LA MALDAD DE LOS HOMBRES

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INTRODUCCIÓN

Es común en esta época de Navidad predicar sobre pasajes más claramente relacionados con el nacimiento de Jesús, especialmente los Evangelios o algunos pasajes en el libro de Isaías, por mencionar algunos ejemplos. Sin embargo, nuestro texto de hoy es Génesis 6:1-8, un texto que a primera vista, no solo no parece estar muy relacionado con el tema de la Navidad, sino que además es un pasaje bastante difícil de interpretar por ciertos aspectos que veremos en breve.
Pero la historia de la Navidad, es la historia del nacimiento del Rey y Salvador de la humanidad, aquel que como dijo el ángel a María en Mateo 1:21 “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Así que, volviendo a Génesis 6, ciertamente no nos narra la historia del nacimiento de Jesús, pero estoy convencido de que nos ilustra sobre la razón por la que Jesús vino a este mundo. Por esta razón, hay tres preguntas que espero responder hoy por medio de este pasaje y que nos ayudarán a conectar más claramente con el motivo por el cual el Rey y Salvador de la humanidad vino a este mundo:
¿Por qué necesita el hombre ser salvado?
¿De qué necesita el hombre ser salvado?
¿Cómo es el hombre salvado?
Hay otras preguntas que vendrán a nuestra mente a medida que avanzamos en este texto, por ejemplo ¿quiénes son los hijos de Dios en este pasaje? ¿son ángeles que tuvieron relaciones como mujeres? Otras preguntas que vendrá a nuestra mente será ¿cómo puede Dios arrepentirse de haber hecho algo? Eso implicaría que Dios ha pecado. Como he comentado, intentaremos responder breve pero satisfactoriamente estas preguntas también.
Pero, les animo a leer el pasaje de hoy pensando en: 1) ¿por qué necesita el hombre ser salvado?, 2) ¿de qué necesita el hombre ser salvado, y 3) ¿cómo es el hombre salvado?
Con estas tres preguntas en mente, te invito a que leas conmigo Génesis 6:1-8.
Lectura - Génesis 6:1-8
Oración

1. ¿POR QUÉ NECESITA EL HOMBRE SER SALVADO? - Génesis 5:1-5

Cronológicamente este pasaje sirve como una enlace entre las dos narrativas de las distintas simientes, por una parte la simiente de Caín descrita en Génesis 4, y la simiente de Set, en Génesis 5. El versículo 1 nos ubica cronológicamente en este período de tiempo en el que la humanidad comienza a crecer y multiplicarse, el texto dice “aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra...”.
Ahora bien, esta breve introducción nos conecta con la maldad que se describirá a continuación, y que es parte del punto central de este pasaje. Los hombres comenzaron a multiplicarse y tuvieron hijas. Y es aquí donde entramos la primera dificultad en la interpretación de este pasaje. En el v.2 se nos presenta el primer desafío, identificar quiénes son “los hijos de Dios”. Génesis 6:2 “que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.” Este pasaje han sido un motivo de debate en la historia de la iglesia. Tanto los padres de la iglesia como teólogos a lo largo de la historia de la iglesia han adoptado diferentes posiciones.
Hijos de Dios como descendientes de Set: Una de las posiciones que se han adoptado, y que era apoyada por teólogos como Martín Lutero y Juan Calvino. Los descendientes de Set, a quienes identifican como “los hijos de Dios” se casaron con “las hijas de los hombres”, que eran descendientes de Caín. Sin embargo, esta interpretación no es correcta porque la gramática en el Hebreo no la apoya. El texto está hablando en general de cuando “los hombres comenzaron a multiplicarse”, no hace diferencia entre Caín y Set, sino que habla de los hombres en general. Lo mismo ocurre con la expresión de “las hijas de los hombres”, se refiere en general a las hijas de los hombres como humanidad. La gramática no permite aplicar una frase a la genealogía de Set y la otra frasea la genealogía de Caín.
Hijos de Dios como reyes poderosos: En esta posición se ve a reyes y gobernantes poderoso que se atribuían a sí mismos algún tipo de divinidad, la frase podría ser traducida como “reyes divinos”, sin embargo, la frase “hijos de Dios” en el Antiguo Testamento es usada para seres angelicales y no para seres humanos. Ejemplos de esto los encontramos en el libro de Job, en el que aparece esta frase de manera frecuente y se refiere a ángeles y no a hombres. Hay otras partes de la Escritura en la que la relación entre Dios y un rey es descrita como la relación de Padre a hijo, sin embargo, esto describe más la relación que se da por el pacto de Dios con esa persona, como por ejemplo: 2 Samuel 7:14 “Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;” pero no se usa la misma expresión que vemos en Génesis 6:1, cada vez que encontramos esta expresión descrita tal como la encontramos en Génesis 6, se refiere a seres angelicales.
Hijos de Dios como ángeles que tuvieron relaciones sexuales con mujeres: Ésta es posiblemente la más comúnmente aceptada en nuestra época moderna. Ahora bien, algunos han argumentado que esto contradice las palabras de Jesús en Mateo 22:30 y Marcos 12:25 “Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. Otros han argumentado que la frase que Jesús usa para describir dónde están los ángeles es la clave, pues Cristo se refiere a los ángeles que están en el cielo, y si comparamos con lo que dice Judas 6-7 “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.” La conexión entre estos ángeles y Sodoma y Gomorra es la inmoralidad sexual, que es precisamente lo que dice Génesis 6. Al leer 2 Pedro 2:4-9 “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;” vemos que Pedro parece estar presentando el mismo argumento que Judas, haciendo referencia a la historia de Génesis 6, que vincula tanto a los ángeles como a Noé, con Sodoma y Gomorra, que tienen en común algún tipo de inmoralidad sexual.
Ahora bien, otras posiciones en las que se intentan combinar la interpretación de “reyes divinos” con “ángeles” argumentando que estos estaban poseídos. Independientemente de la conclusión a la que lleguemos, cada uno debe ver la evidencia bíblica y tomar una posición. El texto en sí mismo no responde a esta pregunta, pero otras partes de la Escritura nos pueden ayudar.
El punto de Génesis 6, sin embargo, no es revelar este misterio, sino mostrar la razón por la que el hombre necesita un salvador. Cuando leemos los siguiente versículos se hace más evidente esta realidad.
Génesis 6:3–5
“Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”.
Cuando uno se siente mal y va al médico, lo primero que escucha es un diagnóstico. Cuando nos duele la cabeza, o la espalda, o alguna otra parte del cuerpo, vamos al médico con el deseo de que el médico, después de varias pruebas y exámenes nos diga qué es lo que está mal con nosotros, qué tan grave es, y cómo lo solucionamos.
Génesis 6:5 representa ese primer paso, el diagnóstico. Cuando vemos toda la maldad en el mundo, cuando vemos todo lo que ocurre, estamos viendo los síntomas del problema. Y algunos síntomas son tan sutiles que son casi imperceptibles. Ahora que estamos en la época de Navidad, he escuchado a muchos compañeros de trabajo hablar de las cenas familiares de Navidad con muy poca emoción, porque siempre hay algún tipo de discusión o problema. Siempre hay un familiar que no les agrada tanto. Aún en medio de una época de celebración, vemos el síntoma de la desunión familiar.
Génesis 6:5 diagnostica el problema, le pone nombre, y lo explica. Fíjese en los términos en los que habla:
La maldad era mucha sobre la tierra.
Todo designio de los pensamientos de su corazón era de continuo el mal.
En resumen, la inclinación y deseo del hombre es hacer lo malo. El ser humano se encuentra en un terrible estado, y ni desea ni es capaz de glorificar a Dios.
Esto es lo que se conoce como la doctrina de la Depravación Total, el ser humano está dominado por un estado de corrupción total en todas las áreas de su vida, es incapaz de agradar a Dios, y es algo común a todos los hombres. Escuche bien, todos somos igualmente corruptos delante de Dios.
Ahora bien, esto no quiere decir que el ser humano no redimido siempre actúe tan mal como pueda. Es decir, todos tenemos una inclinación a hacer lo malo, y de hecho, hacemos lo malo delante de Dios, pero también hay niveles de maldad. No todos expresamos esta maldad en la misma magnitud. De hecho, el ser humano, aunque niegue la verdad del evangelio puede llevar a cabo actos de bondad, recordemos que somos creados a imagen de Dios, aunque ésta esté manchada por nuestra corrupción.
La doctrina de la Depravación Total es afirmada por Pablo en el libro de Romanos, en Romanos 1:18 en adelante Pablo se dedica precisamente a demostrar la pecaminosidad de toda la humanidad, y llega la conclusión que encontramos en Romanos 3:10 “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno”, y en Romanos 3:23 “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,”.
Pero, ¿cómo se ve esta depravación total en la humanidad? Bueno, la vemos en dos formas, la material y la inmaterial.
Material: Nuestros cuerpos físicos están corrompidos y van en decadencia, hasta el punto en el que lleguemos a morir físicamente. Pero no solo eso, nuestro cuerpo físico sirve como un instrumento para llevar a cabo la maldad que hay en nosotros. La Biblia lo describe en Isaías 59:7 “Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente...”. En Proverbios 1:16 “Porque sus pies corren hacia el mal, Y van presurosos a derramar sangre”. El mismo apóstol Pablo en Romanos 6:12-13 “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. Es nuestra boca física la que usamos para maldecir, mentir e injuriar; son nuestros ojos físicos para mirar con lujuria a otra persona; son nuestras manos las que usamos para golpear violentamente o robar aquello que no nos pertenece; y así sucesivamente.
Inmaterial: Ahora bien, el problema no está en el miembro de nuestro cuerpo, sino en la corrupción que gobierna aquello que es inmaterial en nosotros. El texto de Génesis 6 nos dice que todos los designios de los pensamientos del corazón son el mal. Esto se refiere a la parte del ser humano que no se puede ver, lo que la Biblia describe como el alma. En ésta encontramos nuestros pensamientos, nuestra razón, nuestros deseos y nuestros afectos. Jeremías 17:9 “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”. El apóstol Pablo describe a los incrédulos como andando en la “vanidad de su mente” (Efesios 4:7) y aquellos que tienen “la conciencia corrompida” (Tito 1:15). El mismo Señor Jesús explicó que lo que contamina al hombre no es aquello que come, sino lo que sale de su corazón (Marcos 7:21-23). La doctrina de la Depravación Total que todos pecamos, y que pecamos de todas las maneras. No solo de acción, sino también con nuestros deseos y anhelos. Por eso, Cristo habló del adulterio y el asesinato de corazón. Deseos que aunque no se materializa, cuenta como pecado.
Esto responde nuestra primera pregunta, ¿por qué necesita ser salvado el hombre? PORQUE SE ENCUENTRA EN UN ESTADO DE CORRUPCIÓN TOTAL DEL QUE NO PUEDE SALIR POR SI MISMO, Y QUE LO LLEVARÁ A LA MUERTE.
Muchas personas hoy en día argumentan que las personas nacen buenas, y que es el sistema y el ejemplo que ven en casa lo que les enseña a ser malos. El problema es que el sistema no tiene voluntad ni moralidad, el sistema y la cultura son el reflejo de lo que la sociedad quiere que sean. Es la maldad interna del hombre la que se expresa en sistemas, culturas y entornos de opresión y maldad.
Un artista cristiano lo expresó de la siguiente manera: “arreglar un sistema corrupto no cambiará la corrupción que hay en nosotros”.
El ser humano está en un estado corrupto del que no puede salir, y este estado corrupto nos impide agradar a nuestro Creador. En vez de agradarle, provocamos su ira. Por esta razón, ningún ser humano puede justificarse delante de Dios, porque aún nuestras buenas obras son insuficientes, Isaías 64:6 “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento”.
Es un estado de corrupción total del que no podemos salir. Es como un cáncer que hace metástasis, en este estado, las células del cáncer de desprenden del tumor original y van infectando otras partes y órganos del cuerpo, produciendo nuevos tumores igual de malignos que el tumor original. En este estado, no hay nada que hacer, sino solo esperar a la inevitable muerte. Mi madre sufrió esto hace muchos años ya, y recuerdo que el doctor me explicaba que esta etapa era como lanzarse en un tobogán. Cuando se está subiendo por las escaleras del tobogán todavía hay tiempo de detenerlo, pero una vez comienza el descenso por el tobogán, lo único que lo puede detener es llegar al suelo.
Es lo mismo que ocurre con la corrupción que reina en el ser humano, ya no se puede parar porque no está subiendo las escaleras, sino que ya ha hecho metástasis, ya va en bajada por el tobogán, lo único que nos espera, entonces, es la muerte.

2. ¿DE QUÉ NECESITA SER EL HOMBRE SALVADO? - Génesis 6:6-7

Y esto nos lleva a nuestro segundo punto, ¿de qué necesita ser salvado el hombre?
Génesis 6:6-7 nos da la respuesta. Ahora bien, hay un par de frases que pueden ser sacadas de contexto, y que debemos entender antes de seguir con lo que el texto nos quiere enseñar. En muchas partes de la Biblia, las reacciones de Dios son descritas de manera antropomórfica, eso quiere decir que son descritas en términos de la experiencia humana para que podamos entenderlo. Génesis 6:6 hace esto de dos maneras, comenzaré por la segunda que es más fácil de comprender, nos dice Génesis 6:6 “... y le dolió en su corazón”. Dios no tiene corazón físico, por lo tanto no puede dolerle el corazón, el texto solo está usando una expresión antropomórfica para darnos a entender la aflicción que Dios siente por el pecado. Dios no solo se aíra por el pecado, sino que siente una profunda aflicción por él. Para que nosotros podamos entender la profundidad de su aflicción, el texto usa la imagen de dolor en el corazón.
Es como el dolor que un padre siente por sus hijos, el corazón de un padre se aflige cuando ve a sus hijos en un estado no deseado. Bien sea de enfermedad, o de rebeldía. De esta misma manera, “el corazón” no físico de Dios le duele por el pecado y la rebelión del ser humano.
De esta misma manera, la expresión “Y se arrepintió Jehová”, no describe un arrepentimiento por algún pecado que Dios haya cometido, o por una equivocación que Dios haya tenido. Sino, que en términos prácticos, expresa el cambio de la disposición de Dios hacia el ser humano por la conducta de este último. En Génesis 1:28 Dios mostró su disposición de bendecir a la humanidad, y de hecho lo hizo, sin embargo, por el pecado de la humanidad, Dios cambia su disposición de bendecir por una de maldecir. Dios siempre tiene una disposición a favorecer y bendecir a su creación, pero de manera correcta con su carácter, esta disposición cambia cuando su creación peca. Y de apropiada Dios cambia su deseo de bendecir a su creación por un deseo de castigar la maldad.
Ahora Dios es inmutable, esto quiere decir que su carácter y esencia nunca cambian, Dios siempre es justo, no va a ser nunca injusto. Dios siempre va a ser amor, y nunca va a dejar de ser amor. Dios es Santo y nunca va a dejar de ser Santo, pero sus respuestas a la conducta de ser humano cambiarán dar al ser humano el trato apropiado por su conducta, pero estas respuestas estarán siempre alineadas con su carácter.
Dios no se arrepiente porque haya pecado, sino que lo que hace es cambiar su predisposición para bendecir y favorecer por una disposición para maldecir y castigar al hombre por su maldad.
De hecho, esto mismo ocurre cuando un pecador se arrepiente. Cuando un hombre es redimido por Cristo, Dios cambia su disposición a castigarlo eternamente, por una disposición de bendecirlo por la eternidad dándole vida nueva. Dios cambia su respuesta a la conducta del ser humano, para darle lo que es apropiado por su comportamiento. En este caso, vemos un cambio en el deseo de bendecir por el deseo de castigar al hombre. Esta respuesta es la apropiada por parte de Dios.
Así que, volviendo a nuestra pregunta, ¿de qué necesita ser salvado el hombre? La respuesta es, del juicio y castigo divino.
Génesis 6:7 “Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho”.
La consecuencia de la maldad del hombre es el merecimiento del castigo de Dios. De la misma forma que un delincuente merece ser encarcelado, así el hombre creado a imagen de Dios merece el castigo de Dios cuando se rebela contra Dios.
El castigo de Dios se manifiesta en nuestro texto como la destrucción casi total del ser humano, Dios destruye aquello que había Creado. Vemos al Creador ahora destruyendo lo que ha hecho porque ha sido corrompido por el hombre. El juicio de Dios es algo terrible para el ser humano, y es una idea que a nadie le gusta escuchar. En una oportunidad, hablando con un chico homosexual me decía que el infierno es una idea de busca manipular a la gente, es un psicoterror.
No nos gusta aceptar la idea de que Dios nos juzgará y nos pagará conforme a nuestra maldad. Aquellos que desean minimizar el castigo de Dios no creen en el diagnóstico del médico. El diagnóstico lo vimos en el versículo 5. Nuestro corazón está lleno de maldad. Esta maldad es ta grave que es merecedora del castigo y la maldición divina.
Sabemos la gravedad del problema porque vemos la magnitud del castigo. Aquellos no están de acuerdo con Dios en el diagnóstico del problema del hombre tampoco estarán de acuerdo con Dios en su castigo.
Pero la situación es tan grave que la única respuesta apropiada es la destrucción total. La gran mayoría ya conoce la historia, Dios llevó a cabo su juicio por medio del diluvio. Cumplió su juicio, en vez de dejar prosperar aún más la maldad, justamente decidió ahogar a todo ser humano. La mujer por ahogamiento es de las más agonizantes que hay, es terrible la desesperación que produce el querer respirar y no poder. Pero así de grave es la pecaminosidad del hombre. Este juicio afectó hasta la geología de nuestro planeta.
Este juicio que fue real, y que es un hecho histórico, es solo una muestra de lo que vendrá. Dios ha prometido que un día en el que juzgará la tierra y la destruirá por completo, y hará nuevamente cielos nuevos y tierra nueva. Y todos aquellos que no se arrepientan de su pecado, perecerán con el resto de la creación corrupta. El apóstol Pedro advierte del juicio final de Dios sobre la creación, sobre las bases del juicio por el diluvio.
2 Pedro 3:5-7 “Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.”

3. ¿CÓMO ES EL HOMBRE SALVADO? - Génesis 6:8

De esta manera, hemos respondido ¿por qué el hombre necesita ser salvado? Porque está en un estado de corrupción total del que no puede salir y que lo llevará a la muerte.
También, hemos visto, ¿de qué necesita el hombre ser salvado? Del justo juicio de Dios por la corrupción total que domina al hombre.
Ahora bien, Dios a pesar de su justo juicio, siempre deja deja lugar a su gracia y provee un medio para que el hombre pueda ser salvado del juicio y de su pecado. Y esto es lo que Génesis 6:8 nos muestra.
Génesis 6:1-8 es a la vez una introducción y una explicación al juicio de Dios. De hecho, si saltamos de Génesis 5 a Génesis 6:9, tendríamos muchos problemas para comprender qué es lo que está pasando. El enlace entre ambas narrativas son los versículos del 1-8. Génesis 5 termina con Noé, y Génesis 6:9 comienza con Noé. Por eso es interesante la descripción que Lamec hace de su hijo Noé.
Génesis 5:28-32 “Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo. Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió. Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet”.
La promesa de que Noé traería descanso, se materializa cuando Dios lo envía a construir el arca que luego serviría para salvar a aquellos que serían el objeto de la gracia de Dios. Todos conocemos la historia, Dios manda a Noé a construir un arca en un mundo que nunca había conocido la lluvia, y que además era completamente hostil y rebelde a Dios.
Pero Noé y su familia creyeron a Dios a pesar de que las circunstancias parecían contradecir todo aquello que Dios decía. En primer lugar, nunca había llovido, ¿por qué habría un diluvio? Todo el mundo pecaba sin ninguna consecuencia aparente. Pero el juicio de Dios fue inminente. El Señor Jesús En Lucas 17:26-27
Lucas 17:26–27
“Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.”
En los tiempos de Noé no creían en el juicio de Dios, y mucho menos creían en la solución de Dios para ser salvados. Pero Noé sí. Noé y su familia tenían temor de Dios, y por eso prestaron atención a la advertencia, creyendo en lo que Dios les había dicho para salvarse.
Hebreos 11:7
“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.”
De la misma manera que Dios envió a Noé a construir un arca para salvación de aquellos que creían en la advertencia del juicio de Dios, así también, este mismo Dios y Creador, envió a su Hijo Jesucristo, para advertir al mundo de su pecado, y salvarlos de su maldad. Noé fue, de alguna manera, un salvador para su familia; pero realmente es solo la figura del que vendría a salvar a la humanidad.
La pregunta es, ¿serás como la gente en los tiempos de Noé, que no creía en la advertencia y no tenían temor de Dios? O, ¿serás como Noé y su familia, que no solo temieron a Dios, sino que creyeron a Dios cuando les dio un medio para ser salvados del juicio que vino?
Nuestra maldad es evidente, pero Dios ha provisto un camino para salvación, este camino es Cristo mismo. Él vino a este mundo con el propósito de salvar a un pueblo para sí, es lo que dijo el ángel a María, Mateo 1:21 “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Cristo es esa arca en la que debemos entrar para poder ser salvos de nuestra propia corrupción, y del justo juicio de Dios por esta corrupción.
Oremos.
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