Oración y prioridades

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Edifica la iglesia, ora por tus hermanos y aporta lo mejor para el crecimiento espiritual del cuerpo de Cristo.

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¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué venimos a la iglesia? Venimos a alimentar y renovar la esperanza que hemos recibido en Cristo Jesús.
Un día escuchaste hablar de Jesús. Cada uno conoce las circunstancias en que eso ocurrió. Ese día, Dios plantó la semilla de algo muy especial que hasta el día de hoy se está desarrollando en ti. ¿Qué sucedió? ¿Qué es lo que efectivamente ocurrió en nuestras vidas cuando creímos en Jesús?
Colosenses 1:1 RVR60
1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo,
Colosenses 1:1 NVI
1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo,
Colosenses 1:1 NTV
1 Yo, Pablo, elegido por la voluntad de Dios para ser apóstol de Cristo Jesús, y nuestro hermano Timoteo
Colosenses 1:1 NBLA
1 Pablo , apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo,
Santos y fieles
Algunos detalles se destacan en esta presentación de los remitentes de la carta. Ellos son Pablo y Timoteo. Para empezar, puede sorprendernos la disposición de Pablo, el apóstol, el misionero experiente, el líder natural, a compartir la autoría de la carta con su discípulo Timoteo. No se limita a escribirles afirmando que "les escribe Pablo, y ya saben quién soy", sino que comparte la responsabilidad y la inspiración de su escrito con Timoteo. Ni Pablo ni Timoteo fundaron la iglesia en Colosas (al menos no hay registro de eso en el libro de Hechos), pero Pablo escribe como si ellos los conocieran a ambos. Pablo tiene la autoridad para enviar esa carta y mucho más, pero se muestra humilde, aún para compartir la autoría con su discípulo y amigo.
Cuando Pablo se presenta a sí mismo lo hace vinculando su identidad a su llamado. Podía decir con toda claridad: "Soy Pablo; soy apóstol de Cristo". Nosotros a veces hacemos algo parecido al presentarnos junto con nuestra profesión o título profesional ("Soy Juan, soy un arquitecto”). Aquello a lo que nos dedicamos nos define, habla de quiénes somos, cuáles son nuestros intereses y nuestras destrezas. Pablo era apóstol. Pablo conocía muy bien cuál era su lugar y por qué era lo que era. Pablo era apóstol de Cristo porque Dios lo había querido. Seguramente, para cuando el apóstol escribió esta carta ya habrían surgido quienes cuestionaban la autoridad de Pablo para llamarse apóstol, y se sentía en la necesidad de aclarar que no se había autoproclamado sino que había sido llamado por Dios para ocupar la posición que ostentaba.
Esto nos puede presentar un cuestionamiento interesante para nosotros. Pablo se había dedicado a hacer con su vida algo a lo que Dios lo había llamado. Entonces, ¿a qué te ha llamado - o a qué te está llamando - Dios a ti? Así como Dios tuvo un llamado - una voluntad - para la vida de Pablo, también tiene un lugar y una tarea para ti y para mí. ¿Te das cuenta hasta qué punto necesitamos acercarnos a Dios para escuchar su voz y comprometernos con Él para vivir conforme a sus propósitos? ¡Qué tranquilidad espiritual puede transmitir el hecho de poder presentarse personalmente diciendo "Esto es lo que soy, porque Dios así lo ha querido"!
Es una cuestión de identidad, eso que responde a la pregunta “¿Quién soy?”. Pablo, en lugar de presentarse conforme a sus credenciales humanas, educativas y sociales, se presenta conforme a su identidad en Cristo Jesús. Pablo enseña bastante en cuanto a que existe una gran diferencia entre estar en Cristo y estar fuera de Él. La persona que está en Cristo es una nueva criatura (2 Corintios 5.17). Pero aparte de ser esta nueva creación, el Señor nos llama a servirle, a cumplir con un ministerio, y nos capacita especialmente para ello con dones espirituales. Entonces, ¿quién eres en Cristo? Pablo era “apóstol de Jesucristo”. ¿Y tú? ¿Quién eres en Cristo conforme a su llamamiento? Si aún no lo sabes, ¡pregúntale! Y no te averguences de aquello a lo que Jesús te llamó y para lo que te capacitó.
Pablo también presenta a su amigo y discípulo, Timoteo. Lo presenta como "el hermano Timoteo". El hecho de que lo presente junto a él como autor de la carta le confiere autoridad. Sin embargo no es "el apóstol Timoteo". El llamado de Timoteo es diferente. Puedes llamarlo líder, maestro, misionero. Pablo lo presenta como "hermano", pero no dejes de considerar el hecho de que este "hermano" está compartiendo la autoría de una de las cartas que llegaron a formar parte del Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento encontramos cartas dirigidas a Timoteo, pero a veces se nos pasa por alto el hecho de que también tenemos aquí una carta de la que Timoteo también es el autor.
Tú puedes ser un "hermano" también. Puede ser que no ostentes un título muy alto o que tu posición no sea de las que se destacan públicamente. Eso no tiene por qué limitar tu capacidad para influenciar sobre los demás y servir al Salvador. Tal vez por el resto de la historia tu intervención no sea muy reconocida por tu nombre, como le sucede a Timoteo siendo que siempre recordamos solamente la autoría de Pablo, pero, ¿quién te quita el privilegio y la experiencia de haber servido así al Señor y dar fruto para Él siendo parte de algo que ha influído las vidas de miles de millones de personas?
Sirve a Jesús sabiendo quién eres y por qué, y manténte humilde. Que la honra sea al que nos salvó.
Colosenses 1:2 RVR60
2 a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Colosenses 1:2 NVI
2 a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Que Dios nuestro Padre les conceda gracia y paz.
Colosenses 1:2 NTV
2 les escribimos esta carta a los fieles hermanos en Cristo que conforman el pueblo santo de Dios en la ciudad de Colosas. Que Dios nuestro Padre les dé gracia y paz.
Colosenses 1:2 NBLA
2 a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre.
¿Cómo consideras a las personas que creen en Jesús, tal como tú? ¿Cómo es tu relación con ellos?
Piensa en esas personas con las que te congregas, los hermanos y hermanas de tu iglesia. Los conoces por sus nombres, y en el caso de varios de ellos conoces detalles personales de sus vidas, incluyendo algunos defectos y algunas virtudes. ¿Harías como Pablo y los llamarías santos y fieles hermanos en Cristo?
Me conmueven esas palabras: santos y fieles. En lo personal, suenan como un anhelo. Pero para ser honesto, no hay muchas personas a las que pueda llamar así. ¿Mis hermanos en la iglesia, santos y fieles? Bueno, sin ánimo de ofender a nadie pero… ¡Santos y fieles son palabras tan “grandes”, virtudes tan especiales!
Entonces, ¿tú eres santo? ¿Eres fiel? ¿Habría alguien en la iglesia que podría atribuirte estas virtudes? ¡Ojalá que sí!
En realidad, estas no son virtudes que nos caracterizan conforme a nuestra humana capacidad. Si vamos a ser santos y fieles será por la intervención de Dios en nuestras vidas, por la manifestación del Espíritu Santo en cómo somos y lo que hacemos. Todos estamos en el proceso de crecer espiritualmente, algo que no dejaremos de hacer mientras tengamos aliento. Pero al creer en Jesús, al aceptar que Él sea nuestro Salvador y el Señor y Dueño de nuestra vida, su Espíritu empieza a intervenir para provocar justamente eso, que seamos santos y fieles.
Sí, los que vamos a la iglesia somos personas quebradas, que a veces fallamos, que a veces entendemos las cosas mal, que a veces incumplimos nuestras promesas, y más. Pero en Cristo Jesús, somos santos y fieles. Luchamos, nos arrepentimos de nuestros pecados, apretamos los dientes y lo volvemos a intentar, nos aferramos a nuestro Señor para que sean sus virtudes las que se destaquen .
Pablo y Timoteo le escribieron, entonces, a los discípulos de Jesús, en especial a los que en aquel tiempo vivían en Colosas. A ellos les deseó que la gracia y paz de Dios y del Señor Jesucristo los alcanzaran.
Aparta algún tiempo para orar por tus hermanos, esos que conoces por nombre. Ora para que Dios obre en sus vidas, que los cubra con su gracia y con su paz, y que Dios los use como santos y fieles. ¡Dios responderá tu oración!
I. La transformación que se produce al creer en Jesús
Colosenses 1:3–8 RVR60
3 Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,4 habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos,5 a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio,6 que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad,7 como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros,8 quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.
Colosenses 1:3–8 NVI
3 Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 4 pues hemos recibido noticias de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos 5 a causa de la esperanza reservada para ustedes en el cielo. De esta esperanza ya han sabido por la palabra de verdad, que es el evangelio 6 que ha llegado hasta ustedes. Este evangelio está dando fruto y creciendo en todo el mundo, como también ha sucedido entre ustedes desde el día en que supieron de la gracia de Dios y la comprendieron plenamente. 7 Así lo aprendieron de Epafras, nuestro querido colaborador y fiel servidor de Cristo para el bien de ustedes. 8 Fue él quien nos contó del amor que tienen en el Espíritu.
Colosenses 1:3–8 NTV
3 Siempre oramos por ustedes y le damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 4 porque hemos oído de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todo el pueblo de Dios. 5 Ambas cosas provienen de la firme esperanza puesta en lo que Dios les ha reservado en el cielo. Ustedes han tenido esa esperanza desde la primera vez que escucharon la verdad de la Buena Noticia. 6 Esa misma Buena Noticia que llegó a ustedes ahora corre por todo el mundo. Da fruto en todas partes mediante el cambio de vida que produce, así como les cambió la vida a ustedes desde el día que oyeron y entendieron por primera vez la verdad de la maravillosa gracia de Dios. 7 Ustedes se enteraron de la Buena Noticia por medio de Epafras, nuestro amado colaborador; él es un fiel servidor de Cristo y nos ayuda en nombre de ustedes. 8 Nos contó del amor por los demás que el Espíritu Santo les ha dado.
Colosenses 1:3–8 NBLA
3 Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por ustedes, 4 pues hemos oído de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos, 5 a causa de la esperanza reservada para ustedes en los cielos. De esta esperanza ustedes oyeron antes en la palabra de verdad, el evangelio 6 que ha llegado hasta ustedes. Así como en todo el mundo está dando fruto constantemente y creciendo, así lo ha estado haciendo también en ustedes, desde el día que oyeron y comprendieron la gracia de Dios en verdad. 7 Así ustedes lo aprendieron de Epafras, nuestro amado consiervo, quien es fiel servidor de Cristo de parte nuestra, 8 el cual también nos informó acerca del amor de ustedes en el Espíritu.
Colosenses 1:3 RVR60
3 Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Colosenses 1:3 NVI
3 Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Colosenses 1:3 NTV
3 Siempre oramos por ustedes y le damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Colosenses 1:3 NBLA
3 Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por ustedes,
Vivimos en la era de las redes sociales. En ellas se puede encontrar de todo, historias y relaciones tan variadas como somos las personas, pero es realmente gratificante saber de cosas buenas que suceden, buenos tratos, manos extendidas para ayudar, actos de solidaridad. Pablo expresa su beneplácito con las noticias que había recibido de los cristianos en Colosas.
Pablo no había fundado la iglesia allí. No hay un registro exacto de su historia, pero por lo general se asume que habría sido fundada por Epafras, quién también le habría hablado a Pablo de la congregación, de sus progresos y también de sus dificultades. De manera que Pablo le está escribiendo a personas con las que no se conoce en persona.
Las palabras con las que el apóstol comienza su carta son por demás positivas. No creo que Pablo fuera una persona dada a decir una cosa por otra, o dispuesta a decir verdades a medias porque suenan bien. Por eso es que considero que cuando dice que ora es por que lo ha hecho.
En este caso podría haber dicho algo así como "Hemos orado por ustedes", y hubiera estado bien. Sin embargo dice "Siempre que oramos por ustedes", lo que indica que habían orado por los colosenses en diferentes ocasiones. ¿Hay alguien por quién has orado varias veces? Generalmente podemos llegar a orar con cierta frecuencia, repetidamente, por nuestros familiares más cercanos, por aquellos con quienes convivimos, por nuestros afectos más cercanos. Sin embargo Pablo está señalando aquí que han orado en diferentes ocasiones por ciertas personas a las que no han conocido personalmente. ¿Por qué lo harían? Aquellos hombres de Dios se tomaban muy en serio la difusión del evangelio y a las personas que eran alcanzadas por el. No esperaban que les pidieran que oraran; simplemente lo hacían. En algún momento se habían enterado que había un grupo de cristianos, una iglesia, en Colosas, y habían empezado a orar por aquellos discípulos de Jesús. ¿Te das cuenta que Dios puede poner en tu corazón - para que ores - a personas con las que no tienes una relación afectiva directa? Pablo y Timoteo oraban por los colosenses, tal como los cristianos tenemos que orar unos por otros.
Pero estas palabras indican todavía más que eso: oraban por ellos con gratitud. La noticia de que aquellas personas habían recibido el evangelio de Jesucristo había sido un motivo de alegría y gratitud, y por eso cada vez que oraban por ellos le daban gracias a Dios.
Esto me ha traído varios pensamientos. ¿Por qué personas oro repetidamente? ¿No será que tengo que añadir a más personas a mi lista? Además, ¿habrá personas por las que tengo que darle gracias a Dios porque han recibido el mensaje del evangelio y han creído? ¿Por qué personas le doy gracias a Dios?
Por otra parte, ¿existirán personas que dan gracias a Dios por mí y los míos, y mis hermanos de la iglesia? ¿Hay gente que ora a Dios por mí con cierta frecuencia, aunque no estén en contacto directo y personal conmigo? Quisiera dar buenos motivos para que haya cristianos consagrados que oren por mí y den gracias a Dios por mi vida. No quiero vivir para agradar a esas personas, sean quienes sean, sino que se sientan agradecidos por mi compromiso con Jesús y mi continuo servicio, a Él, su pueblo y su Reino. Eso implica profundizar y crecer en mi vida espiritual y mi relación con mi Señor, y en mi servicio a Él.
Colosenses 1:4–6 RVR60
4 habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos,5 a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio,6 que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad,
Colosenses 1:4–6 NVI
4 pues hemos recibido noticias de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos 5 a causa de la esperanza reservada para ustedes en el cielo. De esta esperanza ya han sabido por la palabra de verdad, que es el evangelio 6 que ha llegado hasta ustedes. Este evangelio está dando fruto y creciendo en todo el mundo, como también ha sucedido entre ustedes desde el día en que supieron de la gracia de Dios y la comprendieron plenamente.
Colosenses 1:4–6 NTV
4 porque hemos oído de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todo el pueblo de Dios. 5 Ambas cosas provienen de la firme esperanza puesta en lo que Dios les ha reservado en el cielo. Ustedes han tenido esa esperanza desde la primera vez que escucharon la verdad de la Buena Noticia. 6 Esa misma Buena Noticia que llegó a ustedes ahora corre por todo el mundo. Da fruto en todas partes mediante el cambio de vida que produce, así como les cambió la vida a ustedes desde el día que oyeron y entendieron por primera vez la verdad de la maravillosa gracia de Dios.
Colosenses 1:4–6 NBLA
4 pues hemos oído de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos, 5 a causa de la esperanza reservada para ustedes en los cielos. De esta esperanza ustedes oyeron antes en la palabra de verdad, el evangelio 6 que ha llegado hasta ustedes. Así como en todo el mundo está dando fruto constantemente y creciendo, así lo ha estado haciendo también en ustedes, desde el día que oyeron y comprendieron la gracia de Dios en verdad.
A todos nos importan las noticias. Nos ha tocado vivir en el momento histórico en que recibimos las noticias en tiempo real, justo cuando están ocurriendo, pero todos sabemos que no siempre fue así. A lo largo de la mayor parte de nuestra historia, lo que sucedía en otra parte, ya sea lo referente a naciones y gobiernos como lo relativo a familiares o amigos, demoraba en llegar a ser conocido. Pero ya fuera entonces o ahora, las noticias siempre son bien recibidas y buscadas.
Pablo había recibido noticias de los cristianos que vivían en Colosas, y las celebra como muy buenas. Había recibido noticias de dos aspectos importantes de sus vidas: su fe, y el amor que tenían y expresaban por “todos los santos”, por los demás creyentes en Cristo Jesús. Me parece interesante que se refiera a estos dos aspectos.
¿Qué noticias puede uno recibir acerca de la fe de otro? Podemos enterarnos de que una persona está asistiendo a determinada congregación, con lo que la persona está expresando su apoyo y adherencia a las convicciones de ese grupo. Pero, ¿hay algo más? Uno a veces no toma conciencia que en realidad nuestra fe se da a conocer por medio de lo que hacemos. Alguien nos puede hacer un comentario referente a que tal o cual persona tomó una osada decisión porque sintió que Dios le conducía en ese sentido, y eso “hablará” claramente de su fe.
Es por eso que me pregunto, ¿qué noticias de mi fe recibirán quienes saben de mí o llegan a enterarse de mi proceder? ¿Qué noticias de tu fe reciben quienes te conocen?
Pablo también destaca otro aspecto de las noticias recibidas acerca de los cristianos en Colosas, su amor por los demás cristianos. Entonces, ¿qué noticias puede uno recibir acerca del amor de otra persona? ¿Qué hacemos como expresión de amor? La lista puede ser muy larga. Por amor cantamos y componemos canciones, nos ponemos cursis y procuramos expresarlo de las maneras más creativas y locas, perdemos el sueño, dedicamos tiempo a largas conversaciones o proyectos ajenos... y la lista puede continuar. Todas esas cosas hablan del amor.
El amor de los colosenses había quedado en evidencia y había llegado a oídos de Pablo y Timoteo. Es probable aquellos cristianos hubieran ayudado de manera heróica y generosa a otros cristianos, tal vez cristianos atravesando momentos de dificultad. Posiblemente dieron de lo que tenían para ayudar a otros. Pero llama la atención que este amor al que la carta se refiere es “por todos los santos”, por los demás cristianos de manera particular y especial.
Hay una realidad espiritual que tenemos que aprender a considerar muy importante: entre las personas que creen en Jesús se produce un tipo de conexión diferente a todas las demás relaciones, un lazo espontáneo de confianza que no se encuentra en otro tipo de relaciones. Eso lo experimentaban los cristianos en Colosas y lo expresaban con hechos.
¿Experimentas tú también este tipo de conexión con los demás cristianos? Si los amas, seguramente harás algo que ponga ese amor de manifiesto. ¿Cuáles de tus acciones exteriorizan tu amor por otros creyentes?
Cabe agregar lo que había promovido aquella fe y aquel amor por los discípulos de Jesús. Todo eso era el resultado de la esperanza que os está fuardada en los cielos. Aquellos cristianos habían escuchado el mismo evangelio del que nosotros también escuchamos. Les habían hablado de Jesús, de su ministerio, su sacrificio en la cruz, su resurrección. Habían escuchado la palabra verdadera del evangelio. Eso era lo que los había llenado de una esperanza que nada más les podía dar.
¿Qué es lo que te da esperanza a ti? Jesús y su evangelio tienen el potencial de generar una esperanza nueva y perfecta en las vidas de todos los que creen. Esa esperanza se apoya en las poderosas y perfectas promesas de Dios, que se cumplen sin excepción en Jesucristo. Esta esperanza produce una revolución en las vidas de los que creen.
Observa si esto sucede también en tu vida, porque este es el desarrollo natural de la obra de Dios en las vidas de quienes reciben a Jesús como Señor y Salvador: ¿Llena tu corazón la esperanza que Dios te da por creer en Jesús? ¿Hace algo especial en tu vida el hecho de saber que hay vida eterna, que una eterna ciudad celestial te espera como hogar eterno más allá de este mundo? Y esa esperanza, ¿promueve un amor especial por aquellos que creen en Jesús como tú?
Deja que la Palabra de Dios te renueve el entendimiento, profundice en tu vida y transforme tu manera de vivir y relacionarte. Deja que haga crecer tu fe y te llene de la esperanza que te llevará a amar a los hermanos.
Colosenses 1:7–8 RVR60
7 como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros,8 quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.
Colosenses 1:7–8 NVI
7 Así lo aprendieron de Epafras, nuestro querido colaborador y fiel servidor de Cristo para el bien de ustedes. 8 Fue él quien nos contó del amor que tienen en el Espíritu.
Colosenses 1:7–8 NTV
7 Ustedes se enteraron de la Buena Noticia por medio de Epafras, nuestro amado colaborador; él es un fiel servidor de Cristo y nos ayuda en nombre de ustedes. 8 Nos contó del amor por los demás que el Espíritu Santo les ha dado.
Colosenses 1:7–8 NBLA
7 Así ustedes lo aprendieron de Epafras, nuestro amado consiervo, quien es fiel servidor de Cristo de parte nuestra, 8 el cual también nos informó acerca del amor de ustedes en el Espíritu.
La mayoría de nosotros recordamos a personas de las que hemos aprendido.
¿Recuerdas alguna de tus maestras de la primaria? Han pasado muchos años, pero de todas maneras recuerdas al menos su nombre, cómo se veía o algo que te dijo. Tal vez hasta recuerdes cómo te sentías cuando estabas en su clase.
Sí, las personas que nos enseñan ejercen una influencia bastante particular sobre nuestras vidas.
Así como sucede con nuestra educación formal, cuando alguna persona influye sobre nosotros en nuestro desarrollo espiritual, eso se queda en nuestra memoria. ¿Quién o quiénes han influído sobre ti? ¿Recuerdas momentos en particular en que Dios te reveló algo especial, cuando tu entendimiento alcanzó a comprender lo que antes te había sido velado?
Los cristianos en Colosas habían recibido las enseñanzas de Epafras, a quien Pablo considera un consiervo y que es su compañero en la prision (Filemón 23). Fue de él que recibieron las enseñanzas del poderoso evangelio de Cristo Jesús, y fue él quien les transmitio la fe y la esperanza que ahora llenaban sus corazones.
Epafras había estado haciendo bien su trabajo. ¿Y tú? ¿Cuál es tu trabajo para el Señor? ¿Lo estás haciendo? ¿Pablo podría también llamarte a ti un fiel ministro de Cristo? Eso es lo que Epafras había sido para aquellos cristianos.
No te conformes con recibir. Disponte a dar. Así como Dios ha utilizado a personas para edificarte, bendecirte y ayudarte a crecer, también te quiere utilizar a ti para que seas de bendición para otros. Es una larga cadena que se viene manifestando desde los orígenes de la iglesia. Haz tu parte.
Sé Epafras para alguien más.
II. Orando por los que creen en Jesús
Colosenses 1:9–14 RVR60
9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; 11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; 12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; 13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, 14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Colosenses 1:9–14 NVI
9 Por eso, desde el día en que lo supimos no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual, 10 para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios 11 y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda situación, 12 dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz. 13 Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, 14 en quien tenemos redención, el perdón de pecados.
Colosenses 1:9–14 NTV
9 Así que, desde que supimos de ustedes, no dejamos de tenerlos presentes en nuestras oraciones. Le pedimos a Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y comprensión espiritual. 10 Entonces la forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas producirán toda clase de buenos frutos. Mientras tanto, irán creciendo a medida que aprendan a conocer a Dios más y más. 11 También pedimos que se fortalezcan con todo el glorioso poder de Dios para que tengan toda la constancia y la paciencia que necesitan. Mi deseo es que estén llenos de alegría 12 y den siempre gracias al Padre. Él los hizo aptos para que participen de la herencia que pertenece a su pueblo, el cual vive en la luz. 13 Pues él nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado, 14 quien compró nuestra libertad y perdonó nuestros pecados.
Colosenses 1:9–14 NBLA
9 Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo que sean llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, 10 para que anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios. 11 Rogamos que ustedes sean fortalecidos con todo poder según la potencia de Su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo 12 dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en la Luz. 13 Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo amado, 14 en quien tenemos redención: el perdón de los pecados.
Colosenses 1:9 RVR60
9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,
Colosenses 1:9 NVI
9 Por eso, desde el día en que lo supimos no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual,
Colosenses 1:9 NTV
9 Así que, desde que supimos de ustedes, no dejamos de tenerlos presentes en nuestras oraciones. Le pedimos a Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y comprensión espiritual.
Colosenses 1:9 NBLA
9 Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo que sean llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual,
¿Qué haces cuando recibes información de otras personas? Porque, vamos a ser honestos: la vida de otros es uno de nuestros tópicos de conversación favoritos.
Todos vivimos a la vista de otras personas, y quienes viven más o menos cerca saben lo que hacemos, nos escuchan hablar, perciben nuestro humor o nuestras emociones, ven nuestras reacciones ante las diferentes circunstancias que enfrentamos. A ti te ven, y tú ves a otros vivir.
¿Qué hacemos cuando accedemos a esa imformación de otros? Pues, a veces hablamos de ellos. Eso puede incluir los hechos y nuestra opinión al respecto. Y es allí donde podríamos caer ante la tentación de la murmuración.
Pero, ¿podríamos hacer algo diferente? ¿Podríamos hacer algo diferente al saber o escuchar de otros?
Aquí tenemos un excelente ejemplo. Pablo recibió noticias de los cristianos que vivían en Colosas, y les informa que desde que supo de sus vidas no había parado de orar.
¿Te imaginas lo interesante que sería que transformáramos cada pieza de información acerca de otros en oraciones?
Todos los días nos enteramos de lo que sucede en las vidas de los demás. Las redes sociales nos han llevado al máximo caudal de información personal recibida. Hemos superado las distancias y hasta los idiomas.
Así que, ¿qué te parece si oras por tus semejantes? Háblale a Dios de ellos, dale gracias por sus victorias y pídele por sus necesidades.
Pablo pedía que aquellos cristianos fueran “llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y conocimiento espiritual”.
Estoy apropiándome de este “motivo de oración” de Pablo para orar por ti, y por mis hermanos y hermanas.
Con frecuencia orapor por otros pidiendo salud, fortaleza, solución para sus problemas, provisión para sus necesidades. Pero sucede que a veces nos olvidamos de su vida espiritual y su relación con Dios.
Para empezar, reconozco que necesito que Dios haga esta obra en mí, que me llene del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y conocimiento espiritual.
¿Reconoces tú también esta necesidad?
Los que hemos creído en Jesús somos conscientes de que hay mucho que no sabemos y más que no comprendemos bien. Al acercarnos a Dios hemos notado la inmensidad de su sabiduría. Su voluntad es el mejor camino.
No necesitamos solamente “un poco” del conocimiento de la voluntad de Dios: ¡necesitamos ser llenos de ese conocimiento! Así lo pedía Pablo, y creo que hay mucha sabiduría en esa petición.
La respuesta de Dios vendría en forma de sabiduría e inteligencia espiritual.
Tú necesitas esta obra del Señor en tu vida. La necesitan en tu familia, y tus amigos, tus hermanos y hermanas en la iglesia, tus conocidos…
¿Orarías por otros como Pablo lo hacía? Pídele a Dios que llene a las personas con el conocimiento de su voluntad. Creo que Dios tiene mucho para revelarnos, y quiere hacerlo. Que venga de Dios esa sabiduría, esa inteligencia espiritual.
¡Dios va a hacer algo especial!
Colosenses 1:10 RVR60
10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
Colosenses 1:10 NVI
10 para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios
Colosenses 1:10 NTV
10 Entonces la forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas producirán toda clase de buenos frutos. Mientras tanto, irán creciendo a medida que aprendan a conocer a Dios más y más.
Colosenses 1:10 NBLA
10 para que anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios.
¿Para qué sirve la sabiduría? En el caso de que seas una persona sabia, ¿qué ventaja consideras que aporta la sabiduría?
¿Conoces personas a las que consideras sabias? ¿En qué sentido consideras que aventajan a los que no son sabios?
Una de las muchas ventajas a las que accedemos los discípulos de Jesús es el acceso a su incomparable sabiduría. Puede sonar hasta excesivo y exagerado para nosotros, pero eso es lo que recibimos.
¿Para qué es la sabiduría de Dios que recibimos los que creemos en Jesús?
Este versículo parece ilustrarlo muy bien.
La sabiduría e inteligencia espiritual que el apóstol Pablo pedía para los discípulos era, conforme a sus propias palabras, para que andéis como es digno del Señor.
Este es un claro llamado al que tenemos que responder. Dios nos ha revelado su amor al entregar a su Hijo para salvarnos. Ha abierto nuestros ojos para que comprendamos que sin Jesús no hay esperanza. Cuando creímos en Jesús nos ha perdonado nuestros pecados y nos ha dado vida eterna. Y eso es solamente el principio.
Ahora que hemos creído en Jesús y hemos recibido de Él el perdón y la gracia, tenemos que vivir dignamente, honrando esa obra que Él ha hecho en nosotros.
Tenemos que orar como Pablo, pidiendo ser llenos de sabiduría e inteligencia espiritual, y también tenemos que ser conscientes de que el propósito y el resultado de la respuesta de Dios a esa oración es que vivamos como es digno del Señor.
¿Has creído en Jesucristo como Salvador y Señor de tu vida? Entonces, ¿vives como es digno de Él?
Esta reflexión propone un desafío bien grande para los que creemos en Él. Definitivamente, ¡quiero vivir como es digno de Él! Pero… Sí, tal vez nos cueste decirlo, pero sabemos que no calificamos para ese nivel de vida. Es como que internamente clamamos diciendo algo así como: “¿Qué? ¿Vivir como es digno de Jesús? ¡Ojalá pudiera! Pero yo sé lo frágil e inestable que soy...”.
El detalle es justamente ese: no se trata de ti ni de mí, no depende de nuestras fuerzas ni de nuestra capacidad, sino de la obra que Dios hace en nosotros. Cuando Dios responde a la oración y nos llena del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, nos capacita para andar como es digno del Señor.
Entonces, ¿cómo se vive dignamente del Señor que entregó su vida por nosotros y nos salvó? Considera estos tres puntos, extraídos directamente de este versículo:
...agradándole en todo… Creo que es muy bueno reflexionar en cuanto a esto. ¿Te detienes durante el día para considerar si lo que estás haciendo, si tus actitudes, pensamientos, palabras y acciones son del agrado del Señor? ¡De eso se trata! No es cuestión de si fuiste a la iglesia o no. Se trata de agradarle en todo. Vivimos en la era de los “Me gusta” y la búsqueda de seguidores y su aprecio. Las personas se involucran en desafíos y propuestas con tal de complacer a otros. ¡El verdadero desafío y la verdadera motivación para nuestras acciones, actitudes y decisiones tiene que ser agradar al Señor en todo! La capacidad para hacerlo, la recibimos cuando Dios responde a nuestra oración llenándonos con el conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.
...llevando fruto en toda buena obra… Cuando hablamos de fruto nos estamos refiriendo al producto, el resultado de nuestra vida y nuestras acciones. ¿Qué resultado están produciendo tu vida y tus acciones? Jesús habló del fruto, señalando que los que estén conectados permanentemente con Él darán fruto en abundancia (Juan 15:5). Ahora, en este versículo, se habla del fruto en toda buena obra, apuntando directamente a la forma en que vivimos, lo que hacemos. El discípulo de Jesús, conectado con Él, realizará buenas obras, buenas acciones, que serán el resultado de su relación con Él. Estas buenas acciones serán una expresión de una vida como es digno del Señor. Dios está en la vida de cada persona que cree en Jesús y se compromete sinceramente con Él, y obra para que participen de esas buenas obras, dignas de Jesús.
...creciendo en el conocimiento de Dios… Conocer a Dios no es algo que sucede en un abrir y cerrar de ojos. A veces te han preguntado si conoces a tal o cual persona, y has respondido que sí, porque en algún momento te la presentaron o intercambiaron un saludo. Pero a decir verdad, no le conoces. No conoces sus gustos y preferencias, ni sus virtudes y defectos. Considera esa misma realidad aplicándola a nuestra relación con Dios. ¡Lo conocemos tan poco! Él es quien interpeló al patriarca Job diciéndole algo así como: “¿Así que te sientes con autoridad para opinar con respecto a lo que hago y por qué lo hago? ¿Me conoces tan bien? ¿Dónde estabas tú cuando yo creaba las estrellas y las llamaba por su nombre?”. Y eso fue solamente el principio. Cuando Dios responde a nuestra oración y concede que seamos llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, nos permite ir creciendo en el conocimiento de su persona, lo cual es maravilloso. ¿Quieres conocer más de Dios? ¿Sientes como en lo profundo de tu ser tu alma clama por más y más conocimiento del que todo lo puede y todo lo sabe?
Entonces, cuando Dios concede que seamos llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, lo hace con el propósito de que vivamos como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.
Sobran las razones para orar como Pablo, y que Dios haga en nosotros esa poderosa obra.
Colosenses 1:11 RVR60
11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad;
Colosenses 1:11 NVI
11 y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda situación,
Colosenses 1:11 NTV
11 También pedimos que se fortalezcan con todo el glorioso poder de Dios para que tengan toda la constancia y la paciencia que necesitan. Mi deseo es que estén llenos de alegría
Colosenses 1:11 NBLA
11 Rogamos que ustedes sean fortalecidos con todo poder según la potencia de Su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo
¿Alguna vez te has tenido que enfrentar con una dificultad para la que has sentido que no te alcanzan las fuerzas?
Si has pasado por allí lo sabes; esas son situaciones difíciles, cuando uno se da cuenta de que sus recursos personales son insuficientes para superar los obstáculos o la oposición.
La vida es así. Sí, experimentamos momentos de felicidad compartida, victorias y alegrías que albergamos celosamente en el corazón. Pero no todo lo que nos toca enfrentar en la vida es fácil, y podemos llegar a pasar por esos momentos de desgaste que parecen acercarse a la desesperanza.
¿Los que confían en Jesús también? ¿También los discípulos del Maestro? Sí, especialmente ellos, que viven en un medio hostil, en un mundo que no los conoce y se les opone. A veces podríamos caer en el error de considerar que quien viene a Jesús ya no va a enfrentar problemas. En nuestro afán de acercar a otros a la salvación, podríamos cometern la equivocación de sugerirles que si vienen a Cristo ya nada saldrá mal. Jesús ofrece salvación, perdón de pecados y vida eterna, aunque a lo largo de nuestra vida en la carne tengamos que enfrentar diversas dificultades.
Sí, enfrentaremos problemas, pero el Señor está con nosotros, y eso hace toda la diferencia. Al mismo tiempo, la presencia del Señor en nuestras vidas y con nosotros produce efectos muy especiales para los que hemos creído en Él.
...fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad;... (Col 1:11).
Aquellos que siguen a Jesús son fortalecidos con todo poder. ¡Cuántas veces lo necesitamos! Lo que hace la diferencia en las vidas de los discípulos de Jesús no es la ausencia de dificultades sino el poder que los fortalece.
Este es un poder que va más allá de nuestros recursos humanos (hasta podríamos llamarle “sobrenatural”, en ese sentido). Sí, la palabra griega utilizada aquí es la misma de la que deriva nuestro término “dinamita”. Si has creído en Jesús y transitas sus caminos, andando en obediencia y buscando honrarle, experimentarás la inyección de su poder para enfrentar las diversas dificultades que se presentan en la vida.
Para que no quede duda, ese poder con el que Dios fortalece a los suyos es conforme a la potencia de su gloria.
¿Puedes reconocer lo que eso significa? Tú que creíste en Jesús eres fortalecido por Él con su poder, ese que es la potencia de su gloria, el que intervino en la creación y en la resurrección de nuestro Salvador. ¡Eso es maravilloso!
Y, ¿qué resultado provoca esto en nuestras vidas? ¿Cómo se manifiesta?
...para toda paciencia y longanimidad...
La Nueva Versión Internacional lo presenta como “perseverar con paciencia”. La respuesta de Dios a nuestra oración por crecimiento y para que los llene con el conocimiento de su voluntad resulta en este fortalecimiento que nos capacita para ser pacientes (lo que implica esperar sus respuestas) y perseverantes (lo que nos fortalece para que podamos seguir adelante, sin rendirnos en medio de las pruebas).
Tú conoces cuáles son tus pruebas, tus luchas, tus dificultades, y Dios también las conoce. Si Jesús está en tu vida, puedes contar con que Él responde a la oración pidiendo ser llenos del conocimiento de su voluntad, lo que trae como resultado ese fortalecimiento interior que nos permite atravesar los obstáculos y seguir en pie. Es la fortaleza que les permitió a Sadrac, Mesac y Abed-nego salir del horno de fuego sin siquiera olor a humo en sus ropas. Es la fortaleza que capacitó a Elías para orar aquella oración que hizo descender fuego del cielo, aún cuando todos estaban en su contra. Es la propia fortaleza que capacitó a Jesús, nuestro Salvador, para ir a la cruz y derramar su sangre para que los que creemos en Él fuéramos salvos.
Esa fortaleza te va a conceder el fruto espiritual de la paciencia, la capacidad de sobrellevar lo que haya que enfrentar, siempre de la mano de Jesús.
Dios está obrando en ti. ¡Confía!
Colosenses 1:12 RVR60
12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
Colosenses 1:12 NVI
12 dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz.
Colosenses 1:12 NTV
12 y den siempre gracias al Padre. Él los hizo aptos para que participen de la herencia que pertenece a su pueblo, el cual vive en la luz.
Colosenses 1:12 NBLA
12 dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en la Luz.
Si pudieras elegir cómo te vas a sentir mañana, seguramente escogerías estar alegre, feliz. Pero, ¿qué es lo que te provoca alegría?
Para responder a esta pregunta podríamos hacer una lista: buenas noticias, hermosos momentos compartidos, ausencia de problemas (ya sean económicos, de salud, relacionales y demás). Un aumento de salario te pondría alegre, ¿no crees? Una comida y una tarde con tu persona favorita te darían también esa sensación.
En resumen podríamos decir que nos alegramos por las cosas buenas que nos suceden y por los buenos momentos que experimentamos.
Pero, ¿se puede experimentar gozo en medio de la tormenta? ¿Podemos alegrarnos en medio (y a pesar) de los problemas?
Pablo oraba para que sus amigos, los discípulos de Jesús en la ciudad de Colosas, tuvieran alegría y se sintieran agradecidos. Pero, no es tan fácil sentirse así cuando las cosas no salen bien o cuando uno enfrenta la oposición o el peligro, ¿verdad? Sin embargo el apóstol no ora pidiendo que se les solucionen los problemas ni para que todo les salga bien. Ora para que tengan gozo y le den gracias a Dios.
Necesitamos entender esto: pase lo que pase, enfrentemos lo que enfrentemos, siempre vamos a tener motivos para agradecerle a Dios. ¡Y también para alegrarnos en Él!
Siempre es un buen momento para contar tus bendiciones. Tenemos la tendencia de enfatizar lo negativo, señalar lo que no nos gusta, nos duele o nos trae tristeza. Pero podemos decidir poner el filtro del Espíritu de Dios a nuestro sentir, recordando y reconociendo permanentemente su obra en nuestras vidas.
¿Qué hizo Dios por ti?
Los que creemos en Jesús participamos de la herencia de los santos en luz. Hay una gran riqueza a disposición de los discípulos del Salvador, una herencia que nos cubre ahora mismo y guarda también nuestro futuro.
Tú también, más allá de las circunstancias, puedes alegrarte y ser agradecido a Dios. Y harás bien si lo haces ahora mismo.
¡Gracias a Dios!
Colosenses 1:13 RVR60
13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
Colosenses 1:13 NVI
13 Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo,
Colosenses 1:13 NTV
13 Pues él nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado,
Colosenses 1:13 NBLA
13 Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo amado,
¿Qué sucede en el mundo en que vivimos? Vivimos en un mundo perverso, en el que la maldad y el egoísmo se manifiestan evidentemente cada día. Ya sea que consideremos las noticias nacionales e internacionales o los eventos familiares y de nuestro círculo íntimo, una y otra vez nos vemos enfrentados con la maldad.
Bueno, pero nosotros tratamos de rodearnos de buenas personas, de gente que no hace cosas malas, que no es parte de esta ola mundial de maldad. Nosotros mismos, somos buenas personas, ¿verdad?
La verdad es que la maldad nos ha afectado a todos, y cada uno de nosotros es capaz de actos que evidencian la oscuridad que llevamos por dentro.
Solo hay un camino. Solamente hay una solución.
Jesús.
Los que hemos creído en Él hemos tenido que reconocer nuestras malas acciones, intenciones y actitudes, nos hemos arrepentido de lo que hemos hecho mal, y por medio de Él hemos iniciado un proceso de transformación en el que todavía estamos.
Pero algo esencial, en lo profundo de nuestro ser ya ha cambiado.
“[Dios] nos ha librado de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino de su amado Hijo”.
Este es el motivo básico por el que los hijos de Dios, aquellos que han recibido a Jesús como Señor y Salvador de sus vidas, pueden llenarse de alegría y siempre tener motivos para agradecerle a Dios.
Cualquier persona que habita en este planeta, por tranquila que parezca y por buena que se vea, si no tiene a Cristo Jesús en su vida, está bajo la potestad de las tinieblas. Suena fuerte. Es impactante. Y es real.
Dios le había entregado al ser humano el dominio de la creación, pero en aquel triste evento en el Huerto del Edén en el que el hombre eligió prestarle oído a la serpiente en lugar de obedecer a Dios, ese dominio pasó de manos y fue aumido por el príncipe del poder del aire. Desde entonces hay enfermedad, muerte, mentira, dolor y tantas otras cosas que nos han alejado de la vida perfecta para la que fuimos creados.
Tú que creíste en Jesús, antes de hacerlo estabas bajo la potestad de las tinieblas. En tu familia, entre tus compañeros de trabajo, tus vecinos, tus amigos y conocidos, cualquiera que no haya recibido a Jesús como Señor y Salvador, hasta el día de hoy sigue bajo el dominio de la oscuridad. Sí, son buenas personas, y los amamos, pero sin Jesús obedecen esa oscura influencia espiritual que opera de manera invisible en todo lo que vivimos.
Los que creen en Jesús hacen una especie de viaje: son trasladados al reino de su amado Hijo, al reino de Jesús, al ámbito espiritual donde reina el Todopoderoso Hijo de Dios por la eternidad.
Este es un cambio real, una transformación auténtica, que paso a paso va dando resultados en nuestra vida. Y es un cambio radical, de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida.
Ser cristiano no se trata solamente de ir a la iglesia y conocer algunas canciones cristianas. Se trata de una nueva ciudadanía, una nueva lealtad al que nos creó y vive por siempre.
Por lo general nos mostramos agradecidos a quien nos hace un favor, nos comparte un poco de agua o nos da una información que necesitábamos. ¡Cuánto más tenemos que llenarnos de gozo y ser agradecidos con Dios por el cambio tan grande que ha hecho en nuestras vidas!
El que cree en Jesús puede afirmar, sin temor a equivocarse, que ya no sirve a la oscuridad, como antes lo hizo, sino que ahora vive en el reino de Jesús, donde todo es diferente.
Considera ese cambio en tu vida. ¿A quién sirves? ¿A quién obedeces con tus acciones de cada día, con tus palabras, con la manera en que tratas a quienes te rodean?
Asegúrate de dedicarle a Jesús el cien por ciento de tu lealtad, toda tu obediencia.
Dios ha hecho y está haciendo algo bien grande en ti. Que ese sea el motivo de tu alegría, el que llena tu corazón de gratitud a Dios.
Colosenses 1:14 RVR60
14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Colosenses 1:14 NVI
14 en quien tenemos redención, el perdón de pecados.
Colosenses 1:14 NTV
14 quien compró nuestra libertad y perdonó nuestros pecados.
Colosenses 1:14 NBLA
14 en quien tenemos redención: el perdón de los pecados.
¿Alguna vez fuiste secuestrado/a?
Gracias a Dios que solo un pequeño porcentaje de las personas que podrían acceder a leer estas palabras responderían afirmativamente. Pero, ¿te lo imaginas? Debe ser algo muy feo que alguien te tome por la fuerza, que te prive de la libertad, que disponga de ti y haga contigo a su antojo.
Pero, ¿sabes cuál es la realidad espiritual? Cada uno de nosotros, sin excepción, hemos sido víctimas de un poderoso y cruel secuestrador. Lo interesante de todo esto es que hemos sido sus esclavos aún cuando creímos ser libres y pensamos que estábamos tomando nuestras propias decisiones. Sí, fuímos engañados, fuimos sujetados a servidumbre y trabajos forzados.
Es por eso que hemos necesitado un Libertador, alguien más poderoso y sabio que nosotros, alguien que viera la realidad de nuestra situación y tuviera el poder para romper nuestro yugo de esclavitud, para que viniera a romper nuestras cadenas y hacernos libres de verdad.
Ese es Jesús.
En Él tenemos redención por su sangre.
El término redención significa “liberación por medio del pago de un rescate”.
Cada gota de la sangre de Jesús derramada en la cruz del Calvario fue parte del rescate pagado por tu liberación. El simple hecho de que alguien haya pagado un precio tan alto por nuestro bienestar tiene que producir un efecto poderoso en nuestras vidas. Reconócelo: has sido objeto del amor más grande y poderoso del universo.
Y el pago de ese precio implicó algo muy importante: cuando Jesús pagó con su sangre el precio por nosotros, recibimos el perdón de pecados.
Lo decimos siempre y lo repetiremos hasta el cansancio: Jesús murió por nosotros. El Hijo de Dios se puso entre tú y la condena que te era contraria, recibió en sí mismo el castigo que te correspondía, y obtuvo tu perdón y restauración.
Recuerda que:
He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. (Is 59:1–2).
Nuestros pecados, lo que nos separaba de Dios, fueron cargados por Jesús en aquella cruz.
Si has creído en Jesús y lo has recibido como tu Salvador, habla con Dios ahora mismo. Ya no hay distancia ni separación entre tú y Él. Ante Él estás limpio, sin culpa, sin condenación, porque todos tus pecados han sido perdonados, siendo que Jesús ya cargó con ellos al morir en la cruz. Has sido rescatado.
Eres libre, de verdad.
Alégrate en la salvación y el perdón que Jesús te ha concedido.
III. La singular identidad de nuestro Salvador
Colosenses 1:15–23 RVR60
15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. 21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 23 si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.
Colosenses 1:15–23 NVI
15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, 16 porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. 17 Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente. 18 Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero. 19 Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud 20 y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz. 21 En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos. 22 Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte, 23 con tal de que se mantengan firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. Éste es el evangelio que ustedes oyeron y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.
Colosenses 1:15–23 NTV
15 Cristo es la imagen visible del Dios invisible. Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas y es supremo sobre toda la creación 16 porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de él y para él. 17 Él ya existía antes de todas las cosas y mantiene unida toda la creación. 18 Cristo también es la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo. Él es el principio, es supremo sobre todos los que se levantan de los muertos. Así que él es el primero en todo. 19 Pues a Dios, en toda su plenitud, le agradó vivir en Cristo, 20 y por medio de él, Dios reconcilió consigo todas las cosas. Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra, por medio de la sangre de Cristo en la cruz. 21 Eso los incluye a ustedes, que antes estaban lejos de Dios. Eran sus enemigos, estaban separados de él por sus malos pensamientos y acciones; 22 pero ahora él los reconcilió consigo mediante la muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden presentarse delante de él sin ninguna falta. 23 Pero deben seguir creyendo esa verdad y mantenerse firmes en ella. No se alejen de la seguridad que recibieron cuando oyeron la Buena Noticia. Esa Buena Noticia ha sido predicada por todo el mundo, y yo, Pablo, fui designado servidor de Dios para proclamarla.
Colosenses 1:15–23 NBLA
15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. 17 Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen. 18 Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía. 19 Porque agradó al Padre que en Él habitara toda la plenitud, 20 y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de Su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos. 21 Y aunque ustedes antes estaban alejados y eran de ánimo hostil, ocupados en malas obras, 22 sin embargo, ahora Dios los ha reconciliado en Cristo en Su cuerpo de carne, mediante Su muerte, a fin de presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él. 23 Esto Él hará si en verdad permanecen en la fe bien cimentados y constantes, sin moverse de la esperanza del evangelio que han oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.
Colosenses 1:15 RVR60
15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
Colosenses 1:15 NVI
15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación,
Colosenses 1:15 NTV
15 Cristo es la imagen visible del Dios invisible. Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas y es supremo sobre toda la creación
Colosenses 1:15 NBLA
15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
La identidad de las personas va mucha más allá de sus nombres. Si quieres saber quién es una persona, no te va a alcanzar con que te diga algo así como “Soy Juan”. Vas a necesitar más información, como tal vez su edad, su ocupación, su procedencia, su lugar de residencia y más. ¿Quién es la persona con la que estás tratando?
Esto se vuelve particularmente interesante e importante cuando nos referimos a Jesús. Presta atención, porque esta es la pregunta más importante de todas, una pregunta que cada persona sobre el planeta tiene que responder y está respondiendo de alguna manera.
¿Quién es Jesús?
¿Por qué te parece que considero tan importante esta pregunta? Considera, para empezar, el impacto que la persona de Jesús ha tenido sobre toda la historia de la humanidad. ¿Te das cuenta que nuestro calendario se divide en dos a partir del nacimiento de Jesús? Sí, los occidentales contamos los años a partir de su nacimiento.
De acuerdo a los testimonios existentes, Jesús fue una persona absolutamente singular, un hombre como no ha habido otro que pise este planeta ni lo habrá.
Jesús hizo lo que ningún otro hombre puede hacer.
Jesús dijo lo que nadie más ha sido ni sería capaz de decir.
Jesús enseñó lo que nadie más hubiera sido capaz de enseñar.
Más allá de las cuestiones religiosas, la fundación de orientaciones y denominaciones ideológicas, hay algo muy especial en la persona de Jesús.
Jesús es la persona mejor documentada de toda la historia antigua, y los testigos presenciales de su vida, muerte y resurrección escribieron manifestando su asombro por lo que habían presenciado.
¿Ya has respondido a la pregunta? ¿Quién es Jesús?
El propio Maestro dijo que edificaría su iglesia sobre la declaración de que Él es el Hijo de Dios (Mateo 16:18). Esa es una pieza de información muy importante. Jesús no es una persona común y corriente: Él es el Hijo de Dios.
Eso explica muchas cosas.
Y eso hace que tenga sentido que toda la historia de la humanidad gire entorno a la persona de Jesús. Él es alguien como no ha habido ni habrá otro semejante, y todavía necesitamos aprender más y más de quién es Él.
Este pasaje nos provee cierta información muy inquietante:
Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
Deja que este concepto penetre tu entendimiento.
Aquí tienes una impactante declaración que responde la pregunta acerca de quién es Jesús.
Él es la imagen del Dios invisible...
Dios es invisible. Eso lo sabemos. Dios no tiene una figura accesible para los ojos humanos. Cuando Moisés, respondiendo al llamado de Dios, liberó al pueblo de Israel en Egipto y los conducía hacia la Tierra Prometida, tenía una relación muy especial con Él. Sin embargo, no le podía ver. En determinado momento le pidió que le mostrara su gloria, y Dios le dijo:
No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. (Éxodo 33:20)
Dios no puede ser visto. Entonces, ¿cómo podemos conocerle o saber algo de Él siendo que es invisible?
Dios no puede ser visto, pero ha revelado mucho de sí mismo. Dice en Romanos 1:20:
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
¿Quieres saber cómo es Dios? Empieza por abrir los ojos para mirar a tu alrededor. Considera la creación. ¿Te has detenido a observar los colores presentes en un atardecer sobre el mar? Esos colores te hablan de un Creador inteligente, sensible, un poderoso artista que todo lo hizo bello y perfecto.
Pero, ¿quieres saber más de Dios? Entonces míralo a Jesús, porque...
Él es la imagen del Dios invisible...
Esa es la razón que nos lleva a considerar con mucho cuidado los relatos de los evangelios que nos cuentan los hechos, las palabras y los detalles acerca del Hijo de Dios. En Él vemos a Dios y aprendemos más de Él.
En Jesús vemos cuál es la actitud de Dios hacia nuestras necesidades, nuestro quebrantamiento, nuestro dolor, nuestras enfermedades, nuestros pecados…
Piensa en lo importante que es esto. Vivimos en la Creación de Dios. Todo lo que conocemos ha sido creado poderosamente por Él. Él es invisible para nuestros ojos, pero podemos aprender acerca de su inconmensurable poder por medio de lo que creó.
Pero justo en medio de nuestra historia, Dios mismo se hizo presente, pisó el mismo suelo que nosotros, respiró el mismo aire, habló la misma lengua. Dios mismo se hizo presente, se hizo visible, se hizo accesible en la persona de Jesús.
Al mismo tiempo, Jesús es...
...el primogénito de toda creación.
Esta declaración nos revela que:
Jesús estaba antes que todo lo que conocemos. En Apocalipsis se presenta como el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Jesús es eterno. En aquel poderoso momento en que Dios exclamó “Sea la luz”, dando inicio a la creación, Jesús estaba allí.
Jesús está por encima de todo. El primogénito es el que tiene mayor importancia, el que tiene más autoridad. Jesús mismo reveló que el Padre le entregó la capacidad de juzgar sobre todo (Juan 5:22).
¿De qué manera te impacta esta revelación en cuanto a Jesús?
¡Jesús es la persona a la que te tienes que acercar! Es Aquel a quien tienes que recurrir para relacionarte con Dios, aprender de Él y tener una vida productiva y fructífera.
Acércate a Jesús y conocerás a Dios.
Colosenses 1:16 RVR60
16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Colosenses 1:16 NVI
16 porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él.
Colosenses 1:16 NTV
16 porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de él y para él.
Colosenses 1:16 NBLA
16 Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él.
Todo.
¿Qué es “todo” para ti?
Pues, bueno, “todo” es lo que conozco, lo que me rodea: las cosas, las personas, los animales, los árboles, las estrellas, el sol, la luna, el viento, el mar… ¿hace falta que continúe con la lista?
No. Todos lo entendemos.
…todas las cosas…
Sin embargo, para que no quede ni la más mínima duda, el autor de la carta se pone específico, sin querer que nada quede fuera de la descripción.
…las qué hay en los cielos…
…y las qué hay en la tierra…
Pablo no quiere que sus lectores nos limitemos a lo material. Pensamos en “todas las cosas” y automáticamente pensamos en lo que hemos mencionado, lo material, lo tangible. Pero Pablo quiere incluir todavía más.
Es posible que necesitemos expandir nuestra imaginación: hay cosas que hay en la tierra, y las conocemos. Y también hay cosas en los cielos. Estoy convencido de que Pablo se refiere a algo más que a los planetas, estrellas y asteroides (aunque él no coonocía mucho de lo que nosotros hemos escuchado, y él no).
Pero aquí, el autor de la carta coloca a todas las cosas, sin importar donde se encuentren, al mismo nivel.
…visibles…
…e invisibles…
Sí, hay cosas invisibles que también fueron creadas. También, sea que las veamos o no, están todas al mismo nivel.
…sean tronos…
…sean dominios…
…sean principados…
…sean potestades…
La Nueva Traducción Viviente lo traduce así:
todo lo que existe
en los lugares celestiales y en la tierra.
Hizo las cosas que podemos ver
y las que no podemos ver,
tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible.
Existen ámbitos de autoridad que conocemos, los presidentes, los primeros ministros, los reyes y otros. También hay gobiernos que se escapan a nuestro conocimiento y capacidad de percepción, que no aparecen en Google.
¿Qué tienen todas las cosas en común?
Que todo, absolutamente todo, lo que conocemos y lo que no, lo que puede ser percibido e informado y lo que no, fue creado por y para Jesús.
Este es el punto culminante de la revelación de Dios, y la Palabra lo confirma. Jesús es el centro, el inicio y el que todo lo completa, en quien todo tiene sentido.
Muchos lo vieron, lo escucharon, lo llegaron a tocar. Así de real es. Pero la mayoría no llegaron a percibir que Aquel a quien tenían junto a ellos es el Eterno, el absoluto dominador de todo, desde el comienzo hasta el final.
Sí, Jesús fue un hombre, pero es el Hijo de Dios, el que le da sentido absolutamente a todo, incluyéndote.
Por eso, no tienes vida, de verdad, sin tenerlo a Él.
Por favor, consídéralo seriamente.
Colosenses 1:17 RVR60
17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
Colosenses 1:17 NVI
17 Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente.
Colosenses 1:17 NTV
17 Él ya existía antes de todas las cosas y mantiene unida toda la creación.
Colosenses 1:17 NBLA
17 Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen.
Jesús es mucho más que un personaje histórico. Es mucho más que un antiguo maestro, un profeta de la antigüedad o algo parecido.
Jesús es el Hijo de Dios, y nuestra imaginación es insuficiente para captar todo lo que eso significa.
…él es antes de todas las cosas…
Observa que Pablo escribe esta carta algunos años después de la crucifixión y muerte de Jesús. Sin embargo, habla de Jesús diciendo que “él es”.
Sí, no menciona que “era”, porque ya había fallecido. El verbo está inequívocamente formulado en presente. Jesús no “era”. Él es.
Esto se vuelve todavía más llamativo al considerar mejor la frase: “él es antes”.
Por lo general, cuando hablamos de lo de “antes”, nos referimos a ello en tiempo pasado. Todo lo de antes “era”.
Pero no Jesús. Jesús es antes de todas las cosas. No existe nada antes de Jesús, porque Él ya existía antes que todo lo demás.
Cuando hoy oramos a Jesús, cuando tratamos con Él, debemos saber que Aquel que nos escucha y responde a nuestras oraciones es el que vive por siempre, desde antes que todo fuera creado. Él es eterno.
…y todas las cosas en él subsisten.
No solo es desde siempre, sino que también es quien sostiene todo lo que existe.
Sin Él no hay vida ni existencia.
Como dice en Apocalipsis, Él es el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Y no solamente eso, sino que ninguna cosa subsiste sin Él.
Así de importante es Jesús.
Por encima de todo.
Digno de adoración.
Tú propia vida depende de Él.
Todo lo que has conocido, conoces y vas a conocer depende de Él.
Colosenses 1:18 RVR60
18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
Colosenses 1:18 NVI
18 Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero.
Colosenses 1:18 NTV
18 Cristo también es la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo. Él es el principio, es supremo sobre todos los que se levantan de los muertos. Así que él es el primero en todo.
Colosenses 1:18 NBLA
18 Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía.
¿A quién le enviaste algún mensaje en este día? ¿Te respondió? No sé si te ha sucedido, pero en algunas ocasiones he regresado al mensaje que envié, con el temor de haberlo enviado a la persona equivocada. Y en dos o tres ocasiones ha sucedido.
Así que conocer la identidad correcta de la persona con la que te comunicas es de vital importancia.
Podemos agregar que es importante saber con quién tratas, conocer algo de sus antecedentes, tener una idea clara de quién es la persona.
Eso es lo que hace tan importante este pasaje de las Escrituras. En él se responde la pregunta más importante de la historia de la humanidad, y la pregunta más importante -- personalmente -- para cada persona que pisa este planeta: ¿Quién es Jesús?
En los versículos anteriores se hicieron declaraciones muy grandes, muy fuertes, radicales. Jesús no fue un hombre más, como ya dijimos, pero es mucho más que eso. Él es el primero y el más importante de todo y todos. Es la manifestación visible de Dios, el Creador de todo lo que existe y el que sostiene todo.
Pero presta atención ahora a esta afirmación.
...y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia...
Este versículo nos presenta a Jesús en lo que tiene que ver con su relación con la iglesia.
Observa que aquí se hace referencia a la iglesia, no a “una iglesia” o a “las iglesias”. Esta es una clara referencia a la iglesia, la comunidad global compuesta por todos los discípulos de Jesús de todas las épocas y lugares, sin importar dónde hayan nacido o que idioma hablen.
Cuando crees en Jesús, Dios te hace parte de su familia y te integra a su iglesia, su pueblo, la comunidad de los que se han reconciliado con Él. La iglesia es la cara visible de Dios en la tierra.
Observa como se presenta a Jesús aquí:
...él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia...
Aquí se presenta un equipo, una colaboración en un funcionamiento en común, entre Cristo y la iglesia.
Jesús es la cabeza.
La iglesia es el cuerpo.
Entre ambos se compone una unidad, una sociedad, una colaboración.
Esto implica que Jesús y su iglesia son indivisibles. Nadie puede independizar su cabeza de su cuerpo, o hacer que su cabeza vaya en cierta dirección mientras su cuerpo va en otra. De la misma manera, Jesus y su iglesia no puden ir en sentidos diferentes. ¿Hacia dónde va el cuerpo? ¡Hacia donde la cabeza decide!
¿Hacia dónde va (¿quieres añadir “tiene que ir”?) la iglesia? Hacia donde Jesús, que es la cabeza, decide.
Esta verdad es muy importante, y tiene que manifestarse en el funcionamiento de cada iglesia local como parte de la iglesia. Jesús tiene que ser la fuente de todas nuestras ideas, nuestras decisiones, nuestros ministerios, nuestro testimonio.
Los hijos de Dios, miembros de su iglesia, necesitamos estar conectados a los pensamientos de Jesús para dejarnos dirigir por ellos, para que el cuerpo se mueva dirigido por la cabeza, nuestro Señor Jesús.
...él que es el principio...
Jesús es mucho más que un ser humano que pueda contenerse en un período de tiempo. Cuando hablamos de las personas, no importa en qué época de la historia hayan vivido, nos referimos a su año de nacimiento y año de fallecimiento. Visita Wikipedia, por ejemplo, para considerar la vida de cualquier personaje histórico: encontrarás su fecha de nacimiento y su fecha de deceso.
No puedes hacer lo mismo con Jesús.
Jesús es el principio.
El resto de la revelación de Dios en la Biblia confirma continuamente este concepto.
Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8.
56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. 57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? 58Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. Juan 8:56–59.
10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, 11que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Apocalipsis 1:10–11.
17Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Apocalipsis 1:17–18.
15El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; Colosenses 1:15–17.
Definitivamente, muy definitivamente, Él es el principio. En aquel momento en que la tierra estaba desordenada y vacía, y el Espíritu se movía sobre la faz de las aguas (Génesis 1:2), Jesús estaba. Y no estaba pasivo, siendo que Él es el agente activo de la creación.
Hoy en día, los discípulos de Jesús seguimos llamándolo, invocándolo, hablando con Él cada día. Él es Aquel a quien la tumba no pudo contener, el que se levantó victorioso para compartir su victoria con los que creen en Él.
Él es el primero.
...el primogénito de entre los muertos...
Esta frase es un canto a la esperanza. Y justamente es eso lo que hace Jesús.
Todos sabemos que la muerte es el indeseable desenlace de la vida de cada ser humano. Todos nacemos, y todos vamos a morir.
¿Quién podría romper con esa secuencia? Sí, Él, y solamente Él.
Ninguna religión, filosofía ni técnica espiritual puede ofrecer y lograr lo que Jesús consigue para aquellos que creen en Él.
Su resurrección es una rotunda realidad irrefutable que establece un impacto de resonancia eterna.
Al señalar la importancia de Jesús, Pablo no pudo dejar de mencionar su resurrección. El propio Pablo lo había visto, había escuchado su voz, lo había experimentado y daba testimonio de Él.
Pero aquí anuncia con toda autoridad algo más que eso: Jesús resucitó, sí, pero no será el único que lo haga. Él es el primogénito de entre los muertos, lo que quiere decir que es el primero entre muchos.
Los que creemos en Jesús vivimos el poderoso resultado de su encarnación, ministerio, muerte y resurrección. Puede ser que tú y yo vayamos a morir en algún momento, si nuestro Señor no cumple antes su promesa de retornar, pero eso no será el fin, dado que hemos creído en Jesús.
Jesús es Dios hecho hombre, quién cargó nuestras culpas al ser crucificado en nuestro lugar y recibir nuestro castigo, y se levantó de entre los muertos, estableciendo un precedente que alcanzará a cada persona que cree en Él y se compromete con Él.
...para que en todo tenga la preeminencia; ...
Él tiene toda la importancia.
Él es quien va delante.
Él es el antecedente de cosas muy poderosas que Dios va a seguir haciendo.
Dios entregó a su Hijo, lo dió, como dice Juan 3:16, para que Él fuera delante de todo aquel que cree en Él.
Jesús no solamente es el centro de la historia. Tiene que ser el centro de tu vida.
Él tiene toda la importancia.
Es más importante que lo que tienes, que tus mejores experiencias, que tu familia y tu salud.
Jesús es.
Colosenses 1:19 RVR60
19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
Colosenses 1:19 NVI
19 Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud
Colosenses 1:19 NTV
19 Pues a Dios, en toda su plenitud, le agradó vivir en Cristo,
Colosenses 1:19 NBLA
19 Porque agradó al Padre que en Él habitara toda la plenitud,
¿Eres el favorito de alguien?
Ser el favorito, el especial, el diferente, es algo muy especial.
¿Quién es tu persona favorita? Con esa persona has establecido un nexo muy especial, diferente al que tienes con todas las demás personas.
Considera esa relación especial que se establece entre padres e hijos. En las ocasiones en las que los padres ven a sus hijos entre una multitud, los distinguen claramente, los persiguen con la mirada, los acompañan, oran por ellos, los aman, aun a la distancia.
Ahora considera lo que pasó cuando Dios envió a su Hijo al mundo. Sí, Dios lo distinguió siempre entre todos los demás.
Un día se escuchó aquella voz:
17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. (Mateo 3:17)
El Padre lo quiso señalar, lo destacó, se reveló a sí mismo en Él. Y hasta el día de hoy quiere que lo sepas.
...agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.
Las cosas que le agradan al Padre se realizan, sin excepciones. De manera que efectivamente, en Jesús habita absolutamente toda la plenitud. Jesús es lo completo, el que todo lo completa.
Podemos vivir vidas incompletas, siempre buscando saciarnos, corriendo de una parte y otra en busca de sentido, o encontrar en Jesús la plenitud, la satisfacción, la verdad.
13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. (Juan 4:13-14)
Colosenses 1:20 RVR60
20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Colosenses 1:20 NVI
20 y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz.
Colosenses 1:20 NTV
20 y por medio de él, Dios reconcilió consigo todas las cosas. Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra, por medio de la sangre de Cristo en la cruz.
Colosenses 1:20 NBLA
20 y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de Su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos.
Las distancias duelen. Las relaciones rotas quebrantan el alma. Cuando dos personas han alcanzado a compartir buenos momentos y luego, por este o aquel motivo, se distancian, se separan, silencian su comunicación, queda un vacío en el corazón.
Eso es lo que hace que una reconciliación sea tan importante. La reconciliación implica reflexionar, perdonarse, dejar atrás lo ocurrido y restaurar. Reconciliar significa devolver al lugar de privilegio a aquel que una vez estuvo allí y luego se había ido. Es un reencuentro. Es sanidad.
Dios quiso que su creación se reconciliara con Él. No quiso estar distanciado, alejado, sin un camino de restauración. Fue por eso que lo envió a Jesús.
¿Cómo hace Dios para que nos podamos reconciliar con Él? Envió a Jesús. Jesús, siendo el especial, el diferente, el Único, vino a esta tierra a entregar su vida para que tú, yo y todos los que creamos en Él nos podamos reconciliar con Dios.
Hacemos la paz con Dios por medio de la sangre que Jesús derramó en la cruz del Calvario.
Estuviste alejado de Dios, y había razones para ello, pero Dios te extendió la mano animándote a volver a Él en la cumbre de la colina del Calvario.
Reconciliación es una palabra y un concepto muy grande, la experiencia sanadora por excelencia. Dios ha querido reconciliar todas las cosas haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
¿Estás en paz con Dios?
¿Te reconciliaste con el Creador, de quién te habías distanciado?
Hay una única medicina para esa enfermedad, la poderosísima sangre de Jesús.
Si te has reconciliado con Dios y vives ahora en paz con Él, asegúrate de vivir cada día para honrarle con tu obediencia y adoración.
Colosenses 1:21–23 RVR60
21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 23 si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.
Colosenses 1:21–23 NVI
21 En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos. 22 Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte, 23 con tal de que se mantengan firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. Éste es el evangelio que ustedes oyeron y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.
Colosenses 1:21–23 NTV
21 Eso los incluye a ustedes, que antes estaban lejos de Dios. Eran sus enemigos, estaban separados de él por sus malos pensamientos y acciones; 22 pero ahora él los reconcilió consigo mediante la muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden presentarse delante de él sin ninguna falta. 23 Pero deben seguir creyendo esa verdad y mantenerse firmes en ella. No se alejen de la seguridad que recibieron cuando oyeron la Buena Noticia. Esa Buena Noticia ha sido predicada por todo el mundo, y yo, Pablo, fui designado servidor de Dios para proclamarla.
Colosenses 1:21–23 NBLA
21 Y aunque ustedes antes estaban alejados y eran de ánimo hostil, ocupados en malas obras, 22 sin embargo, ahora Dios los ha reconciliado en Cristo en Su cuerpo de carne, mediante Su muerte, a fin de presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él. 23 Esto Él hará si en verdad permanecen en la fe bien cimentados y constantes, sin moverse de la esperanza del evangelio que han oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.
¿Qué es lo que Dios está haciendo en tu vida? ¿Qué es lo que ha hecho?
El que se acerca a Dios creyendo en Jesús tiene que saber que se enfrenta a una transformación. No te puedes acercar a Dios sin ser cambiado. Al creer en Jesús nos exponemos al imponente poder de Dios que nos renueva y transforma conforme a los planes que siempre ha tenido para nosotros. Dios nos devuelve al diseño original, para que seamos todo aquello para lo que Él nos creó desde el principio.
Observa como en este pasaje se expresa el proceso y la maravillosa transformación que se produce en la vida del que cree. Lo que Pablo dice de los creyentes en Colosas también se aplica a nuestras vidas.
1. El desolado desierto de donde procedemos.
¿Cómo éramos antes de Jesús?
...erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras...
Sin Jesús éramos extraños y enemigos de Dios. Estábamos separados de Él y alejados de su Palabra, sus promesas, su plan eterno. Y, tenemos que asumirlo, esa enemistad con Dios se ponía de manifiesto por medio de nuestras malas obras.
No podemos caminar con Dios sin reconocer nuestra procedencia, nuestras malas obras, nuestra enemistad con Dios. Es por eso que el arrepentimiento es parte de la vida de los discípulos de Jesús. Hemos hecho, dicho y pensado cosas que están mal. No nos hemos conectado ni reconciliado con Dios por merecerlo, sino por su gracia.
2. La reconciliación por el cuerpo, la sangre y la muerte de Jesús.
¿Qué pasó cuando creímos en Jesús?
...ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte...
¿Cómo te suena la palabra reconciliación? Por medio de nuestra fe en Jesús hemos sido reconciliados con Dios, pero costó un alto precio. El hecho de que para nosotros haya sido por gracia, que no hayamos tenido que pagar por ello, no quiere decir que no haya costado nada. Costó el sacrificio en la cruz de nuestro amado Salvador. La reconciliación costó la muerte de Jesús.
¡Gracias a Dios por pagar ese precio por nosotros! ¿Qué resultados produce?
...para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él.
¿Estoy leyendo bien? ¿Yo? ¿Santo y sin mancha? ¿Irreprensible?
Cada uno de nosotros conoce sus propias manchas, su falta de santidad, las razones por las que somos dignos de reprensión. Cuando Jesús entregó su cuerpo para ser herido, para morir en aquella cruz derramando su sangre, pagó el precio para que nuestras manchas, culpas y condenas nos fueran quitadas.
¿Creíste en Jesús? Vuelve a leer cómo Dios te ve, entonces. Dios te ve limpio, puro, santo, sin nada digno de ser reprendido. ¿Lo sientes? ¿Sientes el alivio que se produce en tu mente, tus emociones y todo tu ser al sentirte finalmente limpio? ¡Levanta la mirada! ¡Dios no te está rechazando ni reprendiendo! ¡Dios te recibe en su propia presencia con los brazos abiertos, con una sonrisa, y te ha estado esperando!
3. La condición: permanece, ¡persevera!
La gracia, el beneplácito y la bendición de Dios son justamente eso: regalos. Pero a los regalos hay que apreciarlos, atesorarlos, valorarlos y cuidarlos. Por eso hay una condición:
...sin en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.
Considera la grandeza del amor de Dios al abrirnos la puerta de su Reino para que podamos encontrarle a la vida el sentido para el que Él nos creó. Es realmente conmovedor, renovador y transformador. Todo lo que vivimos es alcanzado y adquiere otra perspectiva por ese amor.
Pero no puedes tomarlo y dejarlo, aprovecharlo por un tiempo y luego alejarte de él.
Tienes que permanecer.
Si has elegido a Jesús como tu piedra angular, como el punto de apoyo confiable de toda tu vida, toma la firme decisión de permanecer en Él, de quedarte. Esta es una decisión que se toma todos los días.
Dios nos declara limpios de toda mancha, culpa y error al creer en Jesús. En esa posición tenemos que perseverar hasta que nos venga a buscar.
A lo largo de la vida hay ciertas tendencias o costumbres que adquirimos por un tiempo y luego abandonamos para seguir otra moda y otro concepto. Para que seamos presentados santos, sin mancha e irreprensibles delante de Dios tenemos que permanecer firmes (en contra de todas las tendencias que nos querrán empujar y alejar de Dios) en la maravillosa esperanza que nos ha conmovido el corazón.
Decide, por hoy y para siempre - y vuelve a hacerlo mañana y cada día hasta que veas a Jesús cara a cara - renovar cada día tu compromiso con la esperanza de la salvación que Jesús pagó por nosotros.
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