Bautismo

En cuanto al bautismo, éste es el modo de bautizar: habiendo revisado todas estas cosas, bautiza en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en agua corriente. Si no tienes agua corriente, bautiza en otra agua. Si no puedes en agua fría, bautiza en caliente. Si, empero, no tienes ni la una ni la otra, derrama agua sobre la cabeza tres veces en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Antes del bautismo, el que bautiza y el que ha de ser bautizado, ayunen, y asimismo otros que puedan hacerlo. Manda ayunar al que se bautiza uno o dos días antes.

La causa más cierta y apropiada de por qué los sacramentos fueron instituidos bajo señales visibles se debe, en parte, a la bondad de Dios y, en parte, a la debilidad del hombre. Porque difícilmente alcanzamos el conocimiento de las cosas celestiales si son presentadas sin una forma visible (puras y excelentes en su naturaleza misma) frente a nuestros ojos. Sino que son mejor y más fácilmente entendidas si son representadas bajo la figura de cosas terrenales, o sea, con símbolos que nos sean familiarmente conocidos.

En el bautismo, tanto los que vienen fingidamente como los que vienen sinceramente son lavados con el agua sacramental, pero ambos no son lavados con el Espíritu Santo ni vestidos de Cristo. Del mismo modo, en la Cena del Señor, ambos comen y beben el pan y el vino sacramentales, pero ambos no comen a Cristo mismo, ni son alimentados con su carne y sangre, sino sólo aquellos que reciben dignamente el sacramento.