VER PARA CREER (Marcos 10:46-52)

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1 LA FE DE UN CIEGO (46-47)
2 LA FE EN MEDIO DE LA ADVERSIDAD (48-50)
3 LA FE CIEGA SANA Y SALVA (51-52)
Intro
Seguimos con esta serie del Evangelio Según San Marcos.
Venimos del pasaje en el que Jacobo y Juan le pedian a Cristo un lugar que no merecen, o mejor dicho que no les corresponde. Un lugar de poder, vamos a ver el contraste ahora con un personaje humilde, el ciego Bartimeo.
Pero, recordar que este pasaje es el último antes que Jesús suba a Jerusalén en la entrada triunfa.
Volviendo al pasaje, mucho se escucha por estos lares, «hay que tener una fe ciega para creer que el Real Madrid va a ganar esta liga con la diferencia que le saca el Barsa» o «Hay que tener una fe ciega para creer que vas aprobar el examen sin haber estudiado»
Por otro lado se dice mucho: «ver para creer» o «si no lo veo no lo creo» diria una persona sin fe.
A los ojos de los hombres realmente la fe es ciega,
2 Corintios 5:7 LBLA
7 (porque por fe andamos, no por vista);
Precisamente lo que quiere decir este pasaje, nos lo va a enseñar un personaje que tiene mucha autoridad para hacerlo. Se llama Bartimeo y es ciego.
¿Y qué es lo que nos va a enseñar Bartimeo? ¿qué quiere decir «fe ciega» y «ver para creer»? ¿qué nos enseña este pasaje sobre la autoridad y el poder de Cristo?

1. LA FE DE UN CIEGO (46-47)

Realmente un ciego debe poseer a parte de otras habilidades como con el tacto, el oido, debe desarrollarla, pero a parte de esto debe ejercer una especia de fe. Fe en su lazarillo, ya sea una persona o un perro. Pero esa fe es de ciertamanera distinta a la que vamos a mencionar aquí.
Este ciego a parte de tener una fe natural, tenía otra fe de la cual debemos aprender.
Marcos 10:46–47 LBLA
46 Entonces llegaron* a Jericó. Y cuando salía de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, un mendigo ciego llamado Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. 47 Y cuando oyó que era Jesús el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
a) No podía ver y estaba en medio de la multitud.
Imaginaros la situación, a Jesús le seguía una gran multitud, otra se agolpaba en los lados del camino. Había cierto murmullo se puede entender.
Ese hombre, era ciego, y al ser ciego era un mendigo, estaba a un lado del camino, aferrado a lo único que tenía que era su manto. Normalmente los mendigos se ponían al lado de los caminos en las entradas o proximaciones de las ciudades para que los caminantes les dieran limosna, este hombre estaba allí.
Aunque no sabemos si el ciego fue a buscar a Jesús, o él estaba en su lugar de siempre y Jesús pasó por allí (me inclino por lo segundo), Jesús pasaba por su día, como un día pasó por el nuestro, cuando menos lo esperábamos.
Pero lo que si es cierto, es que este ciego si había escuchado hablar de Jesús porque le conocía, por su forma de llamarlo.
Alguién le había hablado de su poder, de su autoridad. Aquí vemos lo importante que es el oido, el oir y escuchar, saber ver con los ojos del alma, del corazón. El ciego le bastó con oir por saber quien era Jesús…
b) Pero aunque no veía lo oyó
Estoy recordando el siguiente versículo…
Romanos 10:17 LBLA
17 Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.
Y oyó a Cristo que iba pasando…

47 Y cuando oyó que era Jesús el Nazareno

Cuan improtante es para nosotros desarrolar el oído. Pues que pronto somos para hablar y que tardos para oir y escuchar.
Cuando la Palabra nos manda:
Santiago 1:19 LBLA
19 Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira;
Pues nosotros pronto para lo malo. muchos impulsos nocivos, pero no somos capaces de tener paciencia y estar esuchando y oyendo.
Quizás estás pensando ahora, uuuf que pesado el tío este, que pesado el pastor, que se calle ya que termine y me quiero ir. jej.
Pero hermanos, necesitamos escuchar más, pero no sólo escuchar por escuchar, o oir por oir, sino saber oír y escuchar para ver con los ojos de la fe, que están en nuestro interior.
Este ciego, aunque estaba con esa incapacidad, aunque estaba rodeado de mucha gente y podría tener miedo a que lo pisaran o quitaran lo único que tenía, supo escuchar y ya pudo ver con los ojos de la fe. Esto es un don de Dios que seguro ya se lo había concedido Dios.
Y esta fe, le hace clamar…
c) Clamó.

comenzó a gritar y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!

él conocía a Jesús, aunque pudiera tener una confusión por falta de contexto, le llamó por titulo mesiánico. Y me inclino que este hombre por reveleación, gracia de Dios si sabía quien era Jesús por lo que le pide.
Pero volvamos: Jesús Hijo de David,
Es un título que reconoce a Jesús como el Rey Prometido, el rey libertado… hasta ahí todo bien…
Pero mejor aún, cuando dice: «Ten misericordia de mí»
¿En que podría tener misericordia de un rey si este hombre no había hecho nada malo aunque ser ciego estaba mal visto? ¿qué podría pedirle el cielo, un lugar en su palacio, o un mejor trato ante la sociedad? ¿Ten misericordia de mí?
Me inclino que realmente el ciego por obra de Dios, sabía que Cristo tenía poder y autordad para sanarle, porque era un enviado mucho mayor que un simple rey libertador, sino un enviado para sanar y salvar.
Esta es la fe de un ciego, que veremos que va en aumento…

2. LA FE CIEGA EN MEDIO DE LA ADVERSIDAD (48-50)

Bartimeo podría tener miedo, temor a las circunstancia que enfrentaban, eran adversas pero su fe es mayor.
Cuando tenemos aprender.
Marcos 10:48–50 LBLA
48 Y muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Y Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Y llamaron* al ciego, diciéndole: ¡Anímate! Levántate, que te llama. 50 Y arrojando su manto, se levantó de un salto y fue a Jesús.
a) Ante la oposición el más clamó (debemos aprender)
Él no se dio por vencido, se encontró con la oposición de aquellos que les rodeaba.
Muchas veces en medio de las circunstancia que nos rodean, nos desanimamos, son como opositores a nuestra fe. Pero la actitud de Bartimeo nos tiene que hacer pensar.
Él seguía clamando a Cristo, llamandole con el título mesianico Hijo de David, él seguía pidiendo misericordia. Y mientras mayor era la oposición, mayor era su fe, clamaba con más ahínco.
Cuantas veces nos desanimamos nosotros a la mínima, cuando mayor es la posición mayor debe ser nuestra fe, mayor debe hablar nuestra fe.
Y cuando la fe opera por encima de la oposición y las adeversidades, mejor sabe la bendición después. Dios bendice…
b) La fe abrió el camino. (Jesús le llamó)

49 Y Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Y llamaron* al ciego, diciéndole: ¡Anímate! Levántate, que te llama.

La obra de Dios en este hombre había comenzado antes, con la acción del Espíritu Santo a dotar a Bartimeo con la fe para clamar a Cristo como debe ser, esa fe que le salvaría, esa fe salvadora.
Jesús nos llama, Jesús llama.
Y para eso usó a sus discípulos más cercanos. Lo mismo pasó con nosotros cuando nos llamó, Jesús uso a algún o algunos de sus discípulos que nos mostró donde encontrar a Cristo y nos llevó a Cristo. Para que Él después hiciera su obra.
Estos enviados de Cristo, no sólo llamaron y le pidiero que se levantara para acompañarlos hasta Cristo, recordar que era ciego. Sino que le condujeron cuidadosamente hasta los pies de Cristo.
Caray, que similar es esto a nuestra conversión. Nosotros ciegos, sin ver, Cristo se acerca a nuestra vida monotona, usa a sus discipulos y estos nos conducen a los pies de Cristo.
¿Sabes algo? Tu hoy cirstiano, eres ese discípulo que Jesús envía para traer a Él y conducir a los que aún están ciegos, como tu estabas ciego.
Pero cuando escuchamos que Cristo nos llama, sólo podemos reaccionar como lo hizo Bartimeo.
c) Ante una verdadera fe, el dresprendimiento de donde teníamos puesta nuestra confianza.

50 Y arrojando su manto, se levantó de un salto y fue a Jesús.

Este ciego mendigo, lo único que tenía era su manto. Era su único bien y su bien más valioso.
Pero antes la llamada de Cristo, todo lo que para nosotros era ganancia se torna basura.
Ya lo dijo Pablo:
Filipenses 3:7–8 LBLA
7 Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo,
Para Bartimeo, aquello que para él era tan valioso, dejo de tener valor, comparado con la llamada de Cristo.
En nosotros esto debe ser un ejemplo. Con la llamada, y la practica de la fe, todo torna en una cuestión de prioridades.
Y lo que debe ser primero, si realmente vemos con los ojos de la fe, es Cristo y su voluntad, aunque esto significa dejar cosas que para nuestra carne son valiosas al lado del camino.
La fe de Bartimeo es maravillosa. ¿Por qué, que le garantizaba a Él que no iba a necesitar el manto? ¿Que le garantizaba a él que iba a vivir algo mejor que lo único que tenía en este mundo? Obviamente era su fe en Cristo, era conocer a Cristo.
Y si, todos en algún momento podemos meter la pata. Pero si Cristo no es importante en tu vida, si no es el primero, dejame decirte, que no conoces entonces bien a Cristo y la demisión de su llamada, y todo lo que esto conlleva.
Mira a Bartimeo. Perder es ganar.
La fe ciega, le llevó a la gran bendición como a nosotros.

3. LA FE CIEGA QUE SANA Y SALVA (51-52)

a) El encuentro esperado.

51 Y dirigiéndose a él, Jesús le dijo: ¿Qué deseas que haga por ti?

Bartimeo tuvo su encuentro esperado, no fue movido, por su capacidad natural, pues en todo momento necesitó ayuda para llegar a Jesús.
Fue Jesús quien le llamó a que fuera a él.
Pero Bartimeo lejos de desesperar y bajar los brazos, su fe le movió a clamar a Jesús.
Y tuvo el encuentro cara a cara, aunque el no pudiera verlo.
Que tan parecido a nosotros, tuvimos el encuentro con Cristo pero no le vemos, aunque sabemos que por su gracia algún día le veremos.
Y aquí un momento clave…
b) Diferencia de la petición de Jacobo y Juan (humildad)

Y el ciego le respondió: Rabonía, que recobre la vista.

Las comparaciones son odiosas, pero en este caso son necesarias.
Recordemos:
Marcos 10:36–37 LBLA
36 Y Él les dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros? 37 Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Y que le pide Bartimeo:
La Biblia de las Américas (Capítulo 10)
Raboní, que recobre la vista.
Maestro, que recobre la vista.
Jesús no cura inmediatamente al hombre, sino que dialoga con él intentando provocar su fe. La pregunta que le hace es la misma que le hizo a Santiago y Juan en el episodio anterior (10:36), pero la intención es distinta. Allí se trataba de sacar a la vista su orgullo y manipulación; aquí se trata de discernir la naturaleza de la petición y provocar una fe mayor. ¿El hombre sólo quiere dinero o puede confiar en que Jesús hará lo imposible?
Pero el quería ver no para cosa vana, sino para gloria de Dios.
Y así fue. Muchas veces, pedimos con vanidad, pero que necesario es buscar en nuestra oración el centro de la voluntad de Dios.
Bartimeo pidió esto, porque sabía que Cristo podía curarle, porque quería que Cristo reforzado, quiero decir, Dios glorificado.
Y .... Porque quería seguirle…
c) Sanado, salvado y comenzó a seguirlo ( nuestro deber)

52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanadoa. Y al instante recobró la vista,

Aunque en nuestras versiones viene «sanado», la palabra viene del griego

σέσωκέν

4982. σώζω sózo; del prim. σῶς sós (contr. por el obs. σάος sáos, «seguro»); salvar, i.e. librar o proteger (lit. o fig.):—hacer salvo, librar, misericordia, preservar, salvar, sanar, sano.

La restauración física y espiritual parece ser lo que se pretende aquí, ya que el hombre aparentemente sigue a Jesús como discípulo.
Lo que ocurrió con Bartimeo que no sólo fue sanado de la vista, sino que por medio de la fe dada por Dios, fue salvado. Este es el mayor regalo.
Y ¿que hizo Bartimeo?

y le seguía por el camino.

Esto es lo que debemos hacer, y aunque a veces se nos haga difícil es que tenemos que caminar por fe.
Gracias a Dios tenemos al ES que nos guía.
Y hermanos, estamos en este mundo no para poner las cosas de este mundo primero, sino para seguir a Cristo. Y ser de bendición para otros.
CONCLUSIÓN
LA FE Es CIEGA, por eso tenemos que ver con el corazón más que con los ojos.
Aprendamos de este ciego la fe que tenía.
Aprendamos de este ciego, su concepto de prioridades, que dejó todo lo que tenía para ir a Cristo.
Aprendamos de este ciego, que pudo haber podido pedir lo que deseara, y le pidió ver, pero no ver para vanidad, síno que ver para seguirle.
Necesitamos la humildad, el concepto de prioridad, y el arrojo de este ciego sanado.
Ya no era un mendigo, ya se convirtió en un seguidor y siervo de Cristo.
Aprendamos que sólo por Cristo podemos ser salvo, y ver las cosas como realmente son.
Si aún estas ciego en cuanto al conocimiento del Evangelio, tranquilo, trata de ver con los ojos de la fe. Ve a Cristo y pidele que te permita ver, para así seguirle.
Si, la fe es ciega para uno pero te hace ver con el alma y creer en Cristo y la Vida Eterna.
Que el Señor nos permita ver cada vez con más claridad.
que Dios bendiga su Palabra.
ORACIÓN FINAL.
Señor Dios Concedenos ver con los ojos de la fe para que no nos distraigamos con la vista en este mundo. Que nuestra mirada y nuestros ojos estén puestas en ti. Que podamos oir tu voluntad para así poder movernos aquí como discipulos fieles que son para tu gloria y bendición para otros. Esto te lo pedimos. Por Jesucristo Nuestro Señor, que vive y Reina por los siglos de los siglos. Amén.
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