¿Que quiere Dios de mí?
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· 9 viewsToda promesa de Dios tiene condiciones que deben cumplirse
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¿Que quiere Dios de mí?
¿Que quiere Dios de mí?
16 ¿Y qué clase de unión puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos el templo del Dios viviente. Como dijo Dios: «Viviré en ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Esta es una de las promesas más importantes de parte de Dios para todo creyente, no habla de una visitación, habla de vivir permanentemente en su pueblo.
Toda promesa de Dios tiene condiciones para que esta se cumpla, si la condición no se cumple, la promesa es ineficaz.
Toda promesa de Dios tiene condiciones para que esta se cumpla, si la condición no se cumple, la promesa es ineficaz.
13 Y entonces anulan la palabra de Dios para transmitir su propia tradición. Y este es sólo un ejemplo entre muchos otros.
Cuando la Palabra de Dios no es una prioridad en mi vida esta queda anulada.
17 Por lo tanto, salgan de entre los incrédulos y apártense de ellos, dice el Señor. No toquen sus cosas inmundas, y yo los recibiré a ustedes.
Para que se cumplan en nuestra vida las promesas de Dios esta es una condición, debemos salir de los sistemas de mundo y sus enseñanzas, si esta condición no se cumple, Dios no nos recibirá.
Para que se cumplan en nuestra vida las promesas de Dios esta es una condición, debemos salir de los sistemas de mundo y sus enseñanzas, si esta condición no se cumple, Dios no nos recibirá.
¿Porque no nos recibirá?
2 «Da las siguientes instrucciones a toda la comunidad de Israel. Sé santo porque yo, el Señor tu Dios, soy santo:
El sistema del mundo es oscuridad y si tu eres practicante de este sistema también tu vida esta en oscuridad y las tinieblas no prevalecen en la luz y Dios es luz.
La santidad a la que estamos llamados a ser, es salir del sistema del mundo para vivir en el sistema de Dios.
La santidad a la que estamos llamados a ser, es salir del sistema del mundo para vivir en el sistema de Dios.
El ser santos no es opcional para un verdadero creyente, Dios no morara en nadie que no lo sea.
El ser santos no es opcional para un verdadero creyente, Dios no morara en nadie que no lo sea.
1 Queridos amigos, dado que tenemos estas promesas, limpiémonos de todo lo que pueda contaminar nuestro cuerpo o espíritu. Y procuremos alcanzar una completa santidad porque tememos a Dios.
Para entender esta palabra antes debemos estudiar la vida de Moisés.
3 «Esto es increíble —se dijo a sí mismo—. ¿Por qué esa zarza no se consume? Tengo que ir a verla de cerca».
4 Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba para observar mejor, Dios lo llamó desde el medio de la zarza: —¡Moisés! ¡Moisés! —Aquí estoy —respondió él.
5 —No te acerques más —le advirtió el Señor—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa.
Dios atrae a Moisés por medio de una zarza ardiente que no se consumía, cuando Dios vio que Moisés salio de su camino para venir a ver que pasaba, si saber se acercó a Dios y ÉL se revelo a través de su Palabra.
8 Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. Lávense las manos, pecadores; purifiquen su corazón, porque su lealtad está dividida entre Dios y el mundo.
Otra promesa con condición a cumplir, acércate y Dios se acercará.
Dios nos atrae por medio de muchas circunstancias, pero hasta que nosotros respondemos y nos acercamos a ÉL, ÉL se acercará a nosotros con el propósito de revelarse.
Dios se revelo a Moisés con el propósito de usarlo como un instrumento para liberar a su pueblo de la opresión en Egipto.
Egipto representa al sistema mundial del cual estamos llamados como creyentes a salir de el.
16 Allí le darás este mensaje: “El Dios de los israelitas, a quien yo represento, me envía a decir a Su Majestad que nos deje salir para que vayamos a adorarlo en el desierto. Como hasta ahora usted no ha querido obedecer,
Cuando al fin el pueblo salio de Egipto al lugar donde se dirigieron no fue al desierto, fue al monte Sinaí o Monte Horeb.
No puedes llegar a la tierra prometida si antes no conoces al Prometedor para recibir la revelación de Dios.
No puedes llegar a la tierra prometida si antes no conoces al Prometedor para recibir la revelación de Dios.
Muchos creyentes nunca llegan a conocer al prometedor y mucho menos recibir su revelación, por lo tanto su cristianismo es frustrante porque nunca vieron cumplirse en su vida ninguna de las promesas de Dios.
22 A Moisés le enseñaron toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso tanto en palabras como en acciones.
23 »Cierto día, cuando Moisés tenía cuarenta años, decidió visitar a sus parientes, el pueblo de Israel.
24 Vio que un egipcio maltrataba a un israelita. Entonces Moisés salió en defensa del hombre y mató al egipcio para vengarlo.
25 Moisés supuso que sus compatriotas israelitas se darían cuenta de que Dios lo había enviado para rescatarlos, pero no fue así.
Moisés nació con un llamado de Dios para ser el instrumento de liberación de su pueblo, pero esto que le paso es un ejemplo cuando quieres cumplir ese llamado sin conocer a Dios y sin tener la revelación Divina en ti, no estas preparado para cumplirlo.
Esta es la razón por la cual Dios tuvo mucho tiempo a Moisés apartado en el desierto, para vaciar de el todo el sistema del mundo, para que pudiera actuar ahora en el sistema de Dios, Moisés conocía este proceso por esto también llevo al pueblo después del monte Sinaí al desierto.
3 Entonces Moisés subió al monte para presentarse delante de Dios. El Señor lo llamó desde el monte y le dijo: «Comunica estas instrucciones a la familia de Jacob; anúncialas a los descendientes de Israel:
4 “Ustedes vieron lo que hice con los egipcios. Saben cómo los llevé a ustedes sobre alas de águila y los traje hacia mí.
Los traje hacia mí, está es la razón por la que has nacido, traerte a tú Señor.
Los traje hacia mí, está es la razón por la que has nacido, traerte a tú Señor.
8 Todo eso lo he dejado a un lado, y lo considero basura, con tal de llegar a conocer bien a Cristo, pues no hay mejor conocimiento. Y quiero que Dios me acepte, no por haber obedecido la ley, sino por confiar en Cristo, pues así es como Dios quiere aceptarnos.
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