Corazón seguro

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Introducción

Hemos estado notando anteriormente que el mandato departe del Señor es que nos amemos unos a otros, no de labios, sino de hecho y en verdad. Cuando el creyente practica esta clase de amor con su prójimo notará que hay una cambio tremendo en el corazón de sí mismo.
Cita bíblica: 1 Juan 3:19-24 “Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.”

I. Por un corazón que condena 19-20

La clase de amor en hecho y en verdad nos lleva como creyentes a tener la certeza de que somos de la verdad. Juan utiliza el verbo futuro al decir conoce(re)moshaciendo notar que, el vivir amando como Cristo traerá seguridad a nuestras vidas (1 Juan 4:19). “Ser de la verdad es más que decirla verdad. Este es el conocimiento concreto al que debe llegar cada creyente. Ser de la verdad es pertenecer a la ciudadanía celestial, o lo que es lo mismo, pertenecer a Dios. Se refiere a la verdad trascendente que mora en el cristiano. Ser de la verdad es obedecer a Dios siguiendo a Cristo (Jn. 18:37).” (Samuel Pérez Millos).
Librando del juicio de su presencia
El creyente se encuentra con un corazón seguro debido a la seguridad de pertenencia a la verdad como una vida que ha de llevar constantemente, siendo este un resultado de amar continuamente a sus hermanos.
La seguridad del corazón se encuentra en que no está siendo juzgado delante de un ser humano, sino delante del Dios vivo y verdadero, el Dios que juzga las obras de manera justa. Tenemos seguridad de estar en la presencia de Dios cuando nuestra vida demuestra el nuevo nacimiento a través del amor a los hermanos.
Presentando la realidad de Dios como el más importante
El corazón se encuentra asegurado en su pertenencia a Cristo de la siguiente manera: Cuando el corazón lo condena la vida del creyente. ¿Condena de qué o qué? Cuando condena acerca de pecado ya sea de falta de amor a su prójimo u otra clase de pecado. “En ocasiones Satanás usa el puritanismo o el pietismo extremo para hacer sentir la miseria del corazón cristiano en sus muchos fallos y caídas, acusando al cristiano continuamente y haciéndole perder el gozo, conduciéndolo a un continuo confesar de faltas que le priva de sentir la realidad gloriosa de los hijos de Dios. No significa, en modo alguno, que el cristiano transija con el pecado, o que minimice sus acciones incorrectas que deben ser reconocidas, pero eso debe llevar sólo a la confesión de sus pecados (1:9) para una restauración de la comunión con Dios.” (Samuel Pérez Millos)
Cuando el corazón reprende o condena por algún fallo que hemos cometido, esto no debe llevarnos a la desdicha, sino que entendiendo que buscamos la verdad, esta verdad nos conduce a un reconocer a Dios como el más importante que mi pecado, lo confieso porque él es importante. ¡Ten piedad de ti mismo, como Dios la tiene!
Presentando la realidad de ese conocimiento
El corazón se encuentra seguro debido a que cuando el mismo corazón nos reprende o condena nos lleva a una realidad del conocimiento de que si acudo a Dios con mi pecado él me perdonará.

II. Por un corazón que confía 21-22

Ya vimos que cuando el corazón nos condena tenemos la seguridad de que él es el más importante, el que está sobre todo. Pero en estos otros versos encontramos también confianza cuando el corazón No nos condena.
Tenemos confianza en Dios para recibir sus bendiciones cuando el corazón no condena
parrēsia” Un término que expresa audacia y confianza más aún en circunstancias que intimidan. Podemos tener confianza en Dios para recibir sus bendiciones cuando no hay alguna clase de condenación o reprensión por parte del corazón.
“Pero para que no nos condenen, aunque la expresión sea meramente negativa, debe implicar algo positivo; porque hay muchos cuyos corazones no los condenan, por ignorancia de su regla, u oscilaciones, autoindulgencia o descuido de sí mismos. Pero si después de una búsqueda minuciosa, con sinceridad a los ojos de Dios, nuestros corazones no nos condenan, sino que nos absuelven, como rectos para con él, no queriendo permitirnos ningún mal temperamento o práctica (como, por ejemplo, esto de no amar, o descuidar, a nuestro hermano), entonces tenemos confianza (libertad de expresión que la palabra significa literalmente, lo cual se ajusta bien a lo que sigue) hacia Dios; no tenemos nada que nos impida o sea una barrera contra nosotros en nuestro recurso a él.” (Matthew Poole)
Tenemos confianza en Dios para recibir sus bendiciones cuando obedecemos y vivimos sus mandatos
La confianza y seguridad para recibir sus bendiciones surgen de una vida en obediencia y práctica continua de los mandatos de Dios. Podemos hacer peticiones a Dios con la esperanza de recibirlas porque andamos obediencia guardando sus mandamientos y caminando en la voluntad de Dios. “Esta confianza depende de la conciencia de que nuestros deseos están en sintonía con los de Dios (5:14, 15). (R.C. Sproul)”

III. Por un conocimiento del mandato 23-24

Obtenemos un corazón seguro a través del conocimiento del mandato.
El contenido del mandato es creer en Cristo y amarse en Cristo
Las dos partes de este mandamiento son paralelas a las dos partes de los Diez Mandamientos, y nos recuerdan que nuestra relación con Dios tiene prioridad sobre nuestra relación con el prójimo. La fe en Cristo nos relaciona correctamente con Dios, y su gracia renovadora nos permite amarnos unos a otros.El decálogo se resumen en eso (Mt. 22:37-40)
La obediencia al mandato genera permanencia en él y viceversa
Aquel cuya alma entera está así formada para el cumplimiento obediente de la voluntad divina, habita en él; tiene la más íntima unión con Dios en Cristo
La certeza de permanencia está en la morada del Espíritu Santo
La seguridad de permanecer en Cristo es la permanencia del Espíritu en nosotros, ese Espíritu que nos fue enviado posterior a la muerte de Cristo.

Aplicación

Ten un corazón asegurado al dejar que tu corazón te reprenda por el pecado, pero no permitas que dicha reprensión te deje varado lejos de la gracia, sino que recuerda que su amor es más grande que tu pecado y él te perdona.
Si hiciste una evaluación en tu vida y tu corazón no te condena no te empeñes en encontrar algo más allá de tu capacidad y que el espíritu te mostró hasta ese momento. En su gracia ve a él y agradece por su preservación del pecado sabiendo que te esfuerza en el Espíritu por vivir para su gloria en obediencia de su Palabra.
Recuerda que no puedes creer en Cristo y no amar a tu prójimo, ambas están unidas. Puedes creer y amar a tu prójimo por que permaneces en Cristo y él en ti, esto gracias a la garantía del Espíritu haciendo su morada en ti.
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