Sermón del monte: Primero reconciliación, luego sacrificio

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Introducción

Cita bíblica: Mateo 5:21-26 “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.”

I. Actitud de ofensa

Ley tradicional
Las personas en este contexto tenían conocimiento de una enseñanza tradicional acerca del sexto mandamiento mencionado en el decálogo, y el otro mandamiento que era el complemento o la consecuencia que la ley establecía para el homicida voluntario (Nm 35:30-31). Dentro del sistema de ley de los escribas se limitaban solo a la parte externa o literal del texto, sin observar lo que realmente expresaba el mandamiento.
El mirar el mandamiento de matar sólo como el no quitarle la vida a alguien de manera física era limitar lo que se mandaba en realidad. Si no había homicidio no había muerte, por tanto no se estaba quebrantando la ley de Dios, aunque en medio de todo esto se esté teniendo dentro de sí mismo un odio a muerte.
Esta enseñanza dada por los escribas y fariseos era una enseñanza parcialmente verdadera, o como se dice “Una verdad a medias”.
Ley divina
Sin embargo, dado que el Señor vino a dar el verdadero significado de la ley, comienza corrigiendo la enseñanza sobre el sexto mandamiento. En esta parte no está quitándole la autoridad al sexto mandamiento, sino que la complementará con su verdadero significado. No se trataba de atemorizarse por las consecuencias del no cumplimiento de la ley de Dios, sino que se trataba del temor de ofender a Dios en la intimidad del pensamiento y de las intenciones.
Lo que realmente significa el sexto mandamiento es a evitar no sólo la acción externa que produciría la muerte de una persona, sino las intenciones íntimas contra ella en las que ya está el germen del homicidio. No sólo se trata de evitar el homicidio, sino de manifestar una actitud justa y afectuosa con los demás.
El enojo
Se habla sobre el enojo que no da lugar al perdón, al enojo extendido por un largo plazo, un enojo permanente. El comienzo del acto exterior del homicidio es la ira pecaminosa, el odio.
Las expresiones
Los términos “Necio” y “Fatuo” dentro del contexto judío eran vistos como expresiones de gran desprecio hacia las personas odiadas. La primera significa “persona con cabeza hueca, estupido”, el otro término expresa “¡Idiota!, retardado mental, tonto”. Podrían no sonar tan fuertes en nuestro contexto, pero lo real es que cualquier clase de expresión dominada por el enojo será condenada por Señor por los castigos mencionados.

II. Actitud de reconciliación

El profeta Miqueas habla sobre la forma de presentarse delante de Dios como expresión de adoración a Él “¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo?...” (Miq 6:6-9). No podemos hablar de adorara a Dios cuando en nuestro corazón hay odio hacia alguien.
Es claro el Señor que cuando alguien quiera ir a Dios con una ofrenda pero tenga en su corazón algo que lo aparte de él, primero debe resolverlo. Esto no significa que no debamos dar de lo nuestro al Señor, sino que es un llamado a que cada uno de nosotros busquemos siempre resolver esas diferencias.
Cuando dice “que tu hermano tiene algo contra ti” no se trata de una diferencia en la que eres víctima, sino victimario, pero en todo caso también si está en tus posibilidades apaciguar la situación debes hacerlo.
La actitud siempre comenzará con dejar de hacer lo que creo que es correcto y comenzar a desear hacer lo correcto. Debes saber que las relaciones personales son más importantes que: 1) un ritual periódico, o que 2) los fallos judiciales.
Entre lo que es importante y lo que es prioritario siempre se hará lo prioritario. Es importante adorar a Dios con las ofrendas, pero es prioritario estar bien con los demás.

III. Acción reconciliadora

Dentro de la acción reconciliadora ya no sólo se trata de actitud, sino de buscar la forma de arreglar la situación no de empeorarla.
El ejemplo de Jesús es un caso que ya está avanzado, se encuentran camino al juez para que determine el juicio. Jesús indica que en ese recorrido se debe buscar la solución sin necesidad de acudir al juez. “El que se humilla será enaltecido, y el que se enaltece será humillado”. Si tu intención no es buscar la solución y prefieres dejarlo así, quedas expuesto a las consecuencias:
Desagrado a Dios
Remuneración total del agravio
Reputación manchada

Aplicaciones

Quitar del corazón lo que provoca las manifestaciones de la carne (Gá 5:19-21)
Recordar lo que el Señor pide de nosotros (Miq 6:8)
Resuelve tus diferencias con los demás, no dejes que pase más el tiempo (Stg 4:14 Job 7:7; Sal 102:3)