿Qué es lo que definitivamente vale la pena preocuparse?
Escuchar a Jesús.
Jesús nunca le dijo que dejara la ofrenda y los preparativos. Le dijo que todo lo que ella estaba preparando finalmente dejará de existir, pero Sus enseñanzas son eternas.
Todo lo que existe en este mundo al final se hará polvo, pero la Palabra de Dios nunca se expirará.
Jesús nunca le exigió a Marta que hiciera un banquete.
Con que le dieran un techo y un lugar para reunirse con sus discípulos era más que suficiente.
Jesús no cobraba por las visitas a domicilio.
Jesús pidió una sola cosa para su propio provecho personal dos veces en los Evangelios
John 4:7 NTV
7 Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber.
John 19:28 NTV
28 Jesús sabía que su misión ya había terminado y, para cumplir las Escrituras, dijo: «Tengo sed».

Conclusión

Dios no quiere nada de ti. Él te quiere a Ti mismo.
Matthew 19:21 NTV
21 Jesús le dijo: —Si deseas ser perfecto, anda, vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme.
No pienses que Dios te asalta cuando eres cristiano para que le des todo lo que tengas. Jesús murió por ti, y no por tus pertenencias.
Jesús nunca pidió lo extravagante. Siempre daba todo. Hasta trabajaba con hambre para dar todo lo que tenía.
Mark 6:31–34 NTV
31 Entonces Jesús les dijo: «Vayamos solos a un lugar tranquilo para descansar un rato». Lo dijo porque había tanta gente que iba y venía que Jesús y sus apóstoles no tenían tiempo ni para comer. 32 Así que salieron en la barca a un lugar tranquilo, donde pudieran estar a solas; 33 pero muchos los reconocieron y los vieron salir, y gente de muchos pueblos corrió a lo largo de la orilla y llegó antes que ellos. 34 Cuando Jesús salió de la barca, vio a la gran multitud y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Entonces comenzó a enseñarles muchas cosas.
Jesús nos ofrece un banquete más grande que nos podamos imaginar.
Dios siempre se merece que le demos lo mejor de nosotros, pero lo que Él más quiere de nosotros es que lo recibamos.
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