Oración (Petición)

Si sembramos una planta o un arbusto y lo regamos todos los días, crecerá con tanta fuerza, que para arrancarlo, necesitaremos una pala y una horquilla. Esto mismo ocurre con cualquier falta que cometemos diariamente, por pequeña que sea, a no ser que la enmendemos, aunque es fácil de desarraigar cuando sólo ha durado un día o incluso hasta diez días. Tenemos que pedirle a nuestro Señor que nos conceda esta enmienda, porque por nosotros mismos, es poco lo que podemos hacer, como no sea añadir a nuestros pecados en lugar de renunciar a ellos.

Con respecto a las bendiciones de Dios, sea que pertenezcan a esta vida o a la venidera, hay grandes razones por las cuales deleitarnos más en dar gracias que en hacer peticiones por ellas, ya que las súplicas tienen reflexión y temor, la acción de gracias están acompañadas de gozo; una cosa pertenece a aquellos que buscan, la otra a aquellos que han hallado la felicidad; los que oran, todavía están sembrando, mientras que los que dan gracias, declaran que han cosechado.

No hay mejor forma de obtener los deseos de nuestro corazón que orando con todo nuestro ser por aquello que más agrada a Dios, porque no sólo nos concederá nuestra salvación, sino que también nos dará aquello que más nos conviene, aunque no lo hayamos pedido y aunque hacerlo nunca haya estado en nuestros corazones.