La herencia de Dios

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La responsabilidad de un padre hacia los hijos va más allá de las reglas humanas. La Biblia nos enseña la manera correcta de criar a nuestros hijos.

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La herencia de Dios

Salmo 127:1,3–5
1 Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia.
3 He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
4 Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud.
5 Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.

Introducción

La familia es la base de la sociedad donde se inculcan los valores y principios importantes para la buena convivencia en sociedad.
Nuestros hijos son la herencia de Dios, no son cosas sino personas, no son riquezas materiales sino nuestros hijos, los cuales debemos cuidar, amar, respetar pero también corregir para que crezcan en el temor de Dios.
Así también la Biblia enseña la importancia de que los padres instruyan a sus hijos en el conocimiento y temor de Dios. Proverbios 22.6Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
Si bien es cierto que la educación secular es importante, como los buenos modales, el respeto, la responsabilidad, etc. Es aun más importante instruir a nuestros hijos en el temor de Dios, y que Cristo sea el centro de nuestra familia.

Edifica tu casa en el Señor

Es Dios quien debe edificar nuestro hogar.
Salmo 127:1Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia.
La unión de una familia y una casa forman el hogar. Es ahí donde la familia convive y es propicia para la educación principal.
Aquí se nos exhorta a permitirle a Dios quien sea quien edifique nuestro hogar, para que nuestros hijos crezcan en el temor de Dios.
Mateo 7:24–25 24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Si Cristo es el centro de nuestro hogar, ningún demonio podrá apartar a nuestros hijos del temor de Dios.
Pero para ello, nosotros como padres debemos inculcar a nuestros hijos en la oración y lectura de la Palabra de Dios. Es necesario hacer nuestros altar familiar.
Si no fundamentamos nuestra hogar en Dios, estaremos atacando síntomas y no el problema.

Saetas en manos de valiente

Salmo 127.4Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud.
Aquella persona que tiene hijos en la edad adecuada, gozará en su vejez de apoyo y cuidados, más aun si crió a sus hijos en el temor de Dios.
Cuando las fuerzas nos abandonen y suframos de quebrantos de salud, ahí estarán nuestros hijos para cuidarnos, protegernos y ayudarnos.
Muchos padres no disfrutan de este beneficio de sus hijos porque no supieron educarlos en los principios de Dios sino del mundo.
por un lado siendo demasiado intensos:
Efesios 6:4Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
Colosenses 3:21Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.” (Irritar, enojar, frustrar, desesperar)
Por otro lado siendo indiferentes
Proverbios 13:24El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
Quien no instruye a su hijo lo lamentará más adelante, los niños no tienen aun el criterio claro para escoger lo bueno, y son fácilmente influenciados por sus amigos, la televisión, el internet, etc.
Por eso debemos corregirlos con amor.

Los hijos son flechas

Salmos 127.5Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta.
Los hijos son comparados con flechas. El valiente las lleva en su aljaba, pero los padres llevan a sus hijos en el corazón.
Las flechas hay que procurar hacerlas rectas para que fallen al blanco.
Llega el día en que debemos lanzar a los hijos a la vida como flechas, ya no estarán con nosotros, y por eso es muy importante que desde su niñez procuremos instruirlos para que sean rectos.
Los valientes nunca lanzarán una flecha para desperdiciarla, siempre buscarán dar en el blanco. Así los padres con sus hijos.
Una vez que la flecha es lanzada por el valiente, ya no puede corregir su curso, así también, una vez nuestros hijos salgan de nuestras manos, ya no podemos intervenir en sus decisiones.
Aquel padre que aun se quiere meter en la vida de sus hijos adultos, no los corrigió bien de niños.

Conclusión

La palabra pecado se traduce del griego como “amartia” y esto significa errar al blanco.
Los hijos son como flechas porque deben acertar al blanco, no deben pecar.
Por sobre la educación escolar, universitaria y social, procuremos educar a nuestros hijos en el temor de Dios.
Nuestros hijos le pertenecen a Dios y por ellos daremos cuentas, por lo tanto, procuremos instruirlos antes que sea demasiado tarde.
Proverbios 29:15,17La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre... Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma.
Malaquías 2:15 “¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud.
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