La Predicación Del Evangelio

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Lo primero que necesitamos entender sobre la predicación del evangelio a los perdidos es que Dios nos ha ordenado a hacerlo. Dios no manda a los pecadores a que asistan a la Iglesia, Dios manda a la Iglesia a buscar a los pecadores.

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Mateo 28:16–20 RVR60
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

INTRODUCCIÓN

Que muchos cristianos dieron su vida por su fe sin ofrecer resistencia física es un hecho ampliamente conocido, pero que lo hicieran calladitos... eso si que no. La ley romana exigía que se pusiera por escrito todo proceso judicial que se llevara a cabo en los tribunales y gracias a esto, conservamos algunos registros, denominados actas proconsulares (posteriormente llamadas actas de los mártires), las cuales recogen los debates llevados a cabo durante los procesos cristianos. Por ejemplo.
Bajo el mandato de Antonino Pío (138-161), fue apresado Policarpo de Esmirna (65-155), un cristiano anciano de 86 años.
Este hombre llegó a discutir enérgicamente con el procónsul que le juzgaba. Como a pesar de su insistencia el anciano no apostataba de su fe, el procónsul le amenazó con quemarlo en la hoguera, a lo que Policarpo respondió: Me amenazas con un fuego que arde una hora y pronto se apaga, porque no conoces aquel fuego del juicio venidero y del eterno suplicio que espera a los impíos.
Policarpo acabo en la hoguera aquella tarde.
Así tenemos muchas actas que registran la valentía y la intrepidez de los primeros cristianos.
Los primeros cristianos nos dieron un ejemplo inigualable de fidelidad y perseverancia: No renegaron de su fe ni dejaron de proclamar con sus argumentos el evangelio de Cristo.
Cristianos fieles a Dios es lo que necesitamos ser nosotros actualmente. Preparados para presentar defensa y sin temor a los que solo pueden hacer daño a nuestro cuerpo.
Habiendo dicho todo esto:
Lo primero que necesitamos tener en cuenta en relación a la predicación del evangelio es que el Señor que es poseedor de toda potestad en el cielo y en la tierra, encargó la responsabilidad de predicar su mensaje a la Iglesia.

EL SEÑOR DE LOS CIELOS Y DE LA TIERRA NOS HA ENVIADO A PREDICAR EL EVANGELIO A LOS HOMBRES

No es a los perdidos a quienes el Señor manda a ir a la Iglesia, sino a los creyentes. Pero Cristo mandó a la Iglesia a buscar a los perdidos y su mandato aún esta vigente.
Lo segundo que debo tener presente es que el evangelio por naturaleza ofende a los hombres.

EL EVANGELIO POR NATURALEZA OFENDE A LOS HOMBRES

Marcos 8:34–38 RVR60
34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. 36 Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? 37 ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? 38 Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
El Señor Jesucristo fue muy preciso y directo durante su ministerio. Ese mensaje que acabamos de leer ofendió y sigue ofendiendo a los hombres.
En esencia eso es lo que significa o el costo de ser un seguidor de Cristo y muchos hombres no están dispuesto a pagar el precio porque lo que pide el Señor es de mucho valor para ellos.
Aunque nuestra meta, o nuestra misión al predicar el evangelio, no es ofender a las personas, nunca debemos sacrificar la claridad del evangelio para no resultar ofensivos. Debemos ser claros y esto no significa hablar de tal manera que nos entiendan, es hablar de tal manera que la persona entienda su verdadera condición al encontrarse sin Cristo y sin arrepentimiento.
Debemos hablar claramente del pecado, debemos hablar claramente de la impotencia del pecador para salvarse, debemos hablar claramente del significado de la cruz, de la necesidad de venir a Cristo en arrepentimiento y fe, debemos hablar de la terrible condenación que les espera a todos los que rechazan a Dios ya que ese es el ejemplo de evangelismo que nosotros encontramos en los evangelios y en toda la Palabra de Dios.
En Hechos 2:36 Pedro fue bien claro y bien preciso. Así que no tratemos y no somos una Iglesia que potabiliza y rebaja las demandas o esconde aquella parte de la verdad que no suele ser bien recibida por el hombre pecador.
Si hacemos el evangelio más potable solamente para no resultar ofensivos, a partir de ese día seremos infieles a la encomienda que el Señor nos ha dado de predicar todo Su consejo, toda Su Palabra.
Como creyentes debemos estar dispuestos a ser rechazados por la sociedad.
Pero parece que en el tiempo actual los creyentes nos hemos hecho tan reacios es decir, nos resistimos a la idea de ofender a las personas y estamos tan deseosos de quedar bien con ellas, que somos más dados a ser negligentes en forma inconsistente acerca de la tarea que sabemos que debemos realizar.
Que médico tan necio sería aquel que dejara que un hombre muriera por temor a perturbarlo dándole su verdadero diagnostico.
Y que miserables y crueles amigos somos hacia nuestros amigos que preferimos que sufran al caminar calladamente hacia el infierno, en lugar de hacerlos enojar o dañar nuestra reputación con ellos.
2 Timoteo 1:8–12 RVR60
8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, 9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, 10 pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, 11 del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. 12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
¡Que el Señor nos ayude!

CONCLUSIÓN

Nuestro Padre celestial, te pedimos que perdones nuestra falta de entusiasmo. Te pedimos que nos perdones por nuestra frialdad. Te pedimos que nos perdones por amarte tan poco y por servirte tan pobremente. Oh Dios, ayúdanos a consagrarnos de nuevo a ti y a tu servicio. Que el Espíritu que vino sobre Gedeón, Josué y Elías y vino también el día de Pentecostés, venga sobre nosotros aquí. Oh Espíritu del Dios vivo, desciende sobre nosotros aquí para que nuestro corazón pueda arder por el Hijo de Dios, y estemos dispuestos a dejar de lado nuestra dignidad, nuestra posición y nuestro estatus, para ir a la viña y trabajar para ti.Oh Espíritu de Dios, ven sobre nosotros y danos poder para trabajar por Cristo; poder para predicar el evangelio, poder para contar la historia de la cruz. Te pedimos todo esto en el nombre de tu amado Hijo. Amén.
D.L.MOODY
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