No es solo un Avatar

Sangre, sudor y gloria  •  Sermon  •  Submitted
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Un hermoso bebé

Han visto lo hermosos que son los bebés: cachetitos besables, piecitos suaves, sonrisas auténticas y expresiones inocentes.
Pero ese hermoso bebé es también uno de los seres más egoístas:
Quiere comer cuando todos duermen
Quiere dormir cuando todos tenemos cosas que hacer
No respetan que los papás tienen una vida
No se quieren bañar ni vestir por sí solos
Se enojan si uno no les cambia el pañal o les da leche
¿Alguna vez se ha comportado como un bebé?

Una maravillosa creación

Cuando miras al espejo, ¿qué ves?
El rey David solía tener una tremenda autoestima que pudiéramos a veces imitar.
Salmo 139:13–17 NTV
13 Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. 14 ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien. 15 Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto, mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz. 16 Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara. 17 Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios. ¡No se pueden enumerar!
Cuando piensas en todos los deseos excesivos que tienes, te preguntas: ¿qué de maravillosa tiene esta creación?
Somos dados a los excesos en las bebidas. Llámese alcohol, gaseosas o cualquier tipo de bebidas azucaradas.
Nos antojamos de comer cualquier cosa que sabemos que nos hace daño y no podemos detenernos ni estando enfermos.
Sometemos el cuerpo a trabajos extenuantes y estresantes.
Vemos televisión hasta que la pantalla se queda mirándonos a nosotros y preguntándonos si todavía estamos ahí, afectando la calidad de nuestro sueño.
Forzamos nuestra vista hasta desgastarla usando pantallas en exceso.
Nuestro cuerpo nos permite sentir, vivir y disfrutar de lo que Dios ha creado en esta tierra, pero parece que estamos empeñados en descuidarlo y abusar de él.
Dios nos dio un cuerpo para que administremos pero resulta que esta maravillosa creación de Dios tiene algunos problemitas.

Características de la bella creación de Dios

Ama los excesos: le gusta probar hasta donde puede llegar para ir más allá. Mucho de todo y poco de algo.
Ama el libertinaje: no le gusta que lo controlen o le pongan límites.
Ama el placer: solo responde a sus deseos, no mide consecuencias, quiere hacer lo que le satisfaga en el momento en que tiene ganas.
Ama el egocentrismo: es egoísta, está desconectado de Dios y de los demás y solo se interesa por sí misma, se cree el centro de la creación.
En un enfoque psicodinámico, como lo planteó Freud, esto se llama “ello”, es una reserva de energía psíquica inconsciente que lucha para satisfacer impulsos básicos de agresividad, supervivencia y reproducción, que opera según el principio del placer y busca gratificación inmediata.

El cuerpo, más que un avatar

Tenemos un cuerpo que es más que un Avatar, no es solo un cuerpo que usamos para hacer contacto con el mundo, el cuerpo es un templo para Dios.
1 Corintios 6:19–20 NTV
19 ¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, 20 porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.
Esta mañana, antes de despertar, Dios se encargó de hacer que tu cuerpo descansara, recuperara energía y se sana a sí mismo. Dios te mantuvo vivo.
Al despertar tomaste control consciente de tu cuerpo y lo llevaste a cumplir rutinas que tú le enseñaste.
Lo alimentas como quieres, lo llevas a donde quieres y le haces sentir lo que quieres.
¿Qué tan bien estás usando tu cuerpo?

Cuidar no es complacer

El peligro es que podemos pensar que al complacer el cuerpo lo estamos cuidando.
El cuerpo va a pedir cosas que no necesitas y amarlo, a veces, es decirle: No.
De hecho, para cuidar el cuerpo debemos ponerlo bajo el dominio de su Señor.
Como el cuerpo le pertenece a Dios tenemos que someterlo a su señorío.
No nos gusta el término “someter” pero es la única forma de mantener alineado un cuerpo que tiende al placer desmedido.
Hay dos prácticas que Jesús practicó y habló de ellas como hechos sobreentendidos que debiéramos ejercitar regularmente.

Práctica 5: el ayuno

Mateo 6:17 NVI
17 Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara
El ayuno debe proyectar seguridad, firmeza y dominio propio y eso solo lo puede mostrar alguien que ha sometido sus deseos a la voluntad de uno más grande.
El ayuno previene nuestro cuerpo de excesos alimenticios.
El ayuno nos recuerda que...
Lo que comemos es importante.
Debemos evitar los excesos en la alimentación.
La comida es una bendición que debemos disfrutar y agradecer.
No vives para comer, comes para vivir.
El cuerpo necesita límites para mantenerse limpio.
Programe su tiempo de ayuno, regularmente ayune. Recuérdese que Dios es el Señor de todo, incluso de la salud.

Práctica 6: la vigilia

Mateo 26:40 NTV
40 Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: «¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora?
Separar tiempo para orar en las noches parece tener un efecto en nosotros.
Seguramente cuestionamos las vigilias porque pensamos que castigamos el cuerpo quitándole sueño pero, ¿ya se dio cuenta cómo vigilamos cuando nos enganchamos con una serie o hacemos maratón de películas?
Jesús regularmente estaba vigilando, aprovechando la calma, silencio y quietud para reconectarse con su Padre.
Quizás la experiencia de Pedro es la misma que la nuestra y la pregunta que Jesús le hizo, la misma que nos hace: ¿No has podido velar ni una hora?
¿A quién le das la última hora de tu día? Programa dársela a Dios.
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