La nueva creación

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La nueva creación(Apocalipsis 21:1 a 22:5)
- Después de describir el juicio de Dios, Juan pasa a la descripción de la nueva creación que Dios está formando por medio de la obra de Cristo.
- Esta sección arroja cierta luz sobre el estado eterno de los que han dicho “sí” a Dios en Jesucristo, pero de acuerdo con el propósito de este Apocalipsis, la primera aplicación de ella es al presente de la iglesia.
- Dios ya ofrece en Cristo un anticipo de las bendicio­nes que los creyentes esperan.
La venida de la nueva creación (Apocalipsis 21:1-8
Apocalipsis 21:1–8 RVR60
1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. 3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. 5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. 6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
- Dios renueva su creación, que ha sido contaminada por la rebelión (véase Is. 65:17).
- Juan describe la creación como cielo y tierra (1), recordando Génesis 1:1.
- La creación contaminada, la primera, deja de existir, junto con el mar.
- En la litera­tura apocalíptica, el mar general­mente simboli­za el mal (Dan. 7:2-3; Apoc. 13:8; 17:15); este simbolis­mo puede ser la razón de que Génesis 1 no dice que Dios creó el mar.
- Dios no crea el mar en Génesis.
- Otros apocalipsis también indican que no habrá mar en la nueva creación de Dios, enfatizando que se eliminará todo elemento negativo.
En el Apocalipsis de Juan, el mar también simboliza la separación (4:6; 15:2).
- Dios creó a la humani­dad para relaciones, y el peor mal que le puede suceder es la separa­ción o soledad.
- En Apocalipsis 21:1, Juan no describe la geografía de la morada eterna de los creyentes, sino que declara el fin de la maldad y de la separación.
- Dios está creando en Cristo un acceso totalmente abierto a sí mismo.
La ciudad santa, la nueva Jerusalén (2) es lo opuesto al mar.
- Es la sociedad de los creyentes.
- Si el mal produce soledad, la obediencia a Dios produce comuni­dad.
- Con las frases bajaba del cielo y procedente de Dios, Juan declara de manera enfática que esta comunidad es creada por Dios.
- La humani­dad nunca logrará por su propio esfuerzo la comunidad y armonía que su naturaleza anhela; sus esfuer­zos solamente producen la gran prostituta, Babilonia (caps. 17-18).
- La verdadera comunidad será don de Dios.
Esta es una de solamente tres veces que aparece Jerusalén en el Apocalipsis (véase 3:12; 21:10).
- En 11:8, Juan tuvo cuidado de no usar este nombre, porque lo reserva para la sociedad ideal que Dios está produciendo por medio de Cristo y de los que creen en él.
- Según su criterio, el judaísmo que tenía su sede en el Jerusalén terrenal no realizó este ideal.
- Esta ciudad terrenal fue destruida en 70 d. C.
- Juan declara que ni el fracaso del judaísmo ni la destrucción de la Jerusalén terrenal frustró el propósito de Dios de crear una sociedad humana totalmente dedica­da a él y gozando de armonía total entre sus miembros.
- Los fracasos de los cristia­nos tampoco frustrarán este propósito.
El adorno de esta sociedad (21:2) es su calidad moral (19:8).
- La comunión con Dios requiere y produce una conducta recta.
- Esta rectitud y justicia no es la meta final de Dios para su pueblo, sino preparación para una relación con Dios, una relación tan íntima como la de esposos.
La voz que provenía del trono explica que se trata de una relación con Dios (3).
- Dios hace su morada entre los seres humanos (véase Ex. 25:8).
- La figura de las bodas en 19:7 y la de acampar aquí expresan la misma verdad: una relación estrecha entre Dios y cada ser humano.
Otra manera de decir lo mismo es que los creyentes sean su pueblo y que Dios sea su Dios.
- El ideal expresado en 21:3b se encuen­tra a través de toda la extensión del Antiguo Testamento (Ex. 6:7; Jer 31:33; Ezeq. 37:23; etc.); es una frase clave para entender el propósito de Dios para su crea­ción.
- Levítico 26:11-12 y Ezequiel 37:27 combinan las mismas ideas que Apocalip­sis 21:3a y 3b, y pueden ser la fuente que Juan utiliza.
- Juan repite la imagen que usó en 7:17 para enfatizar que Dios viene para consolar a su pueblo (21:4).
El Creador se preocupa por cada lágrima de sus criaturas.
- Apocalipsis 21:4b explica en qué sentido el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir (1).
Apocalipsis 21:4b RVR60
4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
- Desaparecen todas las penas y experien­cias amargas de la existen­cia actual.
- En Dios, no hay muerte ni motivo de llanto, lamento o dolor.
- Estas no fueron parte de la voluntad original de Dios para su creación; más bien tienen su origen en el “no” que el hombre ha dicho de Dios.
- Siguen siendo experiencias aun de los arrepentidos hoy; pero cuando Dios se acerca para enjugar nuestras lágrimas, las convierte en bendi­ciones y nos da la esperanza de un mundo en que estas cosas no existan.
Estas cosas dejan de existir porque Dios se ha dado la tarea de hacer nuevas todas las cosas (5).
- La criatura puede rebelarse contra Dios, y causar el estado trágico que existe hoy en el mundo, pero Dios no se queda con los brazos cruzados.
- Sigue siendo un Creador activo, renovando su creación.
- A Juan le manda, Escribe, porque el anuncio de esta renovación es digno de ser preservado por escrito.
- Son palabras verdaderas y dignas de confianza; revelan la verdad acerca de la fidelidad de Dios a su propósito y a sus promesas.
- Dios manda que este ideal se ponga por escrito porque él se compromete a realizarlo.
El versículo 6 presenta la paradoja de la soberanía de Dios y de la necesidad de una respuesta humana.
- Primero, Dios declara hecho su propósito.
- El comenzó el proceso con su palabra creadora, y él lo completará (véase 1:8)
- La iniciativa siempre es de Dios y Dios siempre tiene la última palabra.
- Después de esta declaración, y a pesar de que su palabra no se puede frustrar, Dios lanza una invitación al que tenga sed.
- El propósito de Dios es una relación con el ser humano, y una relación es genuina solamente cuando las dos partes la aceptan.
- Así que, a pesar de que la primera palabra es de Dios y la última palabra es suya, el hombre es invitado a dar su respuesta a la iniciativa e invitación de Dios.
- Dios es soberano; no está sujeto a la respuesta humana, pero tampoco obra sin tomar en cuenta esta respuesta.
- Es la paradoja de toda relación; escogemos a nuestros amigos, pero también somos atraídos a ellos.
- El requisi­to para acercarse a Dios es que uno tenga necesidad.
- Todos los humanos la tienen, pero no todos la reconocen.
- Cuando uno reconoce su necesidad y se abre a Dios, recibe todo lo que necesita gratuita­mente.
- No nos pide que le paguemos sus favores, sino que correspondamos a su provisión con un constante pedir, confiar y agradecer.
Lo que Dios da al sediento es agua de vida (véase Juan 4:10; 7:37-38), un símbolo de la relación que da sentido a la vida.
Juan 4:10 RVR60
10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Juan 7:37–38 RVR60
37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
La promesa es para el que salga vencedor (Apoc. 21:7).
- En cada mensaje de Apocalip­sis 2 y 3, hay una promesa al vencedor, a quien permanece fiel hasta la muerte (véase comentarios a 2:7 y 2:11).
- La promesa de 21:7 es una de varias semejanzas en 21:1-22:5 a las promesas al vencedor en los capítulos 2 y 3.
- Hay tensión entre la promesa gratuita (Apoc. 21:6b) y la necesidad de vencer para poseer lo que Dios ha prometido (7a).
- Es la misma tensión que hay en cualquier relación íntima genuina.
- Uno hace bondades a la pareja o a los amigos espon­táneamente y no para recibir un beneficio en pago.
- Sin embargo, hay también reciprocidad.
- En la relación ideal, uno se deleita en lo que da y también en lo que recibe.
- Dios está obrando en Jesucristo para producir esta relación ideal.
Apocalipsis 21:7b hace individual la promesa de 3b.
- La relación que Dios quiere con su pueblo no es solamente corporativa; se extiende a cada indivi­duo.
- Hay una alternativa a este cuadro ideal.
- En contraste radical a la comunidad de los que dicen “sí” a Dios, hay quienes le dicen “no” los que componen Babilonia (8).
- Las maneras de expresar este negativo reflejan la situación de Juan y de las iglesias a las cuales escribe.
-Los cobardes son los que tienen temor de enfrentar la oposi­ción del mundo y eligen seguir a la bestia (véase 13:3-4) en lugar de sufrir con Cristo.
- Por su rechazo de Cristo, se pueden describir también como incrédulos, y como abominables porque adoran (dedican sus vidas a) una perver­sión de la verdad.
- Seguir la bestia es promover la muerte y oponerse a la verdadera vida, de manera que sus seguidores se pueden llamar asesinos.
- Cometen inmoralidades sexuales en cuanto rechazan la relación legítima y exclusiva con Dios para la cual fueron creados.
- El objeto de los que practican artes mágicas es manipu­lar la creación de Dios para beneficio propio, y ésta es la actitud hacia la creación que resulta del egoísmo de Babilonia.
La misma deslealtad a Dios que se llama inmoralidad sexual es a la vez idolatrí­a, porque el que no adora a Dios es condenado a adorar alguna criatu­ra.
- En el Apocalipsis, el objeto de la adoración falsa es la bestia, y la adoración funciona como un símbolo del uso del poder.
- El que usa su poder, autoridad o don para servir a otros está adorando al Cordero, y el que lo usa para propósitos egoístas y para obligar a otros a servirle está adorando a la bestia.
Finalmente, los ciudadanos de Babilonia son mentirosos.
- En el día de Juan, la gran mentira que el vencedor en Cristo no pronunciaba fue “César es Señor.”
- Algunos fueron a la muerte por confesar más bien “Jesús es Señor.”
- Hoy la gran mentira ha tomado otras formas.
- Algunos dicen, “Dios no existe.”
- Otros, que el hombre mismo puede controlar su mundo y resolver sus problemas.
- Otros, que el dinero o la ciencia o la cooperación humana o el esfuerzo individual o la rectitud moral es suficien­te.
- De cualquier forma, la mentira produce muerte.
- A fin de cuentas, la única alternativa a la nueva Jerusalén, la comunidad de los que siguen al Cordero, es el lago de fuego y azufre.
- El resultado de rechazar la relación que Dios ofrece no es la feliz independencia que el rebelde anhela, ni siquiera una vida mediocre o vacía, sino calamidad total: la segunda y eterna muerte.
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