Más Bienaventurado

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Introducción

Hoy quiero empezar una nueva serie sobre uno de los temas más importantes y más evitados en la iglesia: el dar.
Nada nos lleva mejor a la realización de nuestras prioridades que escuchar lo que Dios tiene que decir sobre el tema del dinero. —Desconocido
Como introducción esta mañana quiero que leamos juntos unos de los pasajes más conocidos acerca del tema en el NT. Se encuentra en Hechos 20.
Hechos de los Apóstoles 20:32–35 RVG
32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, la cual es poderosa para sobreedificaros, y daros herencia con todos los santificados. 33 No he codiciado plata, u oro, o vestidura de nadie. 34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario, y para los que están conmigo, estas manos me han servido. 35 En todo os he enseñado que trabajando así, es necesario sobrellevar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
El apóstol Pablo se despide aquí y al hacerlo menciona varias ideas claves acerca del dar.
Primero, en verso 32 habla de una herencia. Herencia habla de un conjunto de bienes que recibe uno de otro simplemente por tener una conexión familiar o relacional con otro.
Segundo, en verso 33 habla de la codicia. La codicia es un deseo vehemente de poseer muchas cosas, especialmente riquezas o bienes.
Tercero, en verso 34 habla de que le tocó a Pablo trabajar para sostenerse. El trabajo es el esfuerzo necesario para conseguir algo.
Y cuarto, en verso 35 habla del dar. El dar es hacer que una cosa pase a otra persona.
Resumo todo de la siguiente manera. Todos deseamos más. Tanto, que nuestra vida se centra sobre esta idea. Buscamos obtener la mayor cantidad con la menor cantidad de esfuerzo porque odiamos la idea del trabajo. Pero, la realidad es que si vamos a poder disfrutar de una de mayores bendiciones de la vida cristiana, tenemos que soltar estos deseos y soltar estos bienes y aprender a entregarlos a Dios.
Pablo dijo que “más bienaventurado es dar que recibir.” A nuestra naturaleza humana es una paradoja. Parece contrario a la lógica. En esta serie queremos investigar la importancia del dar y porque podemos confiar y obedecer lo que Dios dice en Hechos 20:35.

Desarrollo

La palabra dar en Hechos 20:35 viene de la palabra griega “didōmi”. Puede tener varios sentidos pero su uso aquí y el sentido mas frecuente en el NT es el de dar o conceder.
Dar - es hacer que una cosa propia pase a otra persona
Conceder - Dar una cosa a alguien que la pide o desea
Ahora, si vamos a dar esto insinúa que tenemos en nuestra posesión la que se da. Si la tenemos en nuestra posesión decimos que es nuestra o nos pertenece.
En nuestro pensar, si un bien nos pertenece es difícil para nosotros dárselo a otro. Nos parece un sacrificio porque perdemos lo que tenemos y después de darlo tenemos menos. Si tenemos menos, hace que nuestra vida sea más difícil y menos cómoda.
Entonces, para empezar tenemos que entender quién es el dador y poseedor de todo.

1 - Dios es

Si cruzo este salon, recorriendo la mitad de la distancia restante con cada paso, me llevará un tiempo infinito o una cantidad infinita de pasos para llegar al otro lado. Algo infinito es algo sin fin y Dios es infinito en presencia, conocimiento, y poder.
Dios es el único ser infinito
Apocalipsis 4:8 RVG
8 Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas alrededor, y por dentro estaban llenos de ojos; y no reposaban día y noche, diciendo: Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso, que era, y que es, y que ha de venir.
Dios generó todo lo que hay en la existencia
Colosenses 1:16 RVG
16 Porque por Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en el cielo y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por Él y para Él.
Dios sostiene todo lo que hay en la existencia
Hebreos 1:3 RVG
3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo hecho la expiación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

2 - Dios el dador

Pedí a Lily en el aeropuerto en Leticia que nos comprara unas gaseosas. Le dije que sabía que ella tenía dinero. Me dijo que no quería. Me miró y dijo que esperaba que yo las comprara con mi dinero. Le dije “¿de dónde vino ese dinero que tenía?” Se fue para comprar las gaseosas.
Dios es el dador de todo
Santiago 1:16–17 RVG
16 Amados hermanos míos, no erréis. 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
Dios da lo necesario para la vida
Hechos de los Apóstoles 17:25 RVG
25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase algo; pues Él a todos da vida y aliento, y todas las cosas.
Los recursos de Dios son infinitos
Salmo 50:10 RVG
10 Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados.

3 - La creación es el receptor

Lo que hacen lo animales cuando les falta la comida. Un pero mueve su plato vacio. Un gato maulla a lado de su plato vacio. Un caballo o vaca mete la cabeza por la cerca para alcanzar la comida al otro lado o a veces hasta tumba la cerca.
La creación depende de Dios
Salmo 147:8 RVG
8 Él es el que cubre los cielos de nubes, el que prepara la lluvia para la tierra, el que hace a los montes producir hierba.
La creatura depende de Dios
Lucas 12:6 RVG
6 ¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas? Y ni uno de ellos está olvidado delante de Dios.
La humanidad depende de Dios
Salmo 104:14–15 RVG
14 El que hace producir el pasto para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre; para que saque el pan de la tierra. 15 Y el vino que alegra el corazón del hombre, y el aceite que hace lucir el rostro, y el pan que sustenta el corazón del hombre.

Conclusión

Si entendemos que Dios es la fuente de todo, el proveedor de todo, nosotros somos simplemente los receptores de su bendición, es un poco más fácil soltar los bienes que Dios nos ha dado. Si todo es de Él no es tan difícil devolverle lo que le pertenece.
Con demasiada frecuencia consideramos la mayordomía simplemente un asunto de dar a Dios, pero este aspecto es secundario. Antes de poder dar, debemos poseer, y antes de poseer debemos recibir. Por lo tanto, la mayordomía es, en primer lugar, recibir los buenos y generosos dones de Dios. - Murray J. Harris
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